Doncic y Simmons, la perfección existe
Sus entrenadores los utilizan sobre todo de 'buenos', que es lo que han sido siempre. Pueden desde subir el balón hasta jugar al poste bajo
A lo largo del año un amante del deporte siempre señala en rojo sus momentos favoritos. Pero el espectáculo sólo adquiere su verdadero sentido por los instantes que proponen los deportistas. Y es en este punto donde intuimos un foco al que habrá que prestar mucha atención en el futuro. Me refiero al que ilumina en la NBA a Ben Simmons y a Luka Doncic, dos príncipes con talento para acabar reinando. El final de partido de Luka frente a Houston, volteando un marcador adverso con 11 puntos en dos minutos, es uno de esos instantes a los que nos referimos.
Cuando se compara a dos posibles jugadores de época en un deporte, la perfección suele estar en la mezcla de ambos. Aunque Simmons es australiano, su desarrollo como jugador se ha llevado a cabo al estilo más norteamericano (asombrando en el equipo del colegio, antes de un breve y también dominante paso por la NCAA universitaria). En el caso de Luka, desde muy joven fue incorporado al sistema de cantera europeo. A los 13 años ya se estaba formando como un futuro jugador profesional del Real Madrid. Tal y como se compite actualmente en la NBA, etiquetarlos en la posición concreta de base o alero no tendría mucho sentido. Sus entrenadores los utilizan sobre todo de buenos, que es lo que han sido siempre. Pueden desde subir el balón hasta jugar al poste bajo. Pero, sin embargo, su aprendizaje de lo que significa ser la estrella del equipo ha sido muy diferente. Luka se ha tenido que espabilar mucho más desde el punto de vista técnico, y ha tenido que desarrollar una mayor variedad de recursos competitivos, porque lo pusieron a trabajar con adultos muy pronto. El más diferencial de todos, el tiro a canasta, sin el cual no le hubieran dado la capacidad de liderar a su equipo en la Euroliga, ni le hubieran permitido ser la primera opción en ataque de su selección nacional, capaz de llevarse a todos por delante.
A Simmons, sin embargo, hasta los 20 años la competición solamente le ha exigido básicamente sus recursos físicos para poder destacar. En el colegio y en la universidad ha sido como ver a un padre jugando con sus hijos. Comparando las estadísticas avanzadas de ambos en estos primeros dos meses de vida conjunta en la NBA, nos damos cuenta —sin matizar mucho de momento— de que Simmons tiene más presencia global en su equipo (Philadelphia es un equipo con mejores jugadores, y Ben ya los tiene en su mano), mientras que Luka está demostrando un mayor impacto (más tiros, más protagonismo, más puntos) en los últimos momentos de los partidos, convirtiéndose en decisivo para cambiar probables derrotas por victorias.
Ettore Messina, que empezó como entrenador de formación, me expresaba sus dudas cuando se empeñaba en que sus jugadores profesionales trabajasen sobre sus debilidades, para hacerse más completos. Pensaba que tal vez era demasiado tarde. Me encantaría saber su opinión sobre la incapacidad de Ben Simmons de meter una canasta tirando desde media o larga distancia.
Pese al impacto súbito de Doncic en la NBA (cosa que los seguidores del baloncesto europeo intuíamos que podía suceder), Dallas todavía no parece que pueda optar al título. Tendrán que hacer bien los deberes en los despachos estos años. Centrándonos en los Sixers, que parecen aspirantes a lo máximo, les ofrezco una idea para su carta a los Reyes Magos. Seguir dominando a los rivales durante la liga regular con el baloncesto de Simmons, pero meter a Doncic en su cuerpo durante los playoffs. El resultado podría ser parecido a aquel jugador de dibujos animados que salía en la película Space Jam, ¿se acuerdan?
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