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Ciclismo | Mundial de Innsbruck

Las ciclistas españolas vuelven a despertar ilusión mundial

Las mujeres vuelven a soñar a lo grande gracias a la profesionalización impulsada por el equipo Movistar

Carlos Arribas
Mavi García, el martes pasado, durante la prueba contrarreloj del Mundial.
Mavi García, el martes pasado, durante la prueba contrarreloj del Mundial.CHRISTIAN BRUNA (EFE)

Para las mujeres ciclistas en España, Joane Somarriba o Dori Ruano son lo que Bahamontes y su época para lo hombres, las pioneras en la prehistoria. Pero si después del Tour del Águila de Toledo, el ciclismo masculino español comenzó a vivir una época de mayoría de edad, han tenido que pasar casi un par de décadas de desierto para que las herederas de Somarriba, ganadora de tres Tours y dos Giros, o de Ruano, campeona del mundo de pista, puedan despertar ilusión y algo de esperanza en los aficionados.

“Hay tres de la selección que pueden acabar perfectamente entre las 10 primeras del Mundial”, dice el seleccionador de mujeres, Ramontxu González Arrieta, que, en el Tirol austriaco, a los pies de Kitzbühel, en el hotel en el que se alojan todas las selecciones españolas, habla de Mavi García, Ane Santesteban y Eider Merino la víspera de la prueba femenina, hoy (10,10, Eurosport), 155,6 kilómetros entre Kufstein y el circuito de Innsbruck, al que darán tres vueltas (la mitad que la prueba masculina del domingo, y sin el añadido del repecho horrible del final que tanto asusta a los hombres). “Y esto es así porque las mujeres ciclistas en España ya empiezan a disfrutar de condiciones que les permitan demostrar lo mucho que valen”.

Habla Arrieta de lo que ha significado la creación de un equipo como el Movistar femenino, en el que las mujeres ciclistas españolas han podido por primera vez sentirse profesionales y dedicarse plenamente al ciclismo. “Ya me dice Joane que qué bien que por fin las mujeres tengan oportunidades”, dice Arrieta, casado con Somarriba, quien recuerda que su pareja pudo vivir del ciclismo porque era figura, y también contaba con becas. “Y es así. Antes, la mayoría de las mujeres tenían que combinar el trabajo o los estudios con el ciclismo… Madrugar, universidad, estudiar, entrenar y apenas descansar. Eider Merino es química, Alicia González ha terminado biotecnología… O Lorena Llamas, que debía trabajar en u supermercado para poder tener seguridad social, No podían rendir al máximo. Ahora son solo ciclistas”.

El sueldo que perciben (unos 1.200 euros al mes) no es una cantidad que les haga soñar con hacerse ricas como ciclistas, pero significa para muchas pasar de la nada al casi todo, sobre todo si se añade el contrato de profesionales y la seguridad social, un lujo del que antes carecían, en otros equipos, cuando se contrataban como autónomas. “Son 100% ciclismo y no es solo eso”, dice Jorge Sanz, el director del Movistar femenino. “Cuentan con las mismas condiciones que los del equipo de hombres: material, entrenadores, masajistas, vehículos, nutricionistas… Y han pasado de disputar unos 20 días al año de competición a 40 o 45”.

Para gozar de condiciones similares, otras ciclistas, como Santesteban o Sheyla Gutiérrez, tuvieron que ir a equipos extranjeros y a vivir fuera de España. La riojana Gutiérrez, precisamente, volverá la próxima temporada a España, contratada por el Movistar, donde destaca la figura de la mallorquina Mavi García, de 34 años, cuya peripecia deportiva refleja perfectamente las vicisitudes del deporte femenino en España.

“Antes de ser solo ciclista, era duatleta [competición de bicicleta y carrera a pie], y gastaba más tiempos y energías buscando patrocinadores y fondos para sobrevivir y viajar que preparándome”, dice la mallorquina. “Me buscaba la vida, y me iba bien, solo porque ganaba y era muy buena, pero estaba sin seguridad social ni paro ni cobertura por lesiones ni nada”.

Salario mínimo en 2020

El salario mínimo obligatorio de los ciclistas hombres del WorldTour, la primera división mundial, es de 38.115 euros brutos al año, y los de los equipos Pro, la segunda división, cuyos contratos también controla la Unión Ciclista Internacional (UCI) es de 30.885 euros. Los contratos femeninos los regula independientemente cada federación nacional. “Nosotras no ganamos ni lo que los peores hombres”, dice García, que forma parte de la elite mundial femenina. “Pero creo que esto empezará a cambiar. En 2020 seguramente se regulará el salario mínimo para las mujeres, una medida que hará que todos nuestros contratos pasen por la UCI, y no podrá ser, evidentemente, menor que el de los hombres Pro”.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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