Un árbitro en el quirófano
El valenciano César Noval es un cirujano plástico de éxito y a la vez linier en Primera División
La agenda de César Noval Font no tiene un hueco. De lunes a jueves, este cirujano valenciano de 30 años opera en su clínica privada. Los viernes por la mañana pasa consulta. Y cuando llega el fin de semana, cambia la bata por las botas y el bisturí por el banderín y se convierte en linier de Primera División. Noval se movía cómodamente en cierto anonimato hasta que hace unos días saltó a la fama por llevar a cabo una operación de reasignación de sexo que duró 17 horas. Fue entonces cuando salió a la luz su doble vida de médico y asistente. Pocos días después de su éxito en el quirófano corría por la banda del estadio de Ipurua tratando de saber si los jugadores del Eibar y del Real Madrid caían en fuera de juego.
Algo une sus dos trabajos, según Noval: “La sensación adictiva. La tengo cuando acaba un partido y pienso lo que ha salido bien, lo que tengo que revisar... El deporte es adictivo y así es el arbitraje. Y lo mismo siento operando. Cuando acaba la temporada tengo muchas ganas de que lleguen los partidos y de operar”.
El arbitraje se coló en la vida de César Noval cuando tenía 16 años. “Yo jugaba al fútbol y no era muy bueno. Cuando decidí estudiar Medicina, necesitaba mucho tiempo y para seguir ligado al deporte surgió la posibilidad de hacerme árbitro. Era una buena opción de ganar algo de dinero el fin de semana”. El gusanillo del arbitraje creció y ya no le ha abandonado. Noval se especializó en ser asistente cuando llegó a Tercera División y ahora cumple su tercera temporada en Primera mientras su otra carrera profesional también ha llegado a lo más alto. Estudió en Estados Unidos, donde operó en Beverly Hills y participó en un reality sobre operaciones de estética, es Licenciado en Medicina y Cirugía con Premio Extraordinario, y cirujano plástico vía Ministerio de Sanidad, y tiene su propia clínica. Como linier, ha arbitrado en el Bernabéu, el Camp Nou y el Wanda Metropolitano, por ejemplo.
“Operar y arbitrar se parecen en que tienes que decidir rápido y en que vivimos del momento”, explica Noval; “no sirve de nada que tengas 100 pacientes satisfechos si el 101 no lo está. Ni que en un partido aciertes en 15 fueras de juego si fallas en otro que acaba en gol”. ¿Y qué es más difícil, dónde hay más tensión? “Operando, porque la dificultad viene con la responsabilidad. Una cosa es un deporte y otra la salud de una persona. La trascendencia en la cirugía es infinitamente mayor. En el quirófano hay mucha más tensión que en la banda. Operando puedes tener un momento de sudor frío real. En el campo sientes presión, pero no sabes enseguida que fallas. Sí es verdad que en el quirófano hay más tiempo para decidir. Arbitrar son segundos”.
Los futbolistas de Primera ya conocen al linier más famoso. Hasta alguno como Sergio Ramos le ha hecho alguna pregunta sobre cirugía. Noval disfruta con esa ajetreada vida que le lleva de la sala de operaciones a correr por los mejores estadios. “Lo que más me gusta es vivir el fútbol desde el terreno de juego, desde dentro. Eso es precioso. Me motiva mucho intentar acertar lo máximo posible, sabiendo que vas a fallar”, comenta. Por ahora, compagina sus dos pasiones. “Si tuviera que elegir... Me quedaría con hacer un poco menos de las dos y seguir igual. De hecho ya lo hago. Hay meses que opero menos porque tengo más partidos”.
Noval suele levantarse a las siete, entrena una hora, opera por la mañana, ve pacientes por la tarde y de noche analiza sus partidos y prepara informes del comité de árbitros. “Así visibilizamos que los árbitros somos personas y que somos árbitros por convicción. Aunque por otra parte me gustaba mucho separar los dos campos. Me da mucha pena que la información médica se haya disipado por la repercusión futbolística”. Ha sido el pequeño precio de la fama de este cirujano linier.
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