Márquez: “Lo pasé mal, ha sido el invierno más aburrido de mi vida”
El Repsol Honda se presenta en Madrid con un equipo de ensueño que no llega en el mejor estado de forma al 2019. Lorenzo: “La mano duele, pero en un mes nos reiremos de esto”
La puesta en escena fue majestuosa. Los 25 años de alianza entre Honda Racing Corporation (HRC) y la petrolera Repsol quedaban representados en el escenario: cuatro pilotos campeones del mundo vestidos de cuero y con los colores del Repsol Honda Team. Mick Doohan bromeaba –“Casi no puedo respirar, como me hagáis volver para el 50 aniversario no cabré en este mono”–; Marc Márquez, a su lado, indicaba con gestos que ya podía mover el hombro, ese del que fue operado en diciembre; Jorge Lorenzo posaba con un mono al que hubo que darle un tijeretazo para que le cupiera la mano izquierda, operada solo dos días antes después de haberse fracturado el escafoides; y para Alex Crivillé pareciera que no hubieran pasado los años: “El pasado con Mick fue alucinante, pero el equipo que ha formado Honda este año es fabuloso. El presente es envidiable, cualquier piloto querría estar hoy en este equipo”, señaló el primer español campeón del mundo español de 500cc.
Le llaman el Dream Team, aunque a su líder, Márquez, la etiqueta no le hace demasiada gracia: “Eso habrá que decirlo cuando hayamos ganado algo en los circuitos”, señalaba el campeón del 2018.
Le llaman el Dream Team, aunque todavía es más un parte de lesiones que una amenaza. Ni uno ni otro llegarán en plena forma al inicio del curso, que arranca en solo unos días con el primer test en Sepang (Malasia, del 6 al 8 de febrero). No llegará Lorenzo, cuya lesión requiere de más tiempo –“15 días es un plazo muy corto”, concedió, y aunque Márquez no estará recuperado del todo, tratará de dar el callo: “Ya que el otro está lesionado, yo tengo que espabilar; alguien tiene que probar las piezas de la moto que hay que estudiar en Sepang”, dijo, entre risas. Además, HRC tendrá a Stefan Bradl al otro lado del box para ejercer de piloto probador en ausencia de Lorenzo.
El piloto de Cervera (Lleida), que corrió toda la pasada temporada con una lesión crónica en el hombro y que sufrió diversas subluxaciones a lo largo del año, ha pasado unos meses de pocas celebraciones y menos ejercicio físico del que le hubiera gustado. “Ha sido uno de los inviernos más aburridos de mi vida, pero tocaba sacrificarlo y recuperarme. Le tengo que agradecer a mi fisio todo el trabajo que está haciendo; está viviendo a mi lado casi las 24 horas del día”, decía. Márquez reconoció que la recuperación está siendo más compleja en parte también porque la operación se complicó: “Estaba el hombro peor de lo que nadie esperaba. Y ahora el cuerpo te pide unos tiempos. Lo pasé mal, he tenido lesiones antes, pero esta vez pasé dos semanas en las que dolía mucho. Para que yo pida quedarme dos días más en el hospital tengo que estar mal…”, concedía.
No ha tenido mejor suerte su compañero de equipo, que se lesionó cuando se entrenaba en Italia hace pocos días y apenas podrá probar la Honda antes de que arranque la auténtica competición. “Dicen que es un hueso complicado, de los peores que uno se puede romper, pero la tecnología ha avanzado mucho. Ahora duele un poco, pero seguro que un mes nos reiremos de esto”, señalaba. Su objetivo es llegar al test de Qatar, a finales de febrero, apenas dos semanas antes de que se celebre la primera carrera, el 10 de marzo, en el mismo circuito de Losail. Si bien, Lorenzo tiene un muy buen recuerdo de sus primeros días con una Honda, esa que probó el pasado mes de noviembre, primero en Valencia y luego en Jerez. “La moto me gustó mucho, es muy ágil y entra muy bien a las curvas. Y el equipo me encantó, me trataron con mucho cariño y atención”.
No habla por hablar Lorenzo, que ya ha sumido que “esto es otro nivel”, por muchos equipos ganadores por los que haya pasado. Tiene la confianza del Repsol Honda Team, como demostró con sus palabras Tetsuhiro Kuwata, director de HRC. “Quiero darle la bienvenida y resaltar el hecho de que aceptara este enorme reto es una buena muestra de que es un gran campeón”.
Una Honda muy diferente de la del 2018
Siempre intenta Honda innovar. Y mejorar. No tiene miedo a los cambios. Fue, precisamente, por un cambio radical en la naturaleza de su motor –ahora de explosión big bang, antes de tipo screamer– que la moto del campeón Marc Márquez se convirtió en una máquina más nerviosa e inestable, con dificultades en aceleración. Ha mejorado considerablemente en los últimos años, pero la evolución no ha sido la ideal todavía. Para este 2019 los ingenieros en la fábrica de Saitama han trabajado en una máquina bastante distinta de la del 2018. "Siempre intentamos mejorar todas las áreas. Para nosotros hay una gran diferencia entre la moto del año pasado y esta, pero habrá que ver cómo lo advertís en la primera carrera en Qatar", desveló Tetsuhiro Kuwata en Madrid.
“Cada año se intenta mejorar, y cuando un piloto pide la carta a los Reyes pide que gire mejor, que tenga mejor estabilidad, que corra más, pero nos hemos centrado especialmente en la salida de las curvas, que era donde veníamos sufriendo más”, explicaba Márquez. Para Lorenzo, que apenas probó la Honda del 2018 en el entrenamiento del pasado noviembre, el cambio será gigante en comparación con la Ducati que pilotaba el año pasado. “La moto es más pequeña. Me siento más seguro, en las curvas siento que el asfalto está más cerca, eso me da más confianza, especialmente, en condiciones de menos agarre o en lluvia. La gran cualidad que veo de esta moto es su agilidad y su entrada a las curvas”, concedió.
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