Simone Biles: “Tienes que divertirte porque si no es solo un trabajo”
La campeona olímpica habla de su regreso a la élite de la gimnasia y de su nueva vida como mujer adulta
La Simone Biles que aparece es completamente diferente de la imagen que se tiene de la mejor gimnasta del mundo, puede que de la historia. Ha cambiado la coleta alta por una melena larguísima y lacia y en lugar de la gimnasta explosiva de los Juegos Olímpicos de Río, en 2016, donde lo ganó casi todo —cuatro oros y un bronce—, se muestra como una joven tranquila acostumbrada a hacer entrevistas sin perder la sonrisa.
Acaba de desfilar para Nike, en el Palacio de la Bolsa de París, evento al que fue invitado EL PAÍS. La firma ha decidido presentar por todo lo alto y con algunas de sus grandes estrellas su colección de 14 equipaciones para el Mundial femenino de Fútbol que arrancará en Francia el 7 de junio. Han pasado casi seis años desde que Biles (Columbus, Ohio; 22 años cumplidos el 14 de marzo) debutara en la élite y desde entonces ha ganado cuatro Mundiales (se saltó el de 2017 porque se tomó un respiro de la gimnasia) y unos Juegos Olímpicos de los que se convirtió en icono. Poco después de Río estalló el caso Nassar, el escándalo de abusos sexuales que conmocionó al deporte. Biles fue una de las gimnastas olímpicas que reconoció haber sido víctima del médico.
Desde París, viajó a Stuttgart (Alemania) para inaugurar la temporada en la Copa del Mundo. Volvió a ganar.
Pregunta. Ha cambiado mucho desde los Juegos Olímpicos de Río, parece una mujer completamente diferente.
Respuesta. Sí, sí, lo sé. He madurado mucho desde entonces.
P. ¿Qué ha cambiado en su vida estos últimos tres años?
R. Siento que ser más independiente me ha cambiado y me ha ayudado a madurar. Me he independizado y he empezado a hacer cosas por mí misma. Son este tipo de pequeñas cosas las que me han hecho madurar.
P. ¿Qué es para usted lo más difícil de ser adulta?
R. Cuando algo va mal, mis padres no están ahí para arreglarlo. Así que tengo que hacerlo yo misma, especialmente en los días de entrenamiento, cuando algo se complica con la casa, o con mi coche… ya no está mi padre para hacerse cargo. Además, tengo un perro, así que lo más complicado es encajar mi vida normal con los entrenamientos.
P. Después de los Juegos de Río, estuvo un año y medio alejada del gimnasio. ¿Se entrena ahora las mismas horas que antes o ha cambiado la planificación?
R. Me entreno las mismas horas, pero ahora que soy mayor tengo que dedicar un poco más de tiempo a recuperarme porque tengo que cuidarme más. El entrenamiento es igual, pero intento irme a la cama a las 22.00 o 22.30. Solo tengo que ponerme algunos límites de este tipo para intentar ser la mejor.
P. ¿No es demasiada presión?
R. Lo es, pero intento no pensar mucho en ello. Intento ir paso a paso: ir al gimnasio, hacer mi trabajo, salir… Intento que la presión no me afecte.
P. En los Mundiales del año pasado, en Doha, tal vez no se vio a la mejor Simone Biles, pero volvió a ganar e incluso logró la plata en paralelas, un aparato que parecía su punto débil. ¿Esperaba que fuera tan fácil volver?
R. Había oído muchas historias sobre deportistas que regresan y esa parte me asustaba. No voy a mentir, no fue tan fácil, fue duro, pero cuando decidí volver tenía objetivos claros que me permitieron mantener la motivación y seguir adelante y eso lo hizo un poco más fácil. Saber qué era lo que quería hacer y cuándo, marcarme unos plazos. Eso es lo que me ayudó a superarlo todo. Estaba muy emocionada por volver a competir, ir a otros Mundiales, fue un gran logro.
P. ¿Puede ganarle alguien?
R. Claro que sí. Puedo tener un mal día, todo depende de la competición, si tienes un buen día o un mal día.
P. Con todos los títulos que ya ha conseguido, ¿cuáles son sus objetivos ahora, personales y deportivos?
R. Quiero intentar mantener mi vida personal, dedicar tiempo a mi familia, a mis amigos, cuidarme a mí también... Y lograr entrar en el equipo de los Mundiales del año que viene, y ojalá otros Juegos Olímpicos… No quiero ponerme metas para Tokio, es demasiado pronto, porque no quiero decepcionarme a mí misma. Quiero ver dónde estoy y hasta dónde puedo llegar según se vaya acercando el momento.
