Sergi Samper, la Masia pierde a su último icono
El centrocampista catalán fichará por el equipo japonés de Iniesta después de una vida dedicada a promocionar el fútbol base del Barça
El éxito del Barça se ha construido a partir de un estilo de juego personificado en futbolistas vinculados a La Masia. La piedra angular del dream team de Cruyff fue la figura del 4 que en su inicio representó Milla. Guardiola subrayó la importancia de los centrocampistas con la apuesta por Xavi, Iniesta y Busquets e incluso con Cesc Fàbregas. Y desde la llegada de Valverde se insiste en jugadores como Sergi Roberto o Riqui Puig, la figura del Barça B. Aunque el mercado invita a competir por fichajes tan discutibles como los de Song, Turan, Denis Suárez o Paulinho, el club azulgrana siente la necesidad de apostar por promesas formadas en su cantera para presumir de un ADN de momento salvaguardado por Messi. No ha habido ninguna últimamente como la de Sergi Samper, hasta que se ha desvinculado del club barcelonista para fichar por el Vissel Kobe japonés de Iniesta y Villa, entrenado por Lillo.
A Samper siempre se le presentó como el modelo de La Masia después de que Guillermo Amor, el niño que sustituyó a Maradona en la inauguración del Miniestadi, alcanzara el cargo de director de relaciones institucionales y deportivas del Barcelona. Ha sido Samper el jugador deseado por los rectores de la institución por su educación y aplicación; culer desde que su abuelo le inscribió a los seis años en la escuela del Barça; exquisito futbolísticamente por su sentido del juego posicional y de toque, tal que fuera la síntesis de Iniesta y Xavi; y tan comprometido con la entidad que a los 16 años rechazó una oferta del Arsenal y a los 17 del Chelsea.
Apelar al nombre de Samper servía al Barça para responder a los cadetes que se desvinculaban del club por cuestiones deportivas o económicas —Adama, Eric García, Robert Navarro, Sergi Gómez, Mboula o Pablo Moreno— y también para explicar por qué no se contrataron a volantes de la categoría de Kroos. Había desde hace tiempo un hueco reservado en el Camp Nou para Samper, figura siempre en los distintos equipos azulgrana, protagonista de 13 partidos en el plantel profesional desde que debutó en la temporada 2014-2015 en un partido de la Liga de Campeones ante el Apoel.
Cinco años de sinsabores desde el filial
Difícilmente en La Masia se darán generaciones como la de Puyol, Valdés, Xavi e Iniesta, o como la sucesora de Piqué, Messi y Cesc. Sin embargo, el grifo del filial se ha cerrado desde hace tiempo y en los últimos cinco años solo Carles Aleñá, que ahora está contando con oportunidades y minutos, se ha hecho con un sitio en el primer equipo.
En estos cinco cursos, 33 jugadores del filial han participado en el primer equipo, casi siempre en las rondas iniciales de la Copa. Como ejemplo, en este año han jugado Chumi (238 minutos), Cuenca (61), Oriol Busquets (55), Riqui Puig (35) y Samper (33), además de Munir (392), que ya está en el Sevilla. Por lo que Sergi Roberto, Messi, Busquets, Alba y Piqué aguardan a un relevo que, de momento, no se da ni parece que se dará en el futuro inmediato.
Había la sensación que Samper era un jugador hecho a la medida del Barça o, en su defecto, a un equipo satélite o cuyo juego evocara al ideado por Cruyff. Así se explica que rechazara propuestas como la del Valencia y aceptara en cambio ser cedido al Granada y al Las Palmas por tener la complicidad de Paco Jémez. El técnico no tuvo continuidad y las lesiones se cebaron con un jugador que ya no sabía a qué atenerse después de haber tenido hasta 10 entrenadores sin contar con Luis Enrique y Valverde.
Samper necesita jugar al fútbol y el Barça no le da ninguna opción después de la incorporación de Arthur y próximamente de De Jong. El jugador no ha encontrado su sitio ni el club ha sabido absorber al futbolista después de presumir de que era el producto por excelencia de la Masia. No ha sido un caso único, ni siquiera en el propio Barcelona si se recuerda, por ejemplo, que el surcoreano Lee Seung-woo, hoy en el Hellas Verona, fue promocionado durante mucho tiempo como el sustituto de Messi, santo y seña del club contratado después de que Carles Rexach asumiera la responsabilidad en un contrato en una servilleta en el Club Pompeia que preside Minguella.
A los 24 años llega el momento decisivo para el centrocampista del Barcelona. Samper necesita ser Samper y no el centrocampista idealizado por el Barça que se refugia en un microclima ideal para su juego como es el Wissel Kobe. Alcanza con mirar a la Quinta de Lo Pelat para deducir que haberse formado en el Barça no basta para triunfar en el fútbol; Samper necesita quizá tomar distancia para sentirse futbolista y dejar de ser el icono de La Masia.
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