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La Final Four se aleja de Vitoria

El CSKA aprovecha el frío inicio del Baskonia para imponerse en el tercer partido de la eliminatoria y recuperar el factor cancha

Jon Rivas
Hunter y Shengelia busca el rebote
Hunter y Shengelia busca el reboteL. RICO

<CS8.6>El Baskonia todavía puede, pero lo tiene complicado después de caer en su cancha ante el CSKA. La Final Four de Vitoria se aleja, paradójicamente, de Vitoria. Una hora antes de comenzar el partido del Buesa, la tormenta azotaba en la ciudad. La silueta del pabellón, que se observa desde la carretera de Estella, se ocultaba entre la cortina de agua. La lluvia trajo consecuencias. Los árbitros, más puntillosos con la infraestructura que con las faltas, encontraron goteras. Se retiraban ya en el descanso cuando vieron un charquito en el parqué y miraron al cielo. Caía agua, poquita. La mandaron secar, tal vez porque podía peligrar la integridad de los jugadores, tal vez porque la humedad estropea la madera.

Sea por lo que fuera, el Baskonia también tuvo goteras en el inicio del partido frente al CSKA. Pese al ambiente caldeado del pabellón, el equipo de Perasovic salió frío a la cancha, y lo pagó durante el resto del partido. Siempre a remolque hasta el comienzo del último cuarto, cuando consiguió ponerse por delante después de dos triples consecutivos de Janning.

Salvo por esas goteras del comienzo, que aprovechó bien el ataque del CSKA para anotar 28 puntos en el primer cuarto, no había mucho que reprochar al Baskonia, sólido y solidario frente a un equipo superlativo, favorito a priori en la eliminatoria, pero que no lo vio fácil pese a la ventaja de inicio.

El Baskonia trabajó hasta la extenuación, fue recogiendo frutos como una hormiguita, recortando punto a punto, con su juego de trincheras, pese a que Shengelia no estuvo demasiado entonado. Se fue al descanso perdiendo por siete puntos y acabó el tercer cuarto a sólo tres de distancia. En el CSKA funcionaba De Colo, que fue quien marcó la diferencia, y al que acompañaba Hacket, y con eso mantenían su renta, porque Sergio Rodríguez, que despertaba un suspiro de temor cada vez que saltaba a la cancha, no tuvo una noche demasiado inspirada.

Se lo jugaron a todo o nada los dos equipos en los 10 minutos finales, en los que las alternativas fueron constantes, pero apareció otra vez la figura del francés De Colo, casi infalible, con 14 puntos en el último cuarto, cuatro de seis triples y también casi infalible en el tiro de dos, para inclinar la balanza hacia el lado moscovita. El esfuerzo final del Baskonia, con un triple de Garino que acercó el marcador a cinco puntos, fue insuficiente. Las goteras del principio le condenaron.

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