P. ¿Aumentará la dificultad de sus ejercicios?
R. Tal vez. En salto, no creo, porque es un poco difícil. Pero espero meter nuevos elementos y dentro de unas semanas tendré un nuevo ejercicio de suelo para esta temporada y montaremos otro para la próxima y espero meter un par de nuevas dificultades, estamos trabajando algunas cosas…
P. Ha trabajado toda la vida con la misma entrenadora, Aimee Boorman, con la que tiene una relación muy especial, pero tras los Juegos se separaron. ¿Cómo ha sido el cambio de entrenador?
R. Aimee era como una madre para mí, pero se trasladó a Florida y es muy feliz entrenando allí. Ahora trabajo con Laurent Landi, que fue gimnasta, y al que conozco desde hace unos años. Trabajaba en Dallas, que no está tan lejos, y cuando decidimos que seríamos socios funcionó.
P. Lo ha ganado todo, ¿cuál es su motivación para seguir?
R. Siempre quise volver. Paré porque tenía muchos compromisos después de los Juegos Olímpicos, tenía que viajar mucho así que era complicado decidir la fecha para empezar a entrenarme. En ese tiempo era difícil mantenerme en forma, pero intenté descansar mucho, física y mentalmente. No hice ninguna locura, pero tampoco iba al gimnasio, no entrenaba, solo intenté desconectar de todo y creo que eso me ayudó a querer volver y me motivó.
P. En esa época estalló el caso Nassar, que conmocionó a la gimnasia y al deporte en general. ¿Han cambiado las cosas en la Federación de Estados Unidos?
R. La Federación está cambiando mucho. Hay algunas cosas que deben mejorar, pero creo que está yendo en la dirección adecuada.
P. La imagen de la gimnasia de alto nivel se asocia con frecuencia a la de niñas tristes y muy sacrificadas, lo que contrasta con la de la gimnasia universitaria (NCAA), mucho más espectacular y hecha por mujeres. Son deportes diferentes, pero ¿cree que se puede trasladar algo de esa felicidad a la gimnasia de élite?
R. Creo que depende de tus entrenadores y de cómo has sido criada y de lo que quieres conseguir como gimnasta. Yo siempre me he sentido muy feliz con las cosas que he hecho, y creo que traslado esa energía. Creo que tienes que divertirte porque si no lo haces lo sientes solo como un trabajo. Y esto no debe ser un trabajo.
P. Usted siempre parece feliz.
R. Para mí siempre ha sido divertido. Ha habido momentos en que no todo era fácil, y he tenido que luchar en el gimnasio, pero creo que si eres capaz de encontrar la felicidad y traerla a tu deporte entonces estarás bien.
P. ¿Ha pensado en qué hará cuando se retire?
R. ¡No lo sé todavía! Queda un año y medio para los Juegos. Intento no pensar más allá y aferrarme a lo que me queda.
P. ¿Tiene ídolos?
R. Muchas gimnastas son mis amigas y las admiro. Adoro a Aly Raisman [que lideró las denuncias contra Nassar], es un ejemplo enorme para mí, Samantha Peszek, Alicia Sacramone…
P. ¿Es consciente de que es una leyenda del deporte y un ejemplo para muchas mujeres? ¿No es mucha responsabilidad para una chica tan joven?
R. Intento vivir cada día al máximo. Y no pensar en mis responsabilidades. Ser positiva y feliz. Trato de vivir una vida normal para que también se vea. Si lo haces de forma honesta es un gran trabajo. Aparte de eso solo vivo la vida.
28 estrellas de 14 equipos
Nike presentó la semana pasada en París las equipaciones de las 14 selecciones que vestirán su ropa en el Mundial femenino de fútbol del próximo verano en Francia con un espectacular desfile en el Palacio de la Bolsa de París. Lo hizo de la mano de 28 jugadoras, dos por cada equipo, algunas de ellas entre las mejores del mundo, como las estadounidenses Alex Morgan y Megan Rapinoe, o la australiana Sam Kerr, y acompañadas por otras grandes estrellas del deporte, como la campeona olímpica Simone Biles.
Nike, por otro lado, ha llegado a un acuerdo de tres años con la UEFA para suministrar el balón oficial en sus competiciones femeninas y se ha sumado al proyecto de este organismo para fomentar el fútbol femenino en Europa.
“Las deportistas han sido muy importantes para nosotros desde hace décadas y ahora vivimos una época increíble para el deporte femenino”, dice Amy Montagne, vicepresidenta de NIKE. La firma tiene diferentes programas para impulsar que las niñas hagan deporte en todo el mundo, que no lo abandonen a pesar de las dificultades que tienen para ello en muchos países, y para formar entrenadoras que las sirvan de ejemplo. Y ve en el Mundial de Francia una oportunidad: “En 1999, la victoria de Estados Unidos en el Mundial inspiró a toda una generación de futbolistas en el país. El Mundial de Francia es una nueva oportunidad para inspirar a otra generación en todo el mundo”.
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