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Dembélé, un artista en el arenal

El Barcelona resuelve un partido áspero en un campo impracticable ante un enérgico Valladolid

Ramon Besa
Los jugadores del Barcelona celebran el gol con Dembélé.
Los jugadores del Barcelona celebran el gol con Dembélé. Octavio Passos (Getty Images)

A la presuntuosa LaLiga le convendría poner a punto los campos de juego antes de promocionar sus partidos en Estados Unidos. La propaganda es contraproducente cuando la realidad demuestra que en plena canícula veraniega todavía hay estadios en que la hierba parece arena aunque no haya playa en la ciudad sede del partido sino ríos tan bonitos como el Pisuerga. No ha llegado dispuesto el Nuevo Zorrilla para la disputa de un partido oficial susceptible de ser emitido en Nueva York. El campo está mal, los equipos todavía no andan bien y la suerte del encuentro queda a merced de futbolistas con causas personales pendientes como Ousmane Dembélé.

El francés descerrajó una contienda áspera para un Barcelona que se tomó muy en serio su salida a Valladolid. Ni el viejo ni el nuevo Zorrilla es tierra de paso para el Barça. Aunque en el inventario habrá partidos intrascendentes, se recuerdan sobre todo momentos cumbre en LaLiga, pocos como el protagonizado por Urruti cuando paró un penalti a Mágico González que le dio el título al equipo de Venables. Fue también en Pucela donde debutó Puyol, Xavi le salvó la cabeza a Van Gaal y Cruyff alineó a Lucendo. La última visita azulgrana se saldó con una derrota por 1-0 en aquel desdichado año de Tata Martino.

Este sábado ganó por Dembélé. El Barça empezó el encuentro en el mismo punto en que resolvió aquel contra el Alavés. Jugaba Coutinho como interior derecho y descansaba el lateral Semedo en favor de Sergi Roberto. Apostaba Valverde por una formación ambiciosa en una noche de riesgo por el campo, por el rival y por su propio equipo, que está en fase de rodaje, falto de ritmo, pendiente de la inspiración de Messi. No es fácil coger el sitio y dar velocidad a la pelota en un césped recién plantado y tampoco resulta sencillo enfrentar a un rival que surfea en una ola de euforia desde que alcanzó por sorpresa LaLiga.

Vive el Valladolid al ritmo de Eye of The Tiger, enamorados los jugadores de Rocky, todos a una con Sergio González. No hay imposibles para los pucelanos, ni siquiera cuando delante está el campeón Barça. Muy resguardados, juntos y solidarios, especialmente concentrados en las ayudas, obligaron a los azulgrana a jugar por fuera, circunstancia que cedía el protagonismo a Sergi Roberto y Dembélé. Había que tocar con finura en el Barcelona y salir muy rápidos en el Valladolid. Y la determinación de Ünal y Toni Villa pesaban más que el control de juego de los muchachos del intranquilo Valverde.

No estuvo nunca a gusto el Barça. Los jugadores atendían más al suelo que al balón para suerte del Valladolid. La hierba se levantaba, los topos asomaban la cabeza y solo Messi profundizaba para Suárez y Alba. Ter Stegen era tan exigido como Masip porque el Valladolid corría y el Barça quería tocar cuando era imposible precisar el pase camino del área del Valladolid. Muy lentos y pusilánimes, los azulgrana perdían demasiadas veces el cuero y sus zagueros se exponían reiteradamente a las contras de los pucelanos, punzantes a campo abierto y reiterativos en la concesión de córneres ante el excelente Masip.

El portero sacó dos tiros de gol a remates de Suárez y Coutinho cuando más se ofrecían Dembélé y Messi. Hay partidos que conviene resolver con una jugada cuando no se puede con el juego y al Barcelona, demasiado cándido, nada vigoroso, poco consistente, le faltaba un francotirador para vencer a su excompañero Masip, buen conocedor del repertorio de Messi y Luis Suárez. Y entonces apareció Dembéle. El francés se pasó a la derecha después de una conversación de Messi y Valverde y nada más cambiar de banda remató una dejada de cabeza de Sergi Roberto después de una muy buena acción de Luis Suárez.

El gol estimuló al Valladolid y descentró al Barça. No tuvieron gobierno los azulgrana mientras se sucedían los remates del Valladolid. Tampoco ayudó Valverde a serenar el choque con los cambios y menos con la retirada de Dembélé. La hinchada se ilusionó con su equipo al tiempo que sufría al Barça. Los azulgrana ya no saben descansar ni defender con la pelota sino que a menudo se entregan a un intercambio de golpes peligrosísimo ante rivales enfebrecidos como el Valladolid.

La lesión del excelente Villa acabó con las aspiraciones del equipo de Sergio González, a pesar de un tanto anulado a Keko por fuera de juego después de la ratificación del VAR, y validó el triunfo del sufrido Barça, aliviado por el gol de un jugador como Dembélé, que se gana la titularidad día a día en campos inapropiados como el de Zorrilla.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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