Melancolía futbolera

¿Recuerda usted una competición que se llamaba la Recopa? ¿Ha jugado con un balón llamado Etrusco o se ha llevado un golpe memorable al interponer la cabeza en el camino de un Mikasa? ¿Le suenan familiares nombres como Lluís Sitjar, Las Gaunas o El Plantío? ¿Sabría indicar la relación con el balompié de un señor que se apellida Japón Sevilla? ¿Se ha pasado horas y horas (y más horas) practicando con un videojuego llamado PC Fútbol? Si la respuesta a todas estas preguntas es que sí, tal vez le interese Odio el fútbol moderno (Planeta), de Carlos Roberto y Miquel Sanchis.

“El nacimiento de esta idea no se alimenta de otra cosa que de odio, pero es un odio que surge tras muchos años de devoción, de amor intenso e incondicional, de crecer amando algo que, cuando te quieres dar cuenta, ha cambiado. Al memos el objeto de deseo ha cambiado, porque tú te sigues sintiendo tan puro, tan fiel a tus principios y tus ideas como el primer día”, dicen en el prólogo. Ese odio surgió durante un partido en el que España, jugando como local, vistió su segunda equipación. Cosas del marketing. El perfil que crearon ese mismo día en redes sociales se convirtió en un referente para decenas de miles de hinchas que, precisamente, habían perdido gran parte de sus referencias futbolísticas.

El libro es un estímulo permanente para la memoria de todos aquellos que se educaron sentimentalmente en las décadas de los 80 y los 90. Gente para la que el Blackburn Rovers es el equipo de Alan Shearer y el Parma, el de Asprilla. Forofos que seguían los partidos de pie y que vieron lluvias de almohadillas. Que saben quiénes eran Abadía, Dertycia, Mágico Gonzalez o Tocornal.

Un interesante ejercicio de memoria —incluye un test para conocer el nivel de melancolía del personal— sobre el que sería interesante plantear una reflexión: si en realidad lo que se echa de menos no es la época, sino lo que uno era en aquel momento.