Neymar y Coutinho, una década de complicidad
El atacante del PSG y el centrocampista del Barça se conocieron hace diez años en la selección sub 17. Hoy son los dos jugadores más caros del mundo y la gran esperanza de Brasil
La alianza espontánea generada entre dos adolescentes imberbes en la primavera de 2008 fue considerada como el augurio de un futuro esplendoroso en las categorías formativas de la Confederación Brasileña de Fútbol. Mientras la cúpula de la CBF otorgaba poderes a Dunga como seleccionador, en la base de la pirámide formadores sensibles y capaces trabajaban para potenciar las raíces ancestrales del fútbol brasileño.
Neymar y Coutinho coincidieron por primera vez en la convocatoria de la selección nacional sub 17. Y la primera cata de la cuadrilla nacida en el 92 iba a tener lugar en la Costa Brava catalana. El torneo MIC (Mediterranean International Cup) ha ganado gran prestigio reuniendo cada año desde 2000 a las mejores canteras del planeta. Los rumores se iban convirtiendo en un clamor que recorría los estadios de la provincia de Girona: Brasil tenía una pareja de garotos que transformaban cada partido en una fiesta de goles imposibles, regates espectaculares, controles delicados, pases fastuosos y un arsenal de paredes cómplices ejecutadas con precisión quirúrgica.
En ese Brasil eran suplentes otros dos jugadores que ahora sueñan con ganar el Mundial: el volante Casemiro y el portero Alisson. Coutinho militaba en el Vasco da Gama, era conocido como Phlippinho y afrontaba su tercera edición del MIC. En 2006, con la selección infantil, derrotó por la mínima al Real Madrid en la final desatando un recital de fútbol mientras mantenía un tremendo duelo individual con el fogoso capitán madridista Dani Carvajal. En 2007 Coutinho ya portaba el número 10 en la selección cadete y Brasil ganó al Espanyol por penaltis en la final.
El responsable de las categorías inferiores de la CBF era Lucho Nizzo, un formador vocacional obsesionado con que los jóvenes talentos completaran en su país determinados ciclos de formación antes de emigrar. Nizzo trabajó con mirada larga y mucho celo en la evolución de una camada de jugadores nacidos entre 1988 y 1994: Marcelo, Willian, Renato Augusto… En 2008 le deslumbró Neymar, un atacante del Santos tan flaco que le puso el apodo de “filete de mariposa”. Nizzo lo recuerda hoy con orgullo en conversación con EL PAÍS: “Disfrutábamos de la perspectiva de contar con jóvenes dotados de un potencial enorme, que podían llegar muy lejos si se les trabajaba de forma correcta. Coutinho era una rareza. Tenía una inteligencia muy por encima de la media y era muy técnico. Pensaba antes y mejor que nadie y le gustaba más el pase que el gol. Enseguida congenió con Neymar que tenía fundamentos difíciles de ver en el fútbol de hoy, como la conducción en alta velocidad, ejecutando bruscos cambios de dirección con la pelota pegada al pie. Ya dominaba los gestos técnicos y los regates que le vemos ahora. Su complicidad con Coutinho era enorme. Solo les faltaba hacer llover, porque lo que hacían en el campo era un abuso, con tanta calidad técnica y velocidad de pensamiento”.
Brasil pasó como un festivo carnaval por las primeras fases del MIC. En semifinales se medía en San Antoni de Calonge al Konoplev ruso. Con el césped artificial convertido en una laguna por la lluvia, los rusos sometieron a Neymar al mismo tipo de cacería selectiva que ahora sufre en cualquier partido del mundial. Ni una sola queja salió de su boca. Ni una sola protesta o exageración como las que ahora crean polémica en los estadios rusos. Muy golpeado, no terminó el partido. Empate a uno. El gol brasileño lo anotó Coutinho con un inteligente tiro desde la frontal del área. Brasil ganó por penaltis, con el vascaino anotando su lanzamiento con clase. Neymar acabó congelado de frío y llorando de dolor en el vestuario bajo el cuidado de los fisioterapeutas.
El 23 de marzo de 2008 en Palamós, Brasil se medía en la final a otro potente equipo ruso, el Lokomotiv, que acabó sucumbiendo ante la superioridad técnica de una Canarinha en la que Neymar y Coutinho firmaron otra actuación deslumbrante. Brasil ganó 1-0. Al día siguiente la prensa catalana destacaba el alumbramiento de una sociedad a la que no había que perder la pista, porque aquella mañana Coutinho y Neymar llenaron de belleza y trazos raros la hierba de Palamós. “Jugaron con personalidad impresionante y combinando con una química especial”, recuerda Nizzo. “Yo le gritaba a Neymar que no driblara, que le estaban pegando mucho, que tocara… Me contestó que cuanto más le pegaran más les iba a encarar con el balón”.
Juanjo Rovira, director del MIC, rememora el impacto que generó la presencia de Neymar: “Una expectación enorme. Habíamos acreditado a mucha prensa y a un montón de cazatalentos de clubes europeos. Neymar había estado cerca de fichar por el Real Madrid en 2004 y eso actuó como reclamo. Con él llegaba Coutinho. Les llamábamos Zipi y Zape, porque estaban todo el día juntos. El torneo para los brasileños no solo era un banco de pruebas. También un gran escaparate de mercado para los jugadores”.
Toni Lima trabaja hoy como avezado ojeador para el Manchester United. Exinternacional por Andorra, en 2008 era secretario técnico del Ibiza, club que firmó un convenio de colaboración con el Inter de Milan para detectar jóvenes talentos. Lima colaboraba también con la CBF y escrutaba con ojo clínico la evolución de cada garoto que llegaba al torneo. Algunos párrafos del exhaustivo informe que Lima redactó en 2008 para el Inter desde el litoral catalán eran un entusiasta aviso de que en la sub 17 se estaba modelando una sociedad muy fructífera: “Coutinho y Neymar son dos polos opuestos en términos de personalidad. El primero es tímido y callado. El segundo altamente extrovertido, con acentuado carácter competitivo y capacidad para tirar del grupo. Conectan maravillosamente dentro y fuera del campo. Es algo habitual en las categorías de base en las que los buenos jugadores se detectan entre sí, se reconocen y se buscan”. El Inter fichó el año siguiente a Coutinho por dos millones y medio de euros dejándolo cedido en el Vasco. Neymar continuó en el Santos. Y juntos siguieron creciendo en las selecciones de base brasileñas.
Ahora con 26 años son los dos jugadores más caros del planeta y la mejor baza para que Brasil consiga el hexacampeonato. “Han evolucionado en dos aspectos”, afirma Nizzo. “En el físico, porque ganaron masa muscular, y en lo táctico, porque en Europa han adquirido fundamentos y entendimiento del juego. Por lo demás son casi iguales que en 2008. Y se siguen buscando. Neymar va a crecer en los momentos decisivos. Siempre lo ha hecho. Y Coutinho trabaja mucho para el equipo en una función complicada que está cumpliendo a la perfección en Rusia”.
18 de los 23 convocados por Tite para el mundial han pasado por las categorías de base de la CBF. Una cifra récord. Tite recoge ahora los frutos de un trabajo bien hecho por otros técnicos menos notorios a los que Brasil debe reconocimiento. Son los guardianes de sus esencias.
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