Tenerife puede con un destemplado Unicaja (88-78)
El equipo canario se mete en semifinales de la Copa del Rey con un partido muy serio
Iberostar Tenerife es el primer semifinalista de la Copa del Rey de baloncesto. El equipo canario se impuso a un destemplado Unicaja (88-78) que nunca encontró el tono adecuado al partido. Un ejemplo de solidez y seriedad el conjunto de Txus Vidorreta, que siempre administró su ventaja con eficacia con la acertada dirección de sus dos bases, San Miguel y Bassas, daba igual, y el dominio interior de Iverson y Abromaitis. Para el Tenerife ya era un premio estar en esta fase final, pero por segundo año consecutivo peleará por un puesto en la final.
TENERIFE, 88; UNICAJA, 78
IBEROSTAR TENERIFE: San Miguel (9), White (7), Beirán (10), Abromaitis (12) e Iverson (19) --quinteto inicial--; Bassas (16), Saiz (-), Gillet (3), Staiger (-), Niang (4), Brussino (8) y Richotti (-).
UNICAJA: Roberts (7), Fernández (13), Milosavljevic (16), Wiltjer (7) y Shermadini (8) --posible quinteto inicial--; Boatright (5), Salin (11), Dani Díez (-), Waczynski (3), Lessort (3) y Suárez (5).
ÁRBITROS: García González, Pérez Pizarro y Aliaga. Sin eliminados.
PARCIALES: 25-20, 19-16, 22-20 y 22-22.
PABELLÓN: WiZink Center. 9.318 espectadores
El cuadro isleño empezó el partido muy enchufado. San Miguel llevaba la batuta de un equipo que volaba en las transiciones y hacía circular el balón con fluidez. Los ataques canarios solían acabar con un lanzamiento liberado o con una fácil canasta interior. Los puntos de Abromaitis sirvieron para abrir las primeras brechas en el marcador (17-11, m. 7), que sin ser sangrantes, pesaron mucho en Unicaja. Tanto que ya no volvió a ver a su rival de cerca en todo el encuentro.
No acababa de encontrarse el conjunto malagueño, donde Jaime Fernández alternaba grandes acciones con precipitaciones. El escolta llegaba pletórico a esta Copa y acabó hasta lesionado. Vivía Unicaja del triple, con Milosaljevic especialmente acertado, pero tenía un agujero en el rebote bastante sangrante. Poco a poco el ritmo fue bajando, los bases manoseaban más el balón, aunque Tenerife seguía moviéndose mejor. La pareja interior Iverson-Abromaitis no encontraba respuesta en la zona y Casimiro tuvo que tirar del renqueante Carlos Suárez cuando la ventaja se fue a la decena poco antes del descanso (40-30).
Unicaja no encontraba la temperatura idónea para cocinar el partido, simplemente intentaba no descolgarse y confiar en templarse con el paso de los minutos. Los triples seguían entrando cuando salían de la mano de Milosaljevic, pero poca colaboración encontraba en el resto. En el Tenerife faltaba Beirán por unirse a la fiesta, y cuando lo hizo el equipo isleño se disparó (66-51, m. 29).
Con todas las alarmas sonando en Unicaja, un pequeño arreón de Carlos Suárez y Salin devolvió algo de esperanza. Un espejismo. Nunca tembló Tenerife, que con San Miguel de nuevo al mando restableció el orden y las ventajas tranquilizadoras. Un triple de Brussino acabó por matar el duelo (79-63) a pesar de que quedaban unos minutos. Ya todo sobró, el carrusel de cambios de Casimiro de poco sirvió, el en teoría choque más igualado de cuartos acabó con una fiesta canaria.
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