Pablo Laso: “La meta no tiene que ser sólo ganar”
El técnico vitoriano alcanza los 600 partidos en el banquillo del Madrid, una frontera que solo rebasó en el club blanco Lolo Sainz (734 encuentros con 595 victorias). Laso ha ganado 461 de sus 599 duelos
Los veteranos del Real Madrid de baloncesto explican siempre que Pablo Laso (Vitoria, 51 años) llegó al banquillo en 2011 con una maleta que pesaba poco en cuanto a la experiencia como técnico, pero valía mucho por su conocimiento del club. Dentro guardaba la fórmula con la que ha reescrito la historia de la sección, con 16 títulos y 23 finales disputadas sobre 31 posibles en ocho cursos. Esta tarde, en el clásico ante el Barça, alcanza el hito de los 600 partidos dirigidos. Su mayor orgullo en este recorrido: “el estilo, la identidad y la constancia competitiva” de su equipo.
Pregunta. Ocho temporadas y 600 partidos parecen mucho en los tiempos que corren, ¿cómo lo valora?
Respuesta. Si el día que fiché por el Madrid me llegan a decir que dirigiría 600 partidos me hubiera reído, o sonreído al menos. Pero la mayor ambición de un entrenador tiene que ser esa: crear un proyecto, crecer con él, desarrollar su idea y estar el mayor tiempo posible.
P. ¿El tiempo en el banquillo del Madrid pasa rápido o lento?
R. Para mí, rápido. En el Madrid, el día a día se vive intensamente de forma inevitable. Estamos en el foco todos los días, cada minuto es importante. Aburrirme no me aburro. Todo pasa rápido, en las victorias y en las derrotas. Se me han hecho muy cortos estos ocho años.
P. Salvo Moncho Fernández, que lleva nueve años en el Obradoiro y acaba de renovar hasta 2021, pocos siguen ese ritmo. En Europa, sólo Obradovic (estuvo 13 años en el Panathinikos y ahora lleva seis en el Fenerbahçe).
R. La estabilidad siempre habla muy bien de un club. Parece establecido que si cambias de entrenador va a ir todo mejor, pero la continuidad da resultado. Es la mejor manera de superar los momentos malos y hacer camino. Nuestro éxito es ser un equipo reconocible y reconocido. Hay casos en que se valora al entrenador no sólo por lo que te va a hacer ganar sino por lo que va a hacer crecer al equipo.
P. Se hizo entrenador a los pocos meses de dejar de jugar ¿fue por vocación o por mitigar el vértigo de la retirada?
R. En mis últimos años como jugador pensaba demasiado. El baloncesto es mi vida y quería seguir ligado a él para devolverle lo que me había dado. Muchos de mis entrenadores me decían ‘tú serás entrenador’. Yo no lo tenía tan claro, pero me dediqué a formarme. Me retiré en mayo de 2003 y en septiembre cogí un avión y me fui a Estados Unidos a ver trabajar a los San Antonio Spurs. Tenía esa inquietud y decidí tomar ese camino. A los seis meses de dejar de jugar ya estaba entrenando al Castellón en LEB2. Estoy muy feliz de aquella decisión. La mejor etapa es la de jugador, pero a mí entrenar me llena la vida.
P. ¿Tenía plan B?
R. No. Tenía mis negocios y tuve ofertas para hacer otras cosas, pero es muy difícil desligarte de algo que te ha dado tanto. Un amigo me dijo que cuando colgara las botas no volvería a hacer nada relacionado con el baloncesto y ahora es presidente.
P. ¿Cómo se reinventa para prolongar la efectividad de su mensaje?
P. Interiorizando la vida. Intento no vivir en una burbuja. El deporte está ligado a situaciones de la vida. En estos años en el Madrid he tenido jugadores que han sido padres, otros a los que les han fallecido familiares... Cuando nos juntamos en Valdebebas intentamos ser un grupo humano, compartiendo todo eso. Cuanto mejores personas sean mis jugadores mejor será también su entrenador y más les ayudará a mejorar en su trabajo.
P. ¿Es de los que valora los 16 títulos o se acuerda de los que se les escaparon?
R. Lamento más los que he perdido, es mi manera de ser. Pero también pienso que si no los hubiéramos perdido igual no habíamos ganado otros. Valoro también lo que hemos ganado, claro. Pero si te quedas sólo con los títulos rebajas la importancia del camino. Siempre digo que el mayor título de este equipo es su identidad. La meta no tiene que ser sólo ganar. El orgullo es mantener una idea, una línea. Al último día de cada campeonato se llega valorando cada día del año.
