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Llull redime al madridismo

En mitad de la crisis del equipo de fútbol y tras unos días atribulados por el desenlace de la Copa, los de Laso se conceden un fiesta ante el Fenerbahçe con 17 puntos y 11 asistencias de su líder y unos sobresalientes Tavares y Randolph

Faustino Sáez
Llull escapa del marcaje de Sloukas
Llull escapa del marcaje de SloukasJUANJO MARTIN (EFE)

El Madrid de Laso abrumó al Fenerbahçe de Obradovic (101-86) y concedió una tregua festiva a la parroquia blanca en mitad de la tempestad. Cuenta Clifford Luyk que la frase se la dijo Santiago Bernabéu a Raimundo Saporta, arquitecto del baloncesto madridista, y este a su vez se la trasladó a Pedro Ferrándiz para que la pusiera en conocimiento de los jugadores: “En un año malo del fútbol, el baloncesto tiene que salir al rescate y ganar por narices”. Con Llull al mando del juego y el carácter de su equipo, el campeón puso la primera piedra de un rearme que buscaba desde la derrota en la final de Copa. Con 17 puntos y 11 asistencias del base menorquín y unos sobresalientes Tavares (11 puntos, cinco rebotes y tres tapones) y Randolph (21 puntos), el Madrid rindió al rocoso campeón turco, que plegó velas hasta próximas batallas y concedió su cuarta derrota del curso encajando 101 puntos, inédito en los diques de Obradovic. Lo presenció Florentino Pérez desde el palco, pegado a su móvil. El fútbol blanco afronta tres meses sin objetivos. Al baloncesto le quedan aún los más grandes.

Hasta el domingo 17 de febrero, hace solo 18 días, el Madrid era un club con las aspiraciones del curso intactas. Pero ese día se torció el rumbo en la casa blanca. En el fútbol, de forma radical, con la derrota ante el Girona que desencadenó la secuencia de eliminaciones madridistas en la pelea por la Liga, la Copa y la Champions. En el baloncesto, de manera reconducible, tras la polémica final copera ante el Barça que dejó sonado al conjunto de Laso. La tensión institucional —con amenaza velada de abandonar la ACB—, caló en el vestuario, añadió ruido al análisis deportivo de traspié ante los de Pesic, rebajó la autocrítica pública al recurrente desperdicio de lustrosas ventajas y rompió la linealidad competitiva de un equipo tan metódico en los triunfos, como en los baches y las sensaciones. Sin cerrar el luto, llegó el partido de Euroliga en el Palau y el Madrid volvió a perder, con un pobre 53 de valoración conjunta, la segunda peor marca en competición europea de la era Laso (tras los 49 en febrero de 2012 ante el Bilbao Basket antes de caer en el top-16).

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Sin embargo, y a pesar de todo, los actuales campeones de Europa se presentaron en la reedición de la final de Belgrado ante el Fenerbahçe con la clasificación para el top-8 ya cerrada y el factor cancha encarrilado, con un balance de 38 victorias y 12 derrotas en los 50 partidos disputados (la mejor contabilidad en los últimos tres años, tiempo que lleva implantado el nuevo formato de la Euroliga) y con la optimista referencia de la temporada pasada como acicate. Entonces, otra dura derrota ante el Barça en la final de Copa y una secuencia inédita de lesiones no fueron obstáculo para remontar rumbo al doblete Euroliga-Liga. “Hace falta ser objetivo, a nadie le gusta perder, pero si lo haces la vida sigue. Amenazar con irse de una liga me parece demasiado, pero cada cual tiene su opinión. Yo siempre que pierdo intento ver mis errores y los de mis jugadores. Vamos a respetarnos todos”, analizó en la víspera Obradovic en As con su contundencia seca. Con Zeljko como presidente y Laso como vicepresidente, el miércoles se presentó la Asociación de Entrenadores europeos. Corporativismo antes de rivalizar en otro pulso de banquillos que ganó el vitoriano. Fue la mejor versión de su equipo en los últimos cuatro meses: 29 asistencias y solo cuatro pérdidas. Dinamismo y concentración.

Manteniendo las respectivas inercias, el Madrid se presentó ansioso; el Fenerbahçe, contundente (4-10, m. 3, primero; 10-19, m. 6, antes del inevitable tiempo muerto de Laso). Fue Randolph el único que aguantó en pie tras el sprint inicial del conjunto turco (8 puntos de los 10 de su equipo) pero, para entonces, Sloukas, Melli y Vesely campaban a sus anchas, con aires de suficiencia. Tanta que derivó en despiste. Llegó el primer triple del Madrid, de Randolph, por supuesto. Y, con el estadounidense como bandera, y la aparición de Llull, los blancos armaron un parcial de 12-2 tras el repaso de cartilla de Laso (22-21, m. 8). Corregido el paso, el vibrante intercambio de golpes se decantó a favor del Madrid en el primer asalto (27-25). El espíritu canchero de Campazzo y la experiencia de Felipe completaron el volantazo para marcar territorio (34-25, m. 12). Del -9 al +9.

La reacción del Fenerbahçe no tuvo la firmeza de la puesta en escena y los de Laso se hicieron definitivamente con los tiempos del partido (45-35, m. 16). Vesely se perdió en la batalla de trincheras y Sloukas y Melli se quedaron solos ante un ejército que sumó a Ayón a su arsenal. También a Taylor y Deck colocando grilletes. El desenlace quedó abierto antes del viaje a vestuarios, tras un trepidante viaje del propio Deck, de costa a costa, que anunció la tormenta blanca (52-45, m. 20). Primaba el ataque sobre la defensa. Se movía mejor el Madrid que el Fenerbahçe. Datome y Kalinic desaparecieron en combate y despegó el campeón. Las asistencias de Llull y la crecida incontenible de Tavares elevaron el listón en la reanudación y acabaron por descoser a los de Obradovic (71-56, m. 27). El caboverdiano recuperó su versión más dominante y protagonizó un parcial de 25-13 en nueve minutos (del 52-48 al 77-61). No paró la fiesta y, con un 4-0 de salida en el último cuarto, llegó el +20 (81-61). Así hasta lograr unos guarismos sin precedentes. Ningún otro equipo en la historia del baloncesto europeo había anotado 100 puntos o más en una victoria sin prórroga contra un conjunto entrenado por Zeljko Obradovic. El Madrid se coloca a dos triunfos del líder pero, sobre todo, se acerca al objetivo de asegurar el factor cancha en la eliminatoria de cuartos. Una redención parcial para el madridismo en mitad del calvario de cuatro derrotas ante el Barça, sobre el césped y el parqué y el fin de ciclo en la Europa futbolística.

Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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