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Matutinovic: “Sin mi exigencia, España no hubiera ganado nada”

El exseleccionador de waterpolo se defiende de las demoledoras críticas por la dureza de sus métodos y argumenta que gracias a ellos España alcanzó por fin medallas

Robert Álvarez
Dragan Matutinovic dirige un partido de la selección croata.
Dragan Matutinovic dirige un partido de la selección croata. WP2018BCN

No hay equipo legendario que no tenga su lado oscuro. La intrahistoria de la selección de waterpolo que ganó la medalla de plata en Barcelona 92 y la de oro en Atlanta 96 tiene una vertiente turbulenta que contrasta con la maravillosa estela que dejó en el deporte español. Manel Estiarte, Rollán, Txiki Sans, Pedrerol, Pedro García, Miki Oca, Dani Ballart… Fue una escuadra de leyenda. Pero el coste de sus hazañas dejó heridas que, 26 años después, siguen sin cicatrizar.

En 2012, un documental titulado Aigua, cel, infern (Agua, cielo, infierno) dirigido por Joan Soler, desentrañó la transformación de aquella selección. Ahí es donde interviene una persona clave. Dragan Matutinovic fue el seleccionador desde 1990 hasta 1993. Antes de su llegada la selección nunca había subido al podio. Su exigencia fue altísima, sus métodos muy discutidos. “Era un infierno”. “Fue peor que el servicio militar”. “Quería máquinas de jugar, de matar”. “Hubo quien pidió a sus padres que fueran a buscarlos”. “Casi le pego”. “¿Ir a Andorra? Nadie vuelve a la cárcel”. Son algunas de las acusaciones que deslizan en el documental varios de los jugadores de aquella selección. Matutinovic, (Split, 64 años), está de nuevo en Barcelona, donde dirige en los Europeos a la selección femenina croata.

Pregunta. ¿Había vuelto a la piscina Bernat Picornell?

Respuesta. He vuelto con mucha emoción y alegría. Aquí fue donde conseguí los mayores éxitos del waterpolo español.

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P. ¿Cómo le ha ido?

R. He estado en muchísimos equipos y he entrenado en todo el mundo con mucho éxito. Lo he ganado casi todo. Bien, contento.

P. Pero los jugadores de aquella selección, en ese documental, son muy críticos con su modo de actuar.

R. Los jugadores no. Dos jugadores.

P. ¿Qué opina de lo que dijeron?

R. ¿Qué opino? Hace tres o cuatro años tenía que venir a España para volver a trabajar con la selección. La federación se asustó por lo que dijeron esos dos o tres. Tenían miedo de mí. Dieron una imagen totalmente falsa de mí, las mentiras más grandes el mundo. Me dolió mucho, muchísimo.

P. Usted era muy duro.

R. Yo nunca he prohibido que un jugador vaya al médico. ¡Por favor! ¡Qué mentiras tan grandes!

P. Uno explica que casi le agrede porque le castigó sin salir de la habitación en un campeonato al que habían acudido sus padres.

R. No sé. Nunca he engañado a nadie. Sí, soy duro y exigente, pero justo. No he mentido nunca a nadie. Era como un padre para Miki Oca, Dani Ballart, Jordi Sans... la mayoría, pregúnteles.

P. ¿Y la federación le quería otra vez?

R. Sí. Y yo tenía ganas de venir y levantar el nivel del waterpolo español porque está bajo, mal. Se trabaja bien, pero no lo suficiente, no para competir con los mejores equipos del mundo. no pierdo la esperanza. Debo volver para bien del waterpolo español. Tiene fantásticos jugadores jóvenes, Granados, Munárriz, etc, etc. Tienen el oro en sus manos, pero no saben cómo hacer la transición del equipo junior al absoluto.

P. ¿Es buena su relación con aquellos jugadores?

R. Estoy muy bien con ellos. Estiarte me llamó después para que fuera su entrenador en Pescara. No estoy bien con un par. Más claro no puedo ser. Porque están celosos de mí. Son enfermos, drogadictos. ¿Me ha oído? Yo no miento nunca.

P. ¿Era necesario un régimen de entrenamiento tan duro?

R. Sino, España no hubiera ganado nada, así de claro. Cuando me fui siguió el mismo equipo más Iván Pérez, que se nacionalizó. Me hubiera gustado seguir. Lo hubiéramos ganado todo. Así de fácil. Por favor... Iván Pérez es el más grande del mundo.

P. Y en la Liga.

R. Sí, también me hubiera gustado dirigir a algún equipo. Pero esa pregunta no es para mí. Es para los jefes. Miedo, celos.

P. ¿Llegó a tener casa aquí?

R. En Castelldefels. Pero la vendí cuando falleció mi mujer hace dos años. Ahora vivo en Split.

P. Ahora dirige a la selección femenina croata.

R. Acabamos de empezar. Trabajamos bien. Necesitan dos o tres años más para competir en la élite. Es otro nivel. Quien trabaja bien es Miki Oca. Es fenomenal. Es uno de los mejores entrenadores del mundo.

P. Pero en hombres, España no gana una medalla desde 2009.

R. No hay una escuela de entrenadores. Tenía uno, Rafa Aguilar. No sé por qué no entrena. Es el único. Que no se enfade nadie. Yo hablo claro.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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