Mikel Landa renuncia al Mundial
Omar Fraile ocupa la plaza del alavés, quien no encontró motivos de esperanza en su regreso a la competición mes y medio después de su caída
Mikel Landa se ha rendido. El ciclista alavés ha tirado la toalla en su pelea contra la lógica y el sentido común en su empeño por correr el durísimo Mundial, el domingo 30 de septiembre en Innsbruck (Austria), sin apenas competir desde el 4 de agosto, el día que disputando la Clásica de San Sebastián sufrió una caída que le produjo fracturas en una vértebra y un par de costillas. Poco después de retirarse del Giro de Toscana, en Pisa, su primera carrera con dorsal desde la caída, Landa telefoneó al seleccionador nacional, Javier Mínguez, y le pidió que le borrara de la lista de los ocho titulares para el Mundial en la que figuraba de manera condicional. Su puesto lo ocupará el vizcaíno Omar Fraile (Astana), ganador de la etapa de Mende en el último Tour.
“Es normal que renuncie”, dice Eusebio Unzue, su director en el Movistar, quien ya mostró su pesimismo cuando Landa debió renunciar antes a correr la Vuelta y luego el Tour de Gran Bretaña, carreras que le podrían haber dado el fondo necesario y el ritmo de competición para disputar con garantías los 260 kilómetros de Innsbruck. “Más que nada, se había fijado el objetivo del Mundial como motivación para entrenar fuerte este fin de temporada. Ahora tendrá que intentar llegar bien al Giro de Lombardía, la otra gran clásica que queda”.
Con la renuncia de Landa cobra más peso en la selección española la figura de Enric Mas, el corredor que más en forma terminó la Vuelta, donde acabó segundo, ganó la etapa reina y, sobre todo, a ojos de los expertos, ya sabedores de su potencial como escalador, hizo una contrarreloj llana que disparó su cotización. El ciclista de Artà, de 23 años, reclama prudencia, recuerda que es muy joven y que el Mundial es muy largo, que nunca ha hecho carreras de más de 200 kilómetros. “El líder es Valverde, y vamos a intentar ganar el Mundial con él o con cualquier otro que pueda”, dice, aunque le brillan los ojos cuando se le recuerda que Valverde acabó bastante cansado la Vuelta y que Óscar Freire ganó el primero de sus tres Mundiales siendo un desconocido que se había pasado medio año lesionado y sin experiencia en distancias largas, y tenía 23 años, y cuando se le machaca subrayando que el Mundial de Innsbruck es el más duro de la década, el que mejor conviene a su perfil. “Yo haré lo que el seleccionador me mande”.
En Italia, donde el seleccionador, Davide Cassani, teme que Vincenzo Nibali no esté tan fuerte como es necesario para ganar, se agiganta a su vez la figura del complicado y exagerado Gianni Moscon, quien se impuso a lo grande en el duro Giro de Toscana después de haber hecho una selección en el tercer paso por el Monte Serra con un ataque que solo resistieron el francés Bardet y Pozzovivo. A los dos les batió fácil al sprint para conseguir su segunda victoria en la segunda carrera que disputa tras cumplir los dos meses de sanción impuestos por la UCI por golpear violentamente a un rival durante el Tour, lo que le supuso al corredor del Sky la expulsión de la carrera.
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