En el podio con Pedro Ferrándiz y Lolo Sainz
El viernes, el Real Madrid de baloncesto cumplió 88 años de historia. En este tiempo, la sección ha conquistado 88 títulos oficiales y ha tenido 29 entrenadores. Entre 1931 y 2011, sólo tres de ellos superaron las tres temporadas en el equipo y los 200 partidos en el banquillo: Clifford Luyk (224), Pedro Ferrándiz (490) y Lolo Sainz (734). Con Pablo Laso se recuperó una estabilidad de otra época. Lolo Saiz ganó 22 títulos en 14 cursos y Pedro Ferrándiz 27 en 13 campañas. Sumándoles los 16 trofeos de la era Laso, la terna reúne 65, el 74% del palmarés de la sección.
Desde la salida del Madrid del Laso jugador, en 1997, hasta su segunda llegada al club, en junio de 2011, los blancos solo ganaron cuatro trofeos en 14 cursos: la Liga de Sergio Scariolo, en 2000; la de Bozidar Maljkovic, en 2005, con el triple de Herreros en Vitoria; y el doblete de Liga y ULEB con Joan Plaza en 2007.
P. Entre los títulos perdidos está la última Copa ¿tiene alguna valoración nueva sobre lo que pasó?
R. Lo dejé bien claro el día que hablé y no cambio una coma. Concedí un día libre a mis jugadores tras la final, luego hablamos todos, como hemos hecho siempre, y a mirar hacia delante. Ya está.
P. Nueve de los 16 títulos y cuatro de las siete finales perdidas han sido ante el Barça ¿Cuál es el mejor y el peor recuerdo de esos duelos?
R. El más especial, el primero, sin duda. La Copa de 2012 en el Sant Jordi. Era mi primera temporada, el Barça parecía un rival inalcanzable para nosotros, teníamos todo en contra… Valoro su importancia por lo que significó de confianza para todos nosotros y para el proyecto. Sin aquello igual no estábamos aquí. Las derrotas las sufro mucho siempre, da igual que sea ante el Barça o ante otro rival. Pero mi trabajo no es celebrar o lamentar sino analizar por qué hemos ganado o por qué hemos perdido.
P. ¿Doncic es un título más de este Madrid?
R. Es un orgullo y eso, a veces, es más que un título. Que sea un jugador tan joven y tan reconocido habla muy bien de cómo ha crecido en el Madrid, del trabajo de todos en el club. No es un trofeo, pero es una gran victoria.
P. Tiene contrato hasta 2020, ¿qué ambiciona más, los 734 partidos de Lolo, los 27 títulos de Ferrándiz o un futuro en la NBA?
R. Nunca pienso tan hacia delante, de verdad. En su día, no pensaba que me echarían del Valencia o que me ficharía el Madrid. Cada jugador y cada entrenador tiene sus ambiciones, pero no puedes vivir pensando en qué va a pasar porque eso te resta la energía que te hace falta para hoy. A veces, la vida te ayuda a decidir. La vida es la que más te enseña.
P. Del Bosque dijo hace años, ‘si ahora fuera jugador me gustaría parecerme a Busquets’. ¿A qué jugador le gustaría parecerse?
R. Al Pablo Laso de hace 30 años, con pelo y sabiendo todo lo que sé ahora de baloncesto.
P. ¿Lo ganado da tranquilidad o retroalimenta la ambición?
R. Nuestra obligación es ser competitivos al máximo, siempre. Aquí no vale esto de ‘la Euroliga ya la ganamos el año pasado así que no pasa nada’. Aquí, como dice un jugador mío, ‘no pasa nada, hasta que pasa’. El año pasado podíamos haber dicho que con tantas lesiones era imposible y no lo dijimos. El Madrid siempre quiere ganar.
P. ¿Cómo definiría el Lasismo?
R. Yo sólo soy un entrenador. El Lasismo es Felipe, Llull, Rudy, El Chacho, Doncic, Carroll… Singler, Darden… todos en el club. No lo reconozco como un concepto sino como un estilo, una constancia competitiva.
P. Fue muy elogiada su charla antes de la Décima ¿Recuerda su primera charla como técnico?
R. No, porque quizá fue el día con más nervios de mi vida. Empezaba una aventura que no sabía dónde me llevaría.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.