La última dentellada de Carli Lloyd
La atacante americana, Balón de Oro del pasado Mundial, es la cuarta mejor goleadora del torneo pese a perder la titularidad
Hace cuatro años, antes de viajar al Mundial de Canadá, Carli Lloyd (Nueva Jersey, 1982) tomó una decisión sorprendente dentro de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos. Le pidió a su marido y a su familia que no la acompañasen. No quería distracciones de ningún tipo. “Al igual que todos ustedes, que van a trabajar y no se llevan a familia”, justificó entonces ante los periodistas. Un mes después, volvió a su casa como campeona del mundo, mejor jugadora del torneo, máxima goleadora con seis tantos y autora de un triplete en los primeros 16 minutos de la final contra Japón (5-2), el último desde el centro del campo. El caso explica bien el carácter, el sacrificio y el sentido del compromiso de esta futbolista, rival de España en los octavos de final (lunes, 18.00) y referencia absoluta del soccer en la última década.
La cita de Francia coloca ahora a Lloyd ante un nuevo reto: volver a ganarse en la frontera de los 37 años la titularidad, condición que perdió hace unos meses. En los tres partidos de la primera fase empezó desde el banquillo en dos de ellos, y en los diez encuentros previos al Mundial solo en uno arrancó en el once. Sin embargo, su producción no afloja y sigue a la altura de su fértil trayectoria: cerró la ronda de grupos como la cuarta mejor anotadora, con tres dianas en 168 minutos. Le metió dos a Chile (falló un penalti) y la última de la histórica goleada (13-0) a Tailandia. En términos absolutos, en su equipo solo la supera Alex Morgan, que le endosó cinco al equipo asiático. Y antes de coger el avión hacia Europa, sumó cinco tantos en cuatro amistosos.
“La ambición es lo que más la caracteriza y por lo que está en la selección. Quiere ser siempre la mejor y eso, a veces, hace que parezca individualista”, explica la española Vero Boquete, rival suya en la Liga estadounidense. Lloyd no destaca por su técnica ni disfruta de un talento innato. Cada acción de la número 10 de las barras y estrellas se convierte en una dentellada, como un cocodrilo comiéndole los pies a un grupo de ñus a la orilla de un río. “Es muy agresiva, sobre todo ahora que juega en la punta o en la mediapunta. Se deja la vida en cada balón y tiene gol. Sabe que va a marcar, dispute cinco o 90 minutos. Ya no es titular habitual, es consciente de que se encuentra en el final de su carrera y creo que ha aceptado el nuevo rol, pero al mismo tiempo no se conforma. Sigue marcando diferencias cuando entra”, añade Boquete. La propia protagonista lo explica de una forma sencilla: “Tengo una mente de 36 años en un cuerpo de 26”.
Casi toda su andadura la ha realizado en Estados Unidos, salvo unos meses de 2017 en el Manchester City, condicionada por el hecho de que, durante años, para ir a la selección había que jugar en el país. En 2018 fichó por el Sky Blue, uno de los conjuntos más flojos de la liga. “Ella es de allí, de Nueva Jersey. Tiene la residencia con su marido [el golfista Brian Hollins] y lo hizo para compaginar su vida personal con la profesional porque, hasta entonces, había sacrificado todo por el fútbol”, apunta Boquete. No ha sido una temporada muy productiva, solo cuatro goles en 18 partidos, pero Francia es otro cantar, como bien ha demostrado hasta ahora. El hambre infinita de Carli Anne Lloyd amenaza a España en la cita histórica de este lunes.
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