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copa del rey de baloncesto
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El trance de Laprovittola

El histórico recital del argentino frente al Baskonia me hizo volver a los momentos de mi vida en los que creía ver el partido perfecto de cualquier tipo con un balón

Laprovittola, tras ganar al Baskonia.
Laprovittola, tras ganar al Baskonia.ACB PHOTO (Europa Press)

El trance artístico de una tarde madrileña.

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… Y al final del concierto, el maestro recogió su partitura; primavera, verano, otoño e invierno, la sinfonía perfecta”. Así terminaba uno de mis cuentos favoritos de la infancia. Lo escribió, o tal vez lo envió por teléfono, un periodista del Diario As desde el Palau Blaugrana con motivo de una victoria de un equipo de baloncesto que lo visitaba jugándose mucho en el envite. Aquel ‘maestro’ al que hacía referencia era el base, y yo no paraba de imaginarme el sonido de la música celestial. Dejando a un lado las estadísticas, que nada tienen que ver, el histórico recital de Laprovittola frente al Baskonia me hizo volver a los momentos de mi vida en los que creía tener delante de mis ojos el partido perfecto de cualquier tipo con el balón en su poder. “Esto es lo que sucede, cuando durante la competición, el sujeto entra en el denominado ‘trance agonístico’ del deportista, o ‘trance artístico’ de los músicos”, explica Giorgio Nardone, co fundador del Centro de Terapia Estratégica en Arezzo, Italia.

Anfitriones vs. invitados.

Todavía con la piel de gallina por lo sucedido con la histórica exhibición de Nico Laprovittola, se nos vino encima un dato previo al último partido de cuartos; Felipe Reyes disputaba su vigésima Copa del Rey consecutiva, con 31 victorias frente 13 derrotas y 6 trofeos conquistados. Aquello parecía la presentación del tenista número 1 de la ATP, esperando al rival en su superficie favorita. No es para tanto, no hay que asustarse, podrían estar pensando en el banquillo rival; somos los anfitriones del torneo. Merecemos estar aquí.

Llevamos años alabando la Copa del Rey por la capacidad que tiene de provocar sorpresas (“en 40 minutos puede pasar cualquier cosa”), en un análisis lógicamente interesado; la sorpresa puede ser noticia, la noticia llega a la gente, la gente se interesa y, por tanto, el baloncesto gana interés. Pero los que de verdad conocen este deporte (y en España por fortuna el baloncesto es uno de los deportes más practicados y seguidos), saben que están delante de un juego con una gran coherencia en su genética, y que es muy difícil manipularlo.

La participación en esta Copa del Rey le hizo mucha ilusión a Estudiantes. De alguna manera representaba para los jugadores y sus aficionados un cierto frescor capaz de alejar por un tiempo los calores de la parte baja de la tabla. Pero supongo que todos sabían –sabíamos- que pese a poner en la tarjeta “anfitrión de la realeza de la Liga ACB”, en realidad lo que nos habíamos ganado era ser los “invitados a la fiesta de la realeza de la liga ACB”. En los 40 minutos de un partido entre profesionales, cuando hay algo determinante en juego, intervienen cosas que han ido pasando durante todos los meses anteriores. La capacidad de competir al más alto nivel, por fortuna para los que viven de este deporte, no se suele adquirir en dos semanas. El ‘wild card’, el invitado al torneo, difícilmente convierte un traje lícitamente comprado a última hora pero todavía a medio planchar (8-12 Estudiantes en la Liga Regular, posición número 13), en el más admirado de la gala.

Las dos preguntas clave de las semifinales

Tenerife vs. Barça ¿Será capaz el All Volkswagen Team de Vidorreta, en perfecto estado de revista, de aguantar la presión arriba, las muchas manos en defensa, a Hanga exhibiendo su capacidad de acelerar un partido… y todo el arsenal de variantes que lleva Pesic en su disco duro de siglos en esto, y hacerlo sin griparse en los últimos minutos, como le sucedió a Valencia?

Joventut vs. Real Madrid ¿Qué impactará más en los primeros minutos del partido, la sonrisa de ayer de Nico mientras estaba en trance, tan contagiosa para sus compañeros y tan motivante para su competitivo entrenador, o su gesto con las manos agarrándose los pantalones a cada parón durante los 3 últimos minutos, suplicando una semana de vacaciones por el deber ya cumplido?

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