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“El 12-1 a Malta lo cambió todo, fue mágico”

Exinternacionales de la selección española recuerdan el idilio de la Roja con la ciudad de Sevilla, sede fija durante 12 años

Rafael Pineda
Señor, Gordillo y Goicoechea celebran el 12-1 a Malta en el Villamarín.
Señor, Gordillo y Goicoechea celebran el 12-1 a Malta en el Villamarín.raúl cancio

“El 12-1 a Malta lo cambió todo. Fue mágico. Veníamos de una etapa difícil tras el Mundial 82 y Miguel Muñoz dijo que nos quedábamos en Sevilla”, recuerda Rafael Gordillo, 75 veces internacional, mito del Betis y uno de los grandes de la historia del Madrid. Gordillo, con tres Eurocopas y dos Mundiales en sus piernas es quizás el futbolista que mejor conoce la simbiosis de Sevilla con la selección española. La capital andaluza fue la sede fija de los encuentros oficiales de España desde diciembre de 1983 a junio de 1995. Un periodo mágico donde La Roja logró una clasificación agónica para la Eurocopa 84 y otra menos dramática para la Eurocopa 88, más dos billetes para los Mundiales de 1986 y 1994.

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España juega contra Inglaterra en la Liga de las Naciones y vuelve al Villamarín. Lo hace 23 años después de un choque ante Armenia que significó el adiós a Sevilla como sede de los encuentros de la selección. La Roja ha jugado allí 45 partidos, con 38 victorias, cuatro empates y tres derrotas. En el Villamarín ha disputado 13 partidos, con 12 triunfos y solo una derrota. Fue un 1-2 ante la Francia de Papin y Cantona valedero para la Eurocopa de Suecia 92 el 12 de octubre de 1991. La última vez que España jugó en Sevilla fue el 27 de marzo de 2015. España ganó 1-0 a Ucrania en el Pizjuán camino de la Eurocopa 2016.

“No perdí con España en Sevilla. Ahora puede verse como algo egoísta que siempre jugáramos aquí, pero entonces era una pasada. Yo disfrutaba en el Villamarín porque era mi campo, pero también en el Pizjuán. El 12-1 a Malta fue el primer partido de España en el Villamarín y pasó lo que pasó. Muñoz lo vio claro”, afirma Gordillo acerca del choque más emblemático que España jugó en Sevilla. “Nosotros íbamos con la mentalidad de hacerles seis o siete y ganar. No pensábamos en meterles 11 goles. Al final fueron 12 y hasta me anularon uno a mí que fue legal”, recuerda Gordillo, que se enfada cuando los jugadores malteses han afirmado recientemente que fueron dopados al descanso para que bajaran su rendimiento. “Dicen que le dimos limones con tranquilizantes… ¡Pero si en aquella época nadie tomaba limones! Lo que pasó es que eran muy malos”, añade el ahora presidente de relaciones institucionales del Betis.

La celebración fue de las grandes. “Fíjate, le devolvimos la ilusión a la gente después del Mundial 82 y de un mes muy duro en España, con muchos problemas. Me los llevé a todos de juerga y acabé en el Mercasevilla con un amigo pescadero y bético. ¡La que se formó cuando llegué allí a las tantas!”, dice Gordillo. Ese 12-1 con la red de la portería de Malta rota en la primera mitad, con menos gente de lo previsto en el Villamarín por todo el agua que cayó en Sevilla de forma torrencial y la quimera que era hacerle 11 goles a un rival para estar en la Eurocopa de Francia 84.

“Yo escuchaba el himno y miraba a la grada y veía a mi mujer y mis hijos. Los compañeros, vascos, madrileños, catalanes…, estaban encantados de jugar aquí. El 12-1 a Malta fue impresionante, pero también el 2-1 a Islandia en el Villamarín que nos metió en México 86”, afirma Rincón. “El público de Sevilla entendió que España era también su equipo y animaba de una manera increíble”, recuerda Rincón. “El idilio se lo cargó un personaje que no quiero ni recordar”, apostilla.

En Sevilla debutaron con la selección Butragueño, Xavi, Puyol o Piqué. En Sevilla se despidieron el propio Butragueño y Míchel, en 1992, ya con Clemente de seleccionador. Con el vasco de técnico, España logró una clasificación agónica para el Mundial 94 en el Pizjuán (1-0 ante Dinamarca). Un gol de Hierro llevó a España, con uno menos por la expulsión de Zubizarreta, a Estados Unidos y ponía fin a una década de enfrentamientos con los daneses, con los que España se la había jugado en la Eurocopa 84, el Mundial 86, la Eurocopa 88 y esta fase de clasificación. “Nunca he jugado un partido como ese. La afición nos empujó a un triunfo muy complicado”, recordó Luis Enrique en su momento.

Clemente decidió que Sevilla dejara de ser sede oficial de la selección. Fue abucheado en el Villamarín en un España-Armenia de 1995 por no sacar al bético Ángel Cuéllar. El técnico expuso su malestar porque en el estadio del Betis dos gradas se cubrieran de muñecos por problemas de seguridad el 24 de febrero de 1993, en una goleada a Lituania por 5-0. El 28 de abril de 1993 Clemente es insultado en el estadio bético en un España-Irlanda del Norte (3-1) porque anunciaba ya que la selección debía moverse por toda la geografía nacional. El divorcio se consumó en junio de 1995. Desde entonces, España ha jugado en La Cartuja y en el Sánchez Pizjuán en siete ocasiones. Nunca en el Villamarín. Hasta ahora.

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