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Inglaterra rompe la maldición

El conjunto inglés llega a cuartos después de superar a Colombia en los penaltis y dejar atrás tres eliminaciones en Mundiales y tres en Eurocopas desde los 11 metros

Juan I. Irigoyen
Pickford detiene a Bacca el penalti decisivo.
Pickford detiene a Bacca el penalti decisivo.FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE)

La poética recuperación de Colombia murió en los penaltis. No hay nada más entretenido ni cruel que las penas máximas, suerte o desgracia, una moneda al aire que no entiende de merecimientos, para convertir en héroe a un portero como Pickford, salvador ante Bacca y artífice último de una larga maldición rota, y dejar en el olvido a un central inmenso como Yerry Mina. Inglaterra se clasificó para cuartos en los penaltis, después de haber caído en una ronda en esa suerte en los Mundiales de 1990, 1998 y 2006, y en las Eurocopas de 1996, 2004 y 2012. Solo había superado una barrera así en una ocasión en un gran torneo, precisamente en el campeonato europeo de 1996, contra España, antes de caer en semifinales contra Alemania curiosamente con un fallo del actual seleccionