Fernando Alonso se despide de la Fórmula 1 en Abu Dabi entre homenajes

Fernando Alonso habría preferido menos parafernalia en su último gran premio en la Fórmula 1, por una pizca más de pegada de su coche, un McLaren que más bien parece una caricatura de los monoplazas que históricamente ponía en pista la escudería británica. A pesar de llevar a cabo una carrera impecable, que le llevó a ganar cuatro posiciones respecto del decimoquinto puesto que ocupó en la parrilla de salida, cruzó la meta el undécimo, a dos segundos de los puntos y a una vuelta de Lewis Hamilton, el ganador.

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A falta de tres vueltas para la bandera de cuadros, Will Jospeph, el ingeniero de pista del español, le animó a que tratara de pillar a Kavin Magnussen, que rodaba décimo, tres segundos por delante de él, y ocupaba la última plaza remunerada. “Ya tengo 1.800 puntos”, le contestó el asturiano, a lo que el técnico replicó: “Para mí, intenta ir a por el 1.801”. A pesar de la arenga, el ovetense no pudo concretar el objetivo que le encomendaron desde el muro, en parte por la penalización que le impusieron los comisarios tras considerar que sacó partido al cortar un viraje a falta de dos vueltas.

En una prueba más de la tremenda cintura de Mercedes llegado el momento de leer las carreras, los estrategas de la estructura alemana aprovecharon una neutralización parcial de la carrera con el coche de seguridad virtual para llamar al taller al actual campeón (vuelta seis), en una maniobra que fue suficiente para que Hamilton se adjudicara su undécima victoria de una temporada en la que el chico de Tewin marcó indudablemente la diferencia.

Por detrás de él cruzó la meta Sebastian Vettel, mientras que Max Verstappen cerró un podio del que se quedó fuera Daniel Ricciardo, en la que fue su última participación enfundado en el mono de Red Bull. El curso que viene, el australiano conducirá el Renault de Carlos Sainz, que en el circuito de Yas Marina terminó sexto, su segundo mejor resultado del año tras la quinta plaza que ocupó en Bakú.