Los rusos tampoco arrancan bien esta vez en la Olimpiada de Ajedrez
EEUU supera el primer escollo importante, frente a India (2,5-1,5), y lidera tras la 4ª ronda de once
“Estos llegaron aquí en un avión privado tras ser recibidos por Putin, pero como sigan así acabarán desterrados en Siberia”. Era una de las bromas que circulaban este jueves por los pasillos de Batumi (Georgia) tras la derrota de Rusia -que, asombrosamente, no ha ganado el oro desde Bled 2002- ante Polonia (1,5-2,5). Por el contrario, EEUU pisa firme para renovar su histórico triunfo de Bakú 2016: derrotó (2,5-1,5) a otro de los favoritos, India, con triunfo de Fabiano Caruana sobre Viswanathan Anand en el primer tablero.
Para casi todos los deportistas de élite de la Unión Soviética, el oro era el único resultado exitoso; las otras medallas suponían un premio de consolación. Cuando la URSS se desintegró en 17 países en 1991, los rusos heredaron ese tremendo nivel de exigencia, y más aún en el ajedrez, que fue el deporte mas popular en el país más grande del mundo. De ahí que las tres platas y un bronce cosechados entre 2004 y 2016 (la Olimpiada de Ajedrez es bienal) sean más bien un fracaso.
Además, con un agravante: Vladímir Putin no deja de lanzar periódicos mensajes para resaltar que el ajedrez es una prioridad para el deporte ruso. Desplazarse a Sochi, donde estaba concentrada la selección, para despedirla, animarla y enviarla a Batumi en un avión privado no es algo que el presidente ruso haga con todos los deportes.
Es lógico pensar que las caras largas reinantes anoche en la delegación rusa tenían mucho que ver con esa amabilidad del líder del Kremlin. La selección femenina, que también fracasó en Bakú hace dos años al quedar fuera del podio después de tres oros seguidos, ya cayó el martes en la 2ª ronda ante Uzbekistán (19º cabeza de serie), y este nuevo traspié de la absoluta ante Polonia alienta las bromas sobre el destierro en Siberia. Los polacos Tomczak y Dragun tumbaron a Krámnik y Jakovenko en el tercer y cuarto tablero, respectivamente, dando así el máximo valor al meritorio empata de Duda con Kariakin en el primero; Wojtaszek cayó en el segundo, ante Nepómniachi.
EEUU y Polonia comparten el primer puesto con Azerbaiyán, China, Francia, Israel, Armenia, Ucrania y República Checa (que ganó por la mínima a los peligrosos juveniles iraníes). En lo que respecta a las mujeres, China, EEUU, Ucrania, Mongolia, Armenia y Georgia están en cabeza.
Los equipos españoles van al revés de lo que se esperaba, en cuanto a sus posiciones en el escalafón inicial: ellos (24º) van décimos, invictos con 7 puntos, tras derrotar a Serbia por 3,5-0,5, con victorias de Antón, Pérez Candelario y López Martínez, y tablas de Ibarra. Ellas (15º) perdieron ante Argentina por 1,5-2,5 con derrotas en los primeros tableros de Sabrina Vega y Marta García, empate de Matnadze en el tercero y victoria de Hernández en el cuarto. Y cayeron al puesto 44.
Durante la quinta ronda, la atención estará dividida entre los dos grandes pabellones de la Olimpiada y los pasillos del hotel Sheraton, donde se reúne el Comité de Ética de la Federación Internacional (FIDE) para decidir sobre un tema muy delicado. El griego Georgios Makrópulos, presidente en funciones y candidato en las elecciones del 3 de octubre, que controla esa comisión, acusa de prácticas irregulares durante la campaña a su principal rival, el ruso Arkadi Dvórkovich, ex primer ministro adjunto de Rusia y director del reciente Mundial de Fútbol. El asunto más sustancial es una supuesta donación de dinero a la Federación Serbia a cambio de su voto. Hay innumerables indicios y algunas pruebas de que Makrópulos y los dos anteriores presidentes a los que sirvió como número dos, el filipino Florencio Campomanes y el ruso Kirsán Iliumyínov, hicieron cosas similares o mucho peores de manera rutinaria durante 30 años.
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