Croacia e Inglaterra empatan en silencio
Las tablas de Split dejan casi encarrilada la clasificación de España para la Final Four de la Liga de las Naciones
Sin público, igual que durante un Croacia-Italia de hace tres años después de que aficionados croatas realizasen cánticos nazis y de que en aquel encuentro apareciera una esvástica dibujada sobre el césped del estadio Poljud, en Split, donde se celebraba de nuevo el partido de este viernes, por la que la federación croata fue sancionada, la subcampeona del mundo e Inglaterra se quedaron sin voz (y sin goles) en un partido plomizo en el dibujo general, con algún trazo entretenido en el detalle. La igualada deja la clasificación de España a punto de caramelo: un empate ante los ingleses el lunes podría bastar a los de Luis Enrique para estar en la Final Four de esta Liga de las Naciones, ya que solo un desastre ante Croacia en el último partido evitaría la presencia de La Roja en la lucha por el título.
Dos estilos antagónicos en su concepción chocaron en Split en medio del silencio general (el fútbol son sobre todo los gritos de los jugadores) desarrollando un encuentro de ida y vuelta, tan físico como técnico (dependiendo de quien tuviera la pelota) que se quedó en un empate a pesar del aumento del ritmo en la segunda mitad.
Leal a su estilo Croacia trató de trasladar el encuentro a ese recurrente tuya mía que tan bien se le da y tanto descoloca a equipos robustos como Inglaterra. Sin embargo, el conjunto de Southgate trasladó la presión a todos los ángulos del terreno de juego, lo que complicó en muchos momentos la salida de balón de su rival. Ahogada la fuente, se diluyó el equipo de Dalic, necesitado siempre de una correa de transmisión para arrancar ese juego elegante que le caracteriza.
Algo más tosca, Inglaterra se mostró inteligente en la lectura del partido, sosteniendo bien el centro del campo por medio de Henderson y Dier, dos futbolistas que por su pie de madera no encontrarían su lugar de vestir la camiseta ajedrezada. Sin embargo, los de Southgate desplegaron sus recursos en ataque por medio de las piernas de Sterling, un torbellino, y de las llegadas de Walker y Chilwell.
Holanda-Alemania: Löw entra en la historia en su momento más débil
Cuando comience el partido de este sábado en Ámsterdam entre Holanda y Alemania (20.45, Cuatro), Joaquim Löw se convertirá en el seleccionador que más partidos ha dirigido a la mannschaft en la historia del país. Con 168 encuentros a sus espaldas, superará el récord de Sepp Herberger (167), responsable junto a sus jugadores del Milagro de Berna de 1954.
El hito de Löw, campeón en 2014, se producirá en uno de sus momentos más comprometidos como técnico, con el fiasco de Rusia aun sin digerir. “Me ha sorprendido que conserve su puesto. Está en el equipo desde hace tiempo y a veces hay que admitir que las cosas no funcionan”, le atacó el exinternacional Michael Ballack en los últimos días. “Es un desafío cambiar esta situación”, señaló por su parte Kroos, uno de los jugadores con más peso en el vestuario, y que compartirá centro del campo junto a Kimmich, el último movimiento táctico de Löw.
Eso sí, aunque por momentos el agobio nublase a Croacia, Modric y Rakitic demostraron estar a un nivel en el que la neblina no dejó que se perdiera la vista principal de dos creadores excelsos. De su fluidez se benefició especialmente Perisic, un extremo con alma obrera, tan trabajador como efectivo en su papel de cirujano, lanzador recurrente de diagonales que obligaron a girar la cintura de Stones y Maguire. La mejor oportunidad para dar el primer golpe la tuvo en sus botas Kramaric, pero su remate, tras una buen movimiento de Rebic, llegó a velocidad asequible hasta los guantes de Pickford. La respuesta de Inglaterra se produjo a la inglesa, esto es, con un cabezazo de Dier a la salida de un córner que se topó con el poste.
El ritmo fue a más, con llegadas más directas para Inglaterra, que tuvo en la cabeza de Harry Kane la oportunidad perfecta para alterar el marcador. El delantero inglés cabeceo de forma impecable un saque de falta de Henderson, y solo el larguero impidió que el gol cayera del bando inglés. La arquitectura de la portería salvó a Croacia por dos veces, las mismas que las llevadas a cabo por su portero, Livakovic, ambas ante Rashford. Ambos se encontraron mano a mano dentro del área pequeña, pero primero el inglés remató muy flojo con la pierna izquierda y después la estirada del meta croata anuló el disparo del ariete del United.
Rebic estuvo cerca de superar a Pickford, que realizó su mejor (y única) intervención ante un disparo anterior de Perisic, pero el croata no supo dirigir hacia la portería inglesa una buena contra de su selección. La lesión de Kovacic mengó la creatividad croata, lo que supuso una carga extra de trabajo sobre Rakitic y Modric, sin que ninguno de los dos le perdiera la cara al partido. Solo el cansancio propio del desgaste físico acabó por rebajar las pulsaciones de un partido que se acabó tal y como empezó, en silencio.
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