Destape a balón parado
El Barcelona ha logrado en las jugadas de estrategia marcar siete de los 20 goles que acumula en el curso
Dembélé, tan caótico en lo táctico como lacerante con el cuero entre los pies, agarró la pelota en su campo y se marcó un eslalon en el que descontó a tres rivales antes de ser zancadilleado en el balcón del área. “Teníamos que haberle parado antes”, se lamentó Mark Van Bommel, entrenador del PSV, tras caer por 4 a 0. Sabía lo que se decía el técnico porque cuando Messi plantó la pelota en el suelo, el técnico se lanzó las manos a la cara como si de un mal presagio se tratara. “Cuando eres el rival, siempre piensas que te la va a meter”, atestiguó Valverde, ahora aliviado porque el 10 está de su lado. Messi, claro, no falló y marcó su tercer gol de falta en los siete partidos que ha disputado el equipo en este curso. Una suerte que Leo reparte —no son pocas las veces que cedió el balón a Neymar como ahora también hace con Luis Suárez— y contagia porque el Barça ha firmado siete tantos de los 20 obtenidos hasta la fecha a balón parado. “Estamos acertados”, explican desde el vestuario azulgrana; “no es que hayamos trabajado mucho más, sino que tenemos gente que pone el balón donde quiere tanto en las faltas directas como en las indirectas”.
Algún exjugador de Valverde cuenta que no le daba en sus primeros años apenas importancia al laboratorio de las jugadas de estrategia ofensivas —sí en las defensivas, en cómo marcar ese tipo de jugadas y dependiendo de a qué altura esté—, pero que con el paso del tiempo su ayudante Ion Aspiazu ha cogido peso en el área, acorde también a la modernización de la pizarra de laboratorio que hay en el fútbol. En el Barça, en cualquier caso, hay una máxima desde hace un par de años. “Buscamos al alto, a Piqué”, revelan desde el club. Como hace el Madrid con Sergio Ramos o el Atlético con Godín. Y no les ha ido mal en lo que va de temporada. Ya en la Supercopa frente al Sevilla, duelo celebrado en Tánger (Marruecos), Messi golpeó seco y cruzado por encima de la barrera hasta que el poste evitó el gol. No así el rechazo, donde apareció Piqué para marcar el primer gol del curso. En el siguiente encuentro ante el Alavés sucedió algo similar, puesto que el balón de Leo se estrelló en el larguero y la continuidad de Piqué se extravió por arriba. Algo que no desanimó al 10, que a la siguiente falta la tiró por debajo de la barrera y a la red. Seco el equipo en Valladolid y solo azuzado por la renovada puntería de Dembélé, la estrategia funcionó de nuevo ante el Huesca: Rakitic aprovechó una segunda jugada tras un saque de esquina; y Luis Suárez atinó desde los 11 metros. Y más de lo mismo se dio contra la Real Sociedad, equipo al que endosaron dos goles a la salida de un saque de esquina. Uno de Luis Suárez y otro de Dembélé.
Mejores registros
Todo eso lo conocía Van Bommel, que no quería ver el lanzamiento de Messi porque ya había advertido al grupo de que no se cometieran faltas en la frontal. Pero sabía de la destreza del 10 porque Irvin Lozano se arrodilló tras la barrera y casi se estiró con la intención de evitar que les hiciera el tanto por abajo como al Alavés. No les funcionó. El 10 la picó por arriba, suave y lejos de las cabezas de la barrera y las manoplas del portero. “Magistral”, la definió Valverde, feliz por la puntería de su equipo a balón parado porque en cuatro de los siete duelos (57%) ha abierto la lata de esta manera. Así, tras el receso que tuvo el Barcelona en el curso anterior en las jugadas de estrategia (marcó 26 goles por los 42 y 39 que se firmaron con Luis Enrique y Unzue en los dos años anteriores), ahora parece haber cogido carrerilla y sale a uno por duelo. “Es una forma de hacer muchos goles y es algo a lo que no se puede renunciar”, afirman desde las oficinas del Barcelona. Messi, lo tiene claro. Y el Barça, por el momento, también. Pero esa solo es una parte de su juego. “Nos gusta tener la pelota y somos un equipo que utiliza mucho el fútbol de posición”, resolvió Valverde. Algo que también exprimieron ante el PSV en el cuarto y definitivo gol, cuando el equipo dio 22 pases en 51 segundos y con la participación de 10 jugadores —menos Umtiti, expulsado— hasta que Messi la puso, como hace con las faltas, en la red.
Messi ya tiene 48 balones en su casa
Hace tiempo que Messi desafió a la lógica porque suma más de 10 temporadas siendo el número uno, solo discutido por Cristiano Ronaldo. Su dominio, más allá de por su capacidad para generar fútbol, también se explica con goles. Así lo ratificó ante el PSV, equipo al que le endosó un hat-trick. Tres goles que bien valieron la pelota que se llevó a casa y que por el momento ya acumula 48 en sus vitrinas, toda vez que ha hecho 42 tripletes (se incluye el repóker y los tres pókers) con el Barça —30 en LaLiga, tres en la Copa y uno en la Supercopa de España—, además de los seis que hizo con Argentina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.