El Valladolid se queda en Primera con un ejercicio de supervivencia
El equipo pucelano resiste la ofensiva del Rayo y aprovecha los resultados de la jornada para sellar la permanencia
El Valladolid es de Primera. Los resultados que necesitaba el equipo pucelano se dieron y el curso que viene seguirá en la élite, un objetivo que estaba especialmente complicado hace unas semanas, pero que el cuadro de Sergio González alcanzó ganando los partidos que tenía que ganar, incluido el de este domingo ante el Rayo en Vallecas. No hay premio sin sufrimiento para un equipo acostumbrado a arañar puntos muy sudados. Dos grandes acciones de Sergi Guardiola, un penalti provocado y el golazo salvador, valieron una vida para un conjunto, que resisitió y sobrevivió a un Rayo que le generó una decena de ocasiones, pero que siempre se agarró al partido igual que a la categoría.
El Valladolid salió a morder desde el principio, con una especie de valentía ansiosa que le hacía buscar rápidamente la portería contraria. El penalti de Ba a los tres minutos sirvió de ansiolítico para los de Sergio.Un balón en largo a la carrera de Sergi Guardiola bastó para desmontar la defensa de los de Paco Jémez y para que Ba derribase de forma alevosa al delantero pucelano. Ünal transformó inapelablemente y todo pintaba de color de rosa en la veraniega tarde vallecana.
El dominio morado era total ante un Rayo que tardó mucho en comparecer, como si estuviese aún guardando duelo por el descenso consumado la pasada semana. Sergio no paraba de gesticular en la banda pidiendo a los suyos que no parasen de achuchar. Intuía el técnico del Pucela que el contrario acabaría despertando, por lo menos para despedir la temporada con dignidad, y aprovechar la torrija rayista era vital.
Que el Rayo se iba a hacer con el balón es algo que todo el mundo sabía en Vallecas, básicamente porque el Valladolid no lo quería y la filosofía de Paco Jémez exige quererlo. Lo que no esperaba el cuadro pucelano es que se generase tanto peligro en su portería. Un centro-chut de Álvaro fue el primer aviso. Luego un trallazo de Raúl de Tomás que se fue también por poco. El equipo franjirrojo llegaba con mucha facilidad y su juego fluía.
Los sustos seguían agolpándose para Masip, que intervino con acierto en todas las acciones rayistas antes y después del descanso. El miedo atenazaba a un Valladolid que ni atacaba ni defendía, solo esperaba que llegase cuanto antes el pitido final. Los sudores fríos se multiplicaban porque el Rayo se plantaba en el área con extrema facilidad. Masip tuvo que intervenir en un disparo a bocajarro de Pozo después de que Moyano se enredase incomprensiblemente con el balón en zona comprometida.
Andaba tan atenazado el Valladolid que no sabía si presionar arriba o replegarse, y ante la duda no hacía ni una cosa ni otra. Al Rayo le bastaban dos o tres pases para generar peligro y el gol parecía cuestión de tiempo. Una internada por la banda izquierda de Álvaro acabó en un preciso centro de Álex Moreno a la cabeza de Medrán, que remató a placer ante las dudas de Masip.
La desgracia pucelana se amplificó durante un minuto cuando llegaron noticias de un penalti a favor del Girona, pero el VAR corrigió al árbitro y el suspiro se escuchó en toda la parte violeta de Vallecas. Con el alivio en el cuerpo, Guardiola peleó y se llevó un balón que puso en la red con un gran zurdazo a diez minutos del final. El tanto pareció revitalizar al Valladolid, que jugó con decisión el último tramo, incluso pudo sentenciar con un disparo franco de Óscar Plano que detuvo Dimitrovic. Con el final llegó la fiesta del club con menos presupuesto de Primera, que podrá tomarse la última jornada de celebración.
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