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MUNDIAL FEMENINO DE BALONCESTO | OPINIÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Yes We Can’

Si hay un año en el que se puede derrotar a Estados Unidos es este. Llegan al Mundial de Tenerife con ausencias ilustres, nueva entrenadora y poco rodaje conjunto

Entrenamiento de Estados Unidos en Santa Cruz de Tenerife
Entrenamiento de Estados Unidos en Santa Cruz de TenerifeCristóbal García (EFE)

Comienza la Copa del Mundo de Tenerife, el primer gran campeonato internacional femenino que organiza nuestro país, y qué mejor que coincida con la mejor generación de nuestra historia, la que nos ha dado tantas alegrías y ha hecho crecer exponencialmente al baloncesto español.

Pensando en grande, la España de los cinco podios consecutivos en Europeos, Mundiales y Juegos se encuentra en el camino por el sueño con el gran enemigo: USA o la armada invencible porque son las más fuertes, las que más saltan, las que más corren, las que más anotan, las que más, en todo… Al menos es lo que veo escrito siempre ahora que, como cada vez que hay un campeonato así, aparecen especialistas de baloncesto femenino por todos los lados.

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Lo que no he leído, y por eso lo digo, es que si hay un año en el que se les puede ganar es este, por muy complicado que sea. En la lista de la selección americana faltan grandes nombres que han decidido no jugar esta cita. No sé si les suenan jugadoras ilustres como Maya Moore, Sylvia Folwes y Candance Parker, por apuntar alguna de esas ausencias. Aunque quizás el principal hándicap con el que cuentan es que es una selección que llega sin preparación conjunta porque se incorporan directamente desde la WNBA.

Si hay que hablar de las que están me quedo con la vieja guardia porque al final son las acostumbradas a decidir: Diana Taurasi y Sue Bird. La primera, después de cortar la temporada de invierno en Europa, ha recuperado el instinto que corre por sus venas. No ha habido, ni hay, ninguna jugadora con una mano tan letal y, sobre todo, con un carácter como el suyo. Taurasi quiere ganar aunque sea a su familia y por eso es la mejor. Hace sencillo lo difícil y, lo más importante, es de esas jugadoras que hace mejores a las de alrededor por su forma de ver este deporte y por la tranquilidad que da estar a su lado.

Aunque si hablamos de ver baloncesto hay que referirse a su amiga Sue Bird, actual campeona de la WNBA. Con una dirección magistral, ha sido la jugadora más veterana y decisiva de su equipo en la conquista del anillo, en el año en el que hemos visto el mejor espectáculo y el mejor juego desde que comenzó esta competición. Simplemente espectacular. Ojalá todos los que hablan de baloncesto femenino vieran más baloncesto femenino.

Ellas dos lideran a esta selección estadounidense que está en la ola del cambio generacional aunque sin encontrar aún relevo para sus piezas más icónicas, las que más han ganado y las que mejor compiten. Acompañadas por la MVP Breanna Stewart, una jugadoraza sin límites, son la referencia. Es verdad que tienen más jugadoras que pueden ser decisivas en un partido concreto pero hay que ver cómo se adaptan a la dinámica de un equipo con tanta referencia y tan poca preparación.

Por eso este puede ser el año de la sorpresa o hay que intentar que lo que sea, porque pocas veces vamos a poder ver a una selección estadounidense tan verde en aspectos tácticos. Habrá que ver cómo soluciona eso una entrenadora que se estrena en el Mundial, Dawn Staley. Lo mejor de todo es que nuestras jugadoras lo saben y también tienen ese gen competitivo y ganador.

Lo viviremos todo en un Mundial express. No me gustan las fechas en las que se disputa el torneo, porque en un verano sin competición masculina se podría haber aprovechado para colocarlo en otro momento. Más aun cuando el engenchment del baloncesto femenino son las familias y se me antoja que, con la semana elegida, se puede haber perdido mucho público amante del basket que renunciarán a acudir porque los colegios, y también otras competiciones, ya han comenzado. Ahora cuadrar fechas es más difícil y encima nos perdemos Tenerife en verano, que es un aliciente impresionante, y más si hay baloncesto. Tampoco me gusta el formato porque no entiendo que se pueda ser campeona del mundo jugando seis partidos. Son pocos para un torneo del rango de una Copa de Mundo. Por comparación, las selecciones masculinas disputan el título en 21 días y a las mujeres nos dan 10 y nos reducen los partidos. No lo entiendo. ¿Pensarán que somos más débiles y no lo aguantaríamos? Lo dejo ahí.

Dicho esto, en mi época, cuando jugábamos frente a Estados Unidos era que no nos sacaran 10 puntos por cuarto para no perder por 40. Pero, poco a poco, fuimos encontrando a manera de competir alguna vez contra ellas. Una vez logré ganarlas cuando jugaba en Rusia. En un torneo en Ekaterimburgo que se decidió en una final entre el CSKA y la selección estadounidense ganamos por un punto gracias a dos triples de Nicole Powell. Fue una locura. Y repito, si hay un año en el que se les puede ganar es este. ¿Por qué no? Yes we can.

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