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Una noche plácida para el Atlético ante el Huesca

El equipo de Simeone se deshace con facilidad del endeble Huesca en un partido que le permitió reservar y oxigenar titulares de cara al derbi del Bernabéu

Ladislao J. Moñino
Los jugadores del Atlético, tras un gol.
Los jugadores del Atlético, tras un gol.Denis Doyle (Getty)

Acostumbrado a la agonía, a tener que masticar y vivir los partidos hasta el último suspiro, con pegada y pasajes de buen juego el Atlético se concedió una noche tranquila. Una lluvia de goles que le vendrá bien con el derbi del sábado a la vista, donde se empezará a vislumbrar si será un purasangre o un percherón en su carrera por tratar de pelear el título.

A la placidez con la que resolvieron los rojiblancos contribuyó el Huesca, que apenas enseñó la mordida entusiasta del novato. La candidez con la que defendió el reforzado y buscado juego entrelíneas del Atlético deberá corregirla para no ser carne de descenso con demasiada antelación. Ahí estuvo el partido y por ahí lo ganaron Correa, Griezmann y Lemar, que leyeron bien cómo ser dañinos. Fue indetectable ese trío de virtuosos para los mediocentros de Leo Franco, Melero y Muso, tampoco fueron agobiados por los centrales Semedo y Etxeita, temerosos de dar un par de pasos hacia adelante.

Esa laxitud le permitió al Atlético un inicio fluido, con Koke y Thomas al mando en el medio. Uno y otro están necesitados de sobredosis de autoestima. Al primero, Simeone le está reforzando con minutos para elevarle el nivel de juego y sacarle de la cabeza el varapalo de saber que su ausencia de la primera convocatoria de Luis Enrique no solo tiene que ver con el rendimiento, también que es una cuestión de gustos. Thomas, a priori, ha sido el más afectado por la llegada de Rodrigo. Dependiendo de quién juegue en el Bernabéu se testará el plan de Simeone para ese trascendental asalto.

Amparado en la corrección de Koke y Thomas en la salida de la pelota para iniciar el juego, el primero en aparecer fue Correa, apoyado por Carlos Isaac, al que Simeone dio vuelo para aliviar a Juanfran, ni siquiera en la lista. El chico estuvo más punzante que preciso en ataque y cumplió en defensa. Saúl fue el otro intocable de Simeone reservado para Chamartín.

La vivacidad de Correa multiplica su valor cuando le salen los giros y no se trastabilla. O cuando el pie le acompaña para ejecutar lo que ve por el rabillo del ojo. Y al cuarto de hora vio en la frontal del área el desmarque de Diego Costa que este amortizó regalándole el gol a Griezmann a puerta vacía ante la salida de Werner. Sin ver puerta en 16 partidos de Liga, a Costa al menos le queda el consuelo de esa asistencia, pero fue preocupante que un partido como el de anoche ni él roce el gol ni el equipo le encuentre con más frecuencia.

Si parecen encontrar y confiar sus compañeros cada vez más a Lemar, también con soltura para mostrarse por el centro. Cuando recibió en esas posiciones centrales mejoró muchos de los balones que le llegaron. Se sintió con confianza para combinar en medio de jugadas elaboradas que el Huesca no lograba detener, ni en el medio, ni en las inmediaciones de su área. En una de ellas, a Thomas le dio tiempo a recibir, acomodarse la pelota con un par de toques y desvencijar a Werner con un disparo raso y cruzado.

Con dos goles de desventaja, el Huesca ya perdió el fuelle de Luisinho y las buenas maneras de Cucho Hernández para tratar de estirar al equipo. El involuntario tanto de Koke, concedido por el VAR —un centro en el que Correa despistó a Werner— finiquitó el partido a la media hora de juego.

Para el segundo tiempo ya solo quedó el intento de Leo Franco de limitar la tunda metiendo a Aguilera para reforzar ese agujero central por el que se le escapó tan rápido el partido. Para Simeone, ese tramo le sirvió para oxigenar a Griezmann y Costa a cambio de las carreras de Martins y los movimientos de Kalinic. El portugués deleitó al personal con su velocidad y su verticalidad, aunque le faltó temple para culminarlas con efectividad. Del fondo de armario con el que cuenta Simeone es el jugador que más expectativas despierta para cambiar los partidos. Kalinic estuvo más gris, más allá que algún otro desmarque. El resultado les quitó a ambos la presión de tener que resolver, pero aprovecharon poco esa noche plácida que vivió el Atlético. Lo habitual es otra cosa.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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