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El TAS sanciona de por vida a Johan Bruyneel por su “plan de dopaje”

El exdirector ciclista de Lance Armstrong admite haber sucumbido a las "tentaciones" de su tiempo. Los españoles Pedro Celaya y José Martí, también sancionados

Bruyneel y Armstrong, en 2008.
Bruyneel y Armstrong, en 2008.Arturo Rodriguez (AP)

“Este es el último capítulo de la historia del equipo US Postal-Discovery Channel”, proclama el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) como preámbulo al anuncio de que sanciona de por vida a Johan Bruyneel, director del equipo de  Lance Armstrong, y a Pedro Celaya, médico deportivo del mismo equipo, y a 15 años al entrenador Pepe Martí. A todos ellos el TAS los encuentra culpables de “tráfico, administración y posesión” de sustancias dopantes.

A ambos les amplía la sanción promulgada hace cuatro años por el tribunal arbitral de la agencia norteamericana antidopaje (USADA), que fue de 10 años a Bruyneel y de ocho a Celaya y a Martí. Las sanciones a perpetuidad impuestas a Armstrong y al médico Michele Ferrari en 2012 no se han revisado ya que ninguno de los dos recurrió. Tampoco recurrió un tercer médico del equipo, Luis García del Moral, quien, sin embargo, ve reducida a cinco años su sanción a perpetuidad al considerar el TAS “veraz” su testimonio durante la vista del recurso, en octubre de 2016, que ha incrementado la sanción de Bruyneel, Celaya y Martí. En él rompió su secreto profesional hablando de sus pacientes, incluidos los miembros del equipo de pista español en 1996.

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El laudo de 104 folios en el que el Panel del TAS explica sus decisiones refleja tanto el acuerdo de Luis García del Moral con la USADA y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) como la razón principal del aumento de la sanción a su colega Celaya.

A cambio de declarar contra sus compañeros, el médico valenciano obtuvo el perdón de sus pecados. Por no querer aceptar un trato similar ofrecido por la agencia española antidopaje (“da nombres y delitos de ciclistas que no hayan sido sancionados, aunque tengas que mentir”, dice Celaya que le pidieron), el médico vasco vio multiplicada su sanción de ocho años. De la misma manera, los siete corredores del US Postal cuyas declaraciones juradas son el fundamento principal de todo el caso obtuvieron a cambio de su testimonio acusatorio una sanción de seis meses en vez de los dos años que les habrían correspondido si no hubieran hablado.

“Declaran que mi testimonio no es creíble cuando ofrezco pruebas objetivas y documentos que refrendan mis palabras, y sin embargo declaran veraces a las mentiras de los demás que me acusan. Me han tratado de una manera despreciable. No creo en el sistema, y más después de que la agencia española me ofreciera recortar mi sanción si declaraba contra algunos, incluso aunque mintiera. No creo en su justicia, y mi credibilidad no me la otorga usted, sino los pacientes a los que veo a diario”, le espetó Celaya al TAS durante su interrogatorio como testigo de Bruyneel, en el que subrayó su inocencia y recordó que no estuvo en las Vueltas en las que Zabriskie y Danielson dijeron que les había dopado, porque en esas fechas estaba trabajando en su consulta profesional, en Gipuzkoa, 40 horas a la semana, como demostraba con el registro de sus llamadas telefónicas y el testimonio de su auxiliar. “Los ciclistas se dopaban por su cuenta. Ni dopé ni hice transfusiones ni animé a nadie a doparse. Al contrario, mi misión fue limitar los peligros de lo que hacían. Todos mienten. Y fui testigo de que se dopaban, sí, y no dije nada a Bruyneel de que los ciclistas se dopaban porque estoy sujeto al secreto profesional. De todas maneras, que se dopaban lo sabían Bruyneel, el pelotón, la UCI, la AMA y la USADA”.

Dos años después del interrogatorio, Celaya se indigna al leer la conclusión que de su acto de desafío y de respeto a la confidencialidad de la relación médico-paciente extrajo el Panel sancionador para justificar su sanción de por vida. “Celaya no apareció arrepentido cuando testificó. Al contrario, se empeñó en mantener su inocencia”, se lee en el laudo que toma entonces más que un tono legal uno apocalíptico, digno de un tribunal de la inquisición o un consejo de guerra, alejado de la noción civil de justicia. “Para el Panel, Celaya es el único miembro del corrupto mundo del ciclismo durante tantos años que aún respeta la omertá. Su actitud es una seria amenaza para el futuro de un ciclismo y un deporte en general limpios. Su testimonio es no creíble, es mentiroso, y confirma su incapacidad para volver a participar en cualquier deporte como personal de apoyo. Concluimos, sin duda alguna, que la sanción más apropiada es una suspensión de por vida. Fue un participante activo y voluntario en el esquema de doping sistemático en el ciclismo en todos sus años en todos sus equipos”.

Cuando conoció su sanción, Celaya le envió un whatsapp a George Hincapie, uno de los ciclistas que le acusaron en una declaración juarda, reprochándole sus mentiras. Hincapie le respondió inmediatamente. “Puedes odiarme toda la vida, pero sabes que nunca quise hacerte daño. Eres uno de los mejores seres humanos que conozco. Lo siento. Pero entiende que si no lo hago me mandan a la cárcel y no pueden hacer esto a mi familia. Dije también que tú siempre estabas contra el doping y no querías que lo hiciéramos, que siempre intentabas protegernos y que eras muy bueno con nosotros”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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