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Brooks Koepka resiste a un inmenso Tiger Woods y gana el PGA

El estounidense logra a los 28 años su tercer grande tras aguantar otra exhibición del Tigre, y Jon Rahm es cuarto, su mejor resultado en un grande

Juan Morenilla
Koepka, con el trofeo.
Koepka, con el trofeo.ROSS KINNAIRD (AFP)

El golf es otro con Tiger Woods. El ganador de 14 grandes ha vuelto a los 42 años al más alto nivel y su regreso ha revolucionado, otra vez, su deporte. Para los aficionados, para los patrocinadores, y, sobre todo, para aquellos jóvenes golfistas que ven a la leyenda hacerse de carne y hueso y competir cada domingo por la victoria. Hay una generación que ha escuchado su historia y ahora sabe lo que es sentir que el Tigre anda suelto por el campo y está hambriento. Chicos como Brooks Koepka, que a los 28 años resistió el tremendo empuje de Woods y conquistó el último grande del curso, el PGA del centenario en Bellerive, en Saint Louis. Para Koepka, un pegador que ya es mucho más que un pegador, es su tercera gran corona después de los dos US Open de 2017 y 2018. Y une su nombre a los de Sarazen, Hogan, Nicklaus y Tiger como los únicos en coleccionar el Abierto estadounidense y el PGA el mismo año.

Koepka venció con 16 golpes bajo par, dos de ventaja sobre Tiger Woods y tres sobre Adam Scott. Jon Rahm fue cuarto con -11 para igualar su mejor puesto en un grande, y Rafa Cabrera Bello, con un magistral última vuelta, subió al décimo puesto con -9 y ha demostrado su buena forma a las puertas de la Copa Ryer, a finales de septiembre.

Tiger ya asomó la patita en el Open Británico, pero en medio de un torbellino emocional se derrumbó en la segunda parte de la última jornada. Que aquello no fue un espejismo lo ha demostrado en este PGA en el que convirtió el domingo en una persecución sin descanso. El Tigre se encaramó a un golpe de los líderes, pero aún le faltó ese guiño del destino. Un pestañeo. Como el que evitó que embocara en el 11, o la burla que le hizo la bola en el 14. Sólo eso le separa para inaugurar otra era. El campeón ha vuelto aunque no ganara. Y así lo vivió una afición tan numerosa como entregada. Cuando Woods dio su última lección con el birdie del 18 para cerrar el día con 64, la ovación fue de las que reconocen a un vencedor, no a un vencido. También el gesto de rabia y de celebración de Tiger fueron rotundos. Tiger ha pasado años sufriendo a su dolorido cuerpo, sabiendo de lo que era capaz de hacer sin poder hacerlo. Ahora que las manos le responden, ve más cerca volver a poner en marcha la cuenta de grandes que se detuvo hace ya 10 años. En su escalada desde los infiernos, es ya el 26º del mundo.

Un gesto de rabia de Tiger.
Un gesto de rabia de Tiger.JAMIE SQUIRE (AFP)

De rojo, con esa mirada asesina de los días de caza, Tiger completó los nueve primeros hoyos con tres golpes menos pese a no coger ni una de las siete calles que tenía a tiro. Y aún así sobrevivió a base de magia con los hierros y con el putt. En los segundos nueve se levantó cada vez que parecía descolgarse. Con golpes de genio y por puro amor propio. Koepka dejó abierta la puerta con fallos en algunos putts, y el torneo desembocó en un final estupendo.

Para entonces había perdido fuelle Rahm. Al vasco le faltó estirar el cuello en el sprint final. Es solo el décimo grande que juega como profesional, pero el de Barrika pisa tan fuerte que es ya un aspirante a todo. Y este curso ha dado un paso adelante en unos grandes que eran su asignatura pendiente. Un cuarto puesto en el Masters y en este PGA parecen haber acabado con la maldición (pese a que no pasó el corte en el US Open y en el Open Británico).

Al vasco se le torció el volante con el bogey del cuarto hoyo, después de 39 seguidos sin mancha. Los birdies en el siete y ocho le hicieron subirse otra vez, pero no dio el estirón que necesitaba. La fiera, sin embargo, permaneció bajo control, aceptando los fallos. “Ahora todo cuadra, el trabajo de todo el año sale a la luz”, explica su preparador mental, Joseba del Carmen. “Ha equilibrado la parte mental sin dejar de expresar las emociones. Madurar es asumir responsabilidades, y las emociones son parte de ello, y Jon lo está haciendo. Se nota una evolución. Él es un super profesional dispuesto a todo por ser el mejor”. En esa ecuación hay hoy un elenco de estupendos golfistas. Entre ellos, cómo no, Tiger Woods.

Clasificación completa del PGA Championship.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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