Messi, un ángel entre diablos
El delantero argentino marca las diferencias con dos goles cuando el partido se había roto a favor del Manchester United y clasifica al Barcelona para las semifinales de la Champions
Leo Messi no es Diego Maradona, puede que incluso no gane un Mundial y difícilmente le amargará la vida a Inglaterra. Ningún hincha del United olvidará sin embargo al 10 del Barça. El rosarino solucionó en cuatro minutos un partido que durante un cuarto de hora pintaba muy mal para el Barcelona. No hubo contienda en el Camp Nou sino que la hinchada se dedicó a contemplar las jugadas de Messi. Ya son 22 los goles que les ha metido a los equipos de la Premier. El Messi del Barça se parece al Maradona de Argentina para el país del Brexit. A efectos azulgrana, es el jugador que ha perfeccionado el fútbol después de admirar a Samitier, a Kubala y a Cruyff. También guarda parecido con Di Stéfano y Pelé. Y, si se quiere, hasta se podría decir a nivel deportivo que sigue la senda de Muhammad Ali.
Ha pasado a ser un futbolista selectivo sin dejar de ser virtuoso porque huele la debilidad del contrario, sabe cuándo tiene que sacar los puños para marcar las diferencias y después dejar pasar el tiempo, momento para que se divierta el Camp Nou. Messi marca la cadencia de la Champions para el Barça desde la presentación de curso en el Camp Nou. Nunca falló cuando el equipo le ha necesitado, y menos anoche, cuando llevaba seis años sin marcar en una ronda de cuartos, desde el empate a dos en París. Jornada a jornada, gol a gol, el 10 va ahora al encuentro del Liverpool o el Oporto en semifinales después de salvar el maldito muro contra el que los azulgrana se habían estampado las tres últimas temporadas ante el Atlético, la Juve y la Roma.
No fue rival el United. La historia del actual equipo solo había tenido sentido por sus épicas victorias en campos pomposos como el del PSG o de la Juve, no por sus tristes partidos en Old Trafford, un estadio tan legendario como caduco, vencido también por el Barça. A los red devils les había alcanzado con una última jugada, no necesitaron más que un córner o un centro para certificar sus gestas en Europa. Había quien dudaba incluso de si sabían jugar a fútbol cuando comparecieron desinhibidos en el Camp Nou. Y la zamarra del Manchester todavía da miedo cuando se la ponen velocistas como Martial, Rahsford o Lingard.
Atrevido United
El atrevimiento del United contrastó con la cautela del Barça. Valverde mantuvo el plan de la ida con un cambio: Sergi Roberto ocupaba el puesto de Semedo. Los azulgrana ganaban juego y perdían físico, una apuesta propia de un equipo local y discutible si se atendía a la ofensiva de Solskjaer. No había pasado ni un minuto y Rashfrod ya había rematado al larguero y McTominay no acertó en un control sencillo ante Ter Stegen. Las pérdidas se sucedían en el Barça, extraviado en su cancha, asustado y desconcertado por el alegre rombo del United. Las espaldas de los volantes sangraban, achicaban los zagueros y no había más medio que Pogba. A campo abierto, el United había tomado el Camp Nou. Hasta que compareció Messi.
No hay mejor futbolista para detectar al peor defensa, para atacar la pelota, para visualizar el gol que Messi. A partir de la presión de Rakitic, el 10 advirtió como temblaban las piernas de Young, le embistió hasta que le quitó el cuero, tiró perpendicular a la línea del área grande, sorteó con un caño a Fred y coló la bola con un tiro de zurda raso y colocado junto al poste derecho de De Gea.
El gol no solo acabó con el monólogo del United sino que dejó en Babia al portero, sorprendido después por un disparo con la derecha también de Messi. A De Gea se le escurrió el balón que quería embolsar y concedió un 2-0 que sentenció al Manchester. Al Barça le había alcanzado con dos disparos para cerrar el partido y pasar a celebrar las filigranas y chilenas de Messi. El 10 encontró el punto al partido, favorecido por la debilidad defensiva del United, y posibilitó una hora de diversión, rematada con un tanto de Coutinho, habilitado naturalmente por Messi. Nadie reparó en que el brasileño mando a tomar por el saco a todo el mundo, al tiempo que le acurrucaba Messi. Ante cualquier duda individual o colectiva, responde Messi, más líder que nunca de un Barça que festejó como nadie la victoria del Ajax ante la Juve. No habrá duelo con Cristiano. Messi se queda como el solista de Europa después de ser un ángel para los diablos del United. La messidependencia se impone sin que se sepa qué piensa Maradona.
VÍDEO | El Barcelona elimina al Manchester United y se mete en semifinales de la Champions. Repasa las claves, estadísticas y declaraciones del partido https://t.co/YnRYteVDv5 pic.twitter.com/Foyo0ym9zd
— EL PAÍS Deportes (@elpais_deportes) April 16, 2019
Fin a la mala racha azulgrana en los cuartos
El Barcelona liquidó su mala racha en los cuartos de final de la Champions, una ronda en la que fue eliminado en cuatro de los cinco últimos años. En 2014 su verdugo fue el Atlético. En 2015 superó el escollo ante el PSG y se proclamó campeón ante la Juve. Y los tres últimos años cayó en cuartos ante el Atlético, la Juve y la Roma. En la Champions, el Barcelona suma 31 partidos invicto en el Camp Nou. Su racha (28 victorias y tres empates) comenzó tras ser goleado (0-3) por el Bayern en septiembre de 2013. El triunfo ante el Lyon (5-1) el 13 de marzo, eclipsó el récord anterior (29) establecido por el Bayern entre marzo de 1998 y abril de 2002.
La UEFA anunciará mañana las fechas de las semifinales. El Barça jugará la ida el 30 de abril o el 1 de mayo en el Camp Nou contra el vencedor de la eliminatoria entre el Liverpool y el Porto.
VÍDEO | Un partido, en un minuto. Otra forma de ver el pase a semifinales del Barcelona. https://t.co/2SZ9GNq3vB pic.twitter.com/XHDloTZgvv
— EL PAÍS Deportes (@elpais_deportes) April 17, 2019
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.