Messi y su cara de Champions
Los azulgrana abaten a un atrevido PSV Eindhoven con tres goles del argentino y uno decisivo de Dembélé
A Messi se le ha puesto cara de Champions, obsesionado como está con la “linda” Copa de Europa, eliminado su equipo reiteradamente desde que alcanzó la cima en Berlín 2015, revolcado la temporada pasada en Roma. El fin justifica los medios y se impone por tanto mirar a las porterías más que al campo, incluso en partidos aparentemente sencillos como el que le enfrentó a un buen PSV. La voracidad del argentino acabó con el aseado fútbol del primaveral equipo de Van Bommel. La experiencia fue decisiva en un encuentro abierto y disputado hasta que el talentoso Dembélé puso ya pasada la hora del encuentro el 2-0. Las figuras marcaron los goles y la diferencia en un tibio Camp Nou.
Ni el horario (18.55) ni el adversario invitaban a llenar el estadio porque la victoria se daba por descontada en el estreno europeo del Barça. La victoria, sin embargo, fue muy esforzada para el Barcelona, discontinuo en su fútbol, poco sólido y hasta un poco raro en su estructura, falto todavía de personalidad, a ratos demasiado expuesto a la velocidad del PSV. El holandés es un plantel en cambio muy definido y valiente, coral en su fútbol y al tiempo salpicado de jugadores que quieren hacer fortuna en Europa. El PSV se hizo respetar mucho en el Camp Nou a pesar de la inequívoca declaración de intenciones de Valverde.
Acamparon los once titulares del Barça desde el inicio en la cancha del PSV. A partir de la presión, decantado el campo por el costado izquierdo con el triángulo Alba-Coutinho-Dembélé, los azulgrana enfocaron la portería de Zoet e intentaron evitar las transiciones del equipo de Van Bommel. El fútbol era intenso y fluido y la velocidad de la pelota suficientemente alta para no dejar salir al campeón de Holanda. A los barcelonistas, sin embargo, les faltaba remate y las características del rival exigían acabar las jugadas, evitar las pérdidas, porque el PSV se despliega de forma vertiginosa cuando roba el balón, como se advirtió en una llegada franca de Lozano y en dos acciones de estrategia, punto débil del Barça.
No tiene aún consistencia el equipo de Valverde, condescendiente en su área, encomendado a Ter Stegen. Aún no defiende bien, circunstancia que alimenta las opciones de cualquier rival en la Liga y más peligrosamente en la Champions. El partido se convirtió en un diálogo Coutinho-PSV solo interrumpido por las apariciones de Messi.
Expulsión de Umtiti
Las filigranas del brasileño contrastaban con las rápidas contras holandesas preferentemente manejadas por Lozano, un delantero inteligente en sus movimientos, ídolo ya en México. Jugaba el PSV contra el Barça como si enfrentara al Den Haag. El carácter del líder holandés está tan marcado que no distingue tampoco entre la Eredivisie y la Copa de Europa.
Van Bommel ha armado un plantel tan joven como atrevido, alegre, de muy buen ver, esmerado incluso en los detalles que pueden resolver el encuentro más abierto como el del Camp Nou, muy pocos como las faltas de Messi. Los holandeses levantaron una pared sin ningún agujero ante la pelota que iba a patear el 10. No querían que el rosarino les colara un gol por debajo de la barrera y el árbitro discutía sobre la posición de los zagueros y de Lozano. Messi aguardó pacientemente, le dio altura al golpeo y el cuero cayó a cámara lenta junto al poste izquierdo de Zoet. El tiro fue tan limpio y elegante que no pareció admitir réplica de ningún guardameta, puede que ni siquiera de su compañero Ter Stegen. La espera valió la pena por la belleza del tanto de Messi.
El gol fue la mejor noticia para el Barcelona porque el encuentro se había puesto muy peligroso por el empaque y capacidad de atacar el espacio del PSV a partir del luminoso 4-3-3. El suspense solo se generaba cuando el cuero paraba a pies de Messi: se animaba el Barça y se asustaba el PSV. Hubo durante un rato una serie de idas y venidas,un intercambio de golpes que superó al árbitro Sidiropoulos.
Al Barça le faltaba control de juego, inocuo en ataque y aliviado en defensa por las correcciones de Alba, y los tiros del PSV no cogían la portería de Ter Stegen. La incertidumbre se acabó con la prodigiosa irrupción de Dembélé. El francés se marcó una jugada estupenda por cómo pisó el balón, por la manera en que se giró para eliminar la doble marca y por el chut de rosca que habría firmado Coutinho. El 2-0 liberó al Barça y a Messi, que completó el hat trick —el octavo, cifra récord del torneo—, dispuesto a reforzar desde el inicio el discurso del capitán que asume la responsabilidad de intentar ganar la Champions.
Habilitado por Rakitic y Luis Suárez, no perdonó el 10 y acabó con las aspiraciones del PSV, un buen aprendiz ante el veterano Barça, incapaz de anotar incluso después de la expulsión de Umtiti. No hay dudas sobre Messi: pasó de las palabras a los hechos y sus goles alivian la espera del Barcelona. Hay tiempo para que al equipo de Valverde se le ponga la misma cara de Champions que ahora ya se ve en Messi.
Un detenido por una pelea tumultuaria junto al Camp Nou
Los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer a un hombre por participar en una pelea tumultuaria entre aficionados al fútbol en las inmediaciones del Camp Nou. El enfrentamiento tuvo lugar poco antes de las seis de la tarde, en la calle Felipe de Paz, en los alrededores del estadio. En un vídeo de lo sucedido, se aprecia cómo dos grupos de personas se lanzan sillas de una terraza y se persiguen. Los agentes arrestaron a uno de los participantes en el enfrentamiento acusado de agredir a otro con una porra extensible. A pesar de eso, a última hora de ayer, la policía catalana no había dado con la víctima, que huyó del lugar.
Los Mossos d’Esquadra no confirman si quienes se enfrentaron son de grupos radicales de fútbol. Fuentes cercanas a lo sucedido, explican que los protagonistas de la pelea fueron miembros de los Boixos Nois, los radicales del Barça, y aficionados ultras del PSV Eindhoven.
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