Lecciones para la vida desde un terreno de juego. Cuando el fútbol trae la esperanza
LaLiga desarrolla en Tetuán (Marruecos) junto a asociaciones locales un programa con 300 jóvenes para inculcar valores con el fútbol e impulsar su formación
La fuerza de un balón de fútbol trasciende los estadios espectaculares que salen en la televisión. El impacto de sus valores está en cualquier parte donde se pueda patearlo y entra en las casas, escuelas y familias. LaLiga lo ha comprobado en Tetuán, una ciudad de 380.000 habitantes del norte de Marruecos, país en el que más de 300.000 jóvenes abandonan cada año la educación obligatoria. Para combatir esa exclusión la FUNDACIÓN LaLiga, en colaboración con hasta 15 asociaciones locales de Tetuán, el Instituto Cervantes, la Comuna, ATIL, Fundación CODESPA y la ONG Savedreams, puso en marcha un programa llamado LaLiga Educa que, tras todo un curso aplicando su estudiada y premiada metodología en unos 300 niños y niñas de barrios desfavorecidos, concluyó la semana pasada con la celebración de un torneo de fútbol muy especial.
En el deporte está la clave de la iniciativa, pues en un país donde se juega al fútbol en cada callejuela y se ve en todas las cafeterías, marca el camino ideal para llegar hasta los jóvenes. Es un medio de trasladarles unos valores y dotarlos de herramientas para pelear por un futuro mejor. Un porvenir que ahora, tras la experiencia, muchos de ellos se atreven a imaginar. Olga de la Fuente, directora de la FUNDACIÓN LaLiga, explica: “Para nosotros ha sido un reto muy importante poner en marcha esta iniciativa y una oportunidad para estrechar lazos con la comunidad de Tetuán. A través del fútbol, fomentamos la formación en valores, integrando en este programa la enseñanza del español como valor diferenciador, lo que les proporciona herramientas para su desarrollo educativo y social”
Los participantes, provenientes de seis barrios periurbanos de Tetuán que sufren paro estructural y las tasas más altas de abandono escolar de la zona, formaron equipos de fútbol con los que entrenaron semanalmente en instalaciones municipales, recibieron clases de español y participaron, durante la última semana como conclusión, en talleres de diversa temática (realizaron, por ejemplo, el reto viral de Internet Trashtag Challenge, consistente en limpiar de basura entornos naturales). Todo porque, para asegurarse de que nada de lo aprendido caía en saco roto y se interiorizaba, en los partidos de fútbol que jugaban no puntuaban solo los goles, también estas otras acciones.
Aunque algunos, cuentan los docentes, debieron perderse lecciones para ayudar a los padres a vender en el mercado o tuvieron que convencer a sus progenitores de que no andaban perdiendo el tiempo, lo cierto es que unos fueron tirando de los otros y al final la implicación fue enorme. María Dolores López Enamorado, directora del Instituto Cervantes de Tetuán, apunta: “Aquí somos exigentes y sin embargo la mayor parte de los 300 chicos y chicas terminaron con su diploma de español, que certifica que han alcanzado el umbral para comenzar a comunicarse. Los veíamos en los partidos dándose instrucciones unos a otros en español, animándose”. Pero ese diploma es tan solo un registro informativo de lo que en realidad logran con esta experiencia. “Se han sentido bien en una clase, han jugado en el campo del Mogreb Atlético de Tetuán, les hemos dado herramientas a las que aferrarse para que sean conscientes de cómo con esfuerzo pueden hacer realidad sus sueños”, remata López Enamorado.
Nizar El Imrani es uno de los ocho profesores de español del programa. “Esto ha servido para evitar tragedias”, dice, y asegura no estar exagerando. Durante dos semanas un alumno suyo faltó a las clases y la ausencia llamó su atención. Supo, cuando volvió, que había intentado cruzar ilegalmente a España en los bajos de un camión. Lo descubrieron y llevaron de vuelta a Tetuán. Con él, como con los demás, se sirvió de las charlas de fútbol para acabar llegando a cuestiones más profundas. ¿Cuál es tu equipo favorito? ¿Tu jugador marroquí preferido de LaLiga? Veían juntos capítulos de Benji y Oliver en español durante los que los niños prorrumpían: “¡Ha dicho balón, ha dicho balón!”. Para luego poder preguntarles: ¿qué esperáis hacer cuando seáis mayores? “La mayoría hablaba de comprar una balsa hinchable y emigrar, al principio. Pero cuando acabamos el curso fantaseaban con cosas como formar una familia, tener un trabajo, aspiraciones que nos parecen modestas pero ellos veían hasta entonces irrealizables”, asevera Nizar. Los alumnos se despidieron de él en español y con mucha lástima, afectados, y aquel que trató de saltar el Estrecho prometió que jamás volvería a intentarlo.
“Una de las razones de que tantas intervenciones de la cooperación fracasen es porque llegan tarde. Capacitan a jóvenes o adultos para que puedan desempeñar un oficio pero, con mucha frecuencia, ya entonces su contexto les ha inducido a pensar que no hay esperanza y es difícil revertir la exclusión social y sus consecuencias”. El que habla es Mohamed Fuad Amrani, director general de la ONG Asociación Tetuaní de Iniciativas Socio-Laborales (ATIL).
“Cuando tiene remedio es cuando todavía están en la escuela, solo la educación salva. No podemos solucionar todos los problemas sociales que causan su situación familiar ni ser nosotros los garantes de que se cumplan sus derechos fundamentales, pero sí darles autoestima y capacidad de resiliencia y las armas para que sean ellos quienes propicien el cambio a medio plazo”. Justo eso es, según Amrani, lo que hace el proyecto de LaLiga Educa.
Marta Borrat es psicóloga, lleva desde 2007 afincada en Marruecos y es desde 2011 responsable de programas de la Fundación Codespa, como ATIL, socia de viaje de LaLiga en esta experiencia. Respalda las palabras de Fuad sobre la importancia del cuidado del ocio y el deporte en niños para un buen cumplimiento escolar, porque “nada erosiona más que el no tener nada que hacer”. A pesar de que entrenaron y jugaron al fútbol algunas niñas en equipos mixtos en perfecta sintonía en un país donde la igualdad no es la norma, Borrat estima que si el proyecto de LaLiga Educa se repite, el objetivo tendría que ser lograr un 50% de chicas.
Ella considera la vivencia un éxito, y lo hace ver con un ejemplo. Uno de los encuentros de semifinales del torneo con que se clausuró LaLiga Educa el pasado fin de semana terminó con empate a cero entre los dos equipos. En tal caso, no se jugaba prórroga ni penaltis: se clasificaba el conjunto que mejor puntuación llevara en valores. “Ninguno de los dos sabía su bagaje hasta entonces, no sabían quién había ganado y, sin embargo, no demostraron inquietud, molestia, decepción. Ya me había sorprendido que durante toda la competición solo se sacaran un par de tarjetas amarillas, que cuando los partidos acabaran los contrincantes se fueran a la grada a animar a los siguientes, pero ¿eso? Obviamente les hacía ilusión ganar, pero ahí está la prueba de que habían aprendido algo inolvidable”.
“Durante el torneo he podido percibir la ilusión y entrega de estos chicos y chicas, sus ganas de aprender e interiorizar los valores transmitidos, lo que nos anima a continuar con el proyecto”, dice De la Fuente, quien añade que “ahora que ha finalizado, realizaremos una evaluación rigurosa de los diferentes aspectos de cara a explorar sus posibilidades futuras”.