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Honda sube al fin de vueltas

Tres años después de que Alonso humillara a la marca en su casa, el constructor logra meter a los dos Toro Rosso en la Q3 por primera vez este curso

Oriol Puigdemont
Brendon Hartley (Toro Rosso) en la cronometrada.
Brendon Hartley (Toro Rosso) en la cronometrada.Clive Rose (Getty)

La frase retumbó por todo el ‘paddock’ instalado en el circuito de Suzuka, en parte por la intensidad del grito de Fernando Alonso por la radio. “¡Esto es un motor de GP2!”, soltó el asturiano en pleno Gran Premio de Japón de 2015 y mientras trataba de contener los ataques de Max Verstappen. Las tácticas empleadas por McLaren y el piloto español para tratar de forzar la reacción de Honda, encargada de motorizar los monoplazas británicos entre aquel 2015 y 2017, no surtieron efecto, y la relación entre el fabricante nipón y la estructura británica se rompió por voluntad del segundo con vistas a este 2018. Lo que ocurre es que la dinámica de McLaren no ha cambiado demasiado con la llegada de Renault como proveedor de propulsores sino más bien al contrario: los motores franceses han dejado claro que el principal problema del coche que conducen Alonso y Stoffel Vandoorne no viene dado por la unidad de potencia. En cambio, los números de Honda han mejorado sustancialmente con su alianza con Toro Rosso, a la espera de dar un doble salto mortal con pirueta la temporada que viene, cuando equipen también a Red Bull.

Precisamente en Suzuka, Brendon Hartley y Pierre Gasly, los dos corredores titulares de la escudería de Faenza, se metieron este sábado por primera vez en la tercera criba de la cronometrada (Q3) gracias a la última actualización de motor que incorporaron sus monoplazas (la carrera este domingo a las 7.10, Movistar F-1). Eso es algo que no pasaba desde el Gran Premio de Mónaco de 2017, cuando Carlos Sainz arrancó el sexto y Daniil Kvyat, el noveno. Esta especificación se estrenó en los ensayos del viernes de la última carrera, la semana pasada en Rusia, pero los técnicos decidieron no usar el domingo para poder pulir algunos detalles relativos a la gestión electrónica.

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“La última versión de la unidad de potencia nos ha ofrecido datos muy esperanzadores”, afirmaba desde el trazado japonés Toyoharu Tanabe, director técnico de Honda. “Es evidente que en Sochi aún había mucho trabajo que hacer en según qué áreas relacionadas con la entrega de potencia. El paso adelante que se ha dado aquí es considerable”, añadía Hartley. “No hay duda de que tenemos más potencia y de que aquellos déficits de Sochi se han resuelto”, proseguía el neozelandés, que se colocó el sexto en parrilla, su mejor resultado hasta el momento, un puesto por delante de su vecino (séptimo).

Al frente de Toro Rosso está el de siempre: Franz Tost. El austríaco interpreta a las mil maravillas el papel de correveidile de Helmut Marko, el ejecutivo de mayor rango dentro de la división de F1 de Red Bull. Tost nunca diría nada que pudiera incomodar a su compatriota, y mucho menos en algo tan sensible como el desembarco de Honda en Red Bull. “Honda está dando pasos adelante muy grandes. La nueva versión del motor es fantástica y ya está por delante de Renault”, afirmaba hace unos días Tost, en unas declaraciones recogidas por Autosport. “No puedo dar detalles técnicos de cómo está trabajando Honda, pero sí estoy en condiciones de decir que va en la dirección correcta”, añadía.

El acuerdo con Red Bull supondrá una inyección de capital que la compañía energética tampoco necesita –invierte un presupuesto estimado que ronda los 350 millones de euros y es la tercera que más desembolsa tras Mercedes (unos 450 millones) y Ferrari (unos 430 millones)–. Hay que tener en cuenta que Honda no solo ofrecía sus motores gratis a McLaren, sino que además aportaba al proyecto unos 100 millones de euros.

“Desde el momento en el que sabes que Red Bull ha cerrado el trato con Honda para 2019, empiezas a fijarte más en cómo va. Y en ese sentido, los avances son evidentes”, valida Verstappen, que dependiendo del nivel de competitividad que demuestre ese nuevo motor, puede hacer que aquel órdago de Alonso en Suzuka sea una tontería comparado con el incendio que él es capaz de generar.

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