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FINAL LIGA EUROPA | CHELSEA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El récord del jornalero Pedro

El jugador del Chelsea, ya campeón del mundo, se convierte en el único goleador de las distintas finales de Europa

Ramon Besa
Pedro, con la copa de la Europa League.
Pedro, con la copa de la Europa League. YURI KOCHETKOV (EFE)

“A Pedrito ni me lo toques”, respondió Pep Guardiola el 2 de septiembre de 2007 cuando los periodistas que presenciaron el debut del técnico como entrenador del Barça B le preguntaron quién era el 7 de su equipo que acababa de empatar a cero en Premià. Pedro Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 1987) no parecía entonces un jugador válido ni siquiera para Tercera División. No tenía padrinos ni aduladores, sino que era un anónimo en la afamada Masia. Aquel chico de Abades, cuyo padre trabajaba en una gasolinera y su madre ejercía de ama de casa, preparaba ya la maleta para seguir su vida futbolística en el Portuense cuando apareció Guardiola y le convirtió en el santo y seña del equipo del Miniestadi y después del Camp Nou.

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Al hoy entrenador del City siempre se le escuchaba la misma respuesta cuando le requerían por el 7: “Todos somos Pedro”. Aunque el Barça se explica a partir de futbolistas irrepetibles que marcaron estilo como Xavi e Iniesta, y a veces de Puyol, sobre todo cuando se pierden partidos por falta de carácter como en Anfield, hay jugadores que han sido decisivos en la construcción del relato victorioso del equipo. Pocos como Busquets y, sobre todo, Pedro, chicos de barrio, formados en la calle y los campos de tierra, empapados de sudor, lejos de cualquier escaparate, los dos señalados por Guardiola como símbolos del esfuerzo y del hambre, de la necesidad de ganar, imprescindibles en las plantillas lujosas como la del Barça.

Pedro corría y mordía tanto que su voracidad era contagiosa en un equipo repleto de estrellas al servicio de una causa común y liderado por Messi, hasta que llegó el tridente y pareció un delantero menor para estar en la mesa de Neymar, Messi y Luis Suárez. Nunca hubo sitio para un cuarto delantero desde que en el verano de 2014 se formó la santísima trinidad del Barcelona. El trío se deshizo cuando se fugó Neymar a París y, sin embargo, todavía hoy se le da vueltas para su recomposición después de que no haya cuajado la solución Coutinho y se tengan dudas sobre Dembélé. Pedro necesita jugar, precisa presionar, no puede vivir sin apretar, como si huyera del sol abrasador de Tenerife y de il dolce far niente del Camp Nou. Así que se marchó al Chelsea en 2015.

El Barça ingresó 30 millones por un futbolista fichado por 30.000 euros del San Isidro en 2004. Pedro dejó un último regalo al barcelonismo en un partido para el recuerdo: Barça, 5; Sevilla 4. El canario metió el tanto definitivo en la prórroga de la Supercopa de Europa disputada en Tiflis y certificó su condición de goleador en las finales, una condición de hombre récord que ha coronado en la final de la Liga Europa con el tanto que le endosó al Arsenal: 4-1. Pedro ha marcado en todas las finales de las distintas competiciones de clubes: Liga Europa, Champions, Supercopa y Mundial. Y también es único en anotar en los seis torneos oficiales de un equipo en una temporada, la de 2019: Liga, Copa, Supercopa de España y de Europa, Champions y Mundialito.

Ya cuenta ocho goles en 24 finales y, además, también ha ganado la Eurocopa y el Mundial con España en tanto que jugador muy apreciado por Vicente del Bosque. Al barcelonismo le resulta imposible olvidar sus dianas contra el Estudiantes en el Mundial de Clubes y al Shakthar en Supercopa de Europa en 2009 antes de la que cerró su carrera en el Camp Nou contra el Sevilla en 2015. Nadie tiene el palmarés de PR7, como se le conocía entre un grupo de periodistas para contraponerlo a CR7, ni más ni menos que Cristiano Ronaldo. Nunca fue vanidoso, sino que hoy, campeón por vez primera de la Liga Europa, sigue siendo Pedrito, el joven servicial que fomenta el espíritu de equipo y la competitividad tanto en Bakú como en Premià.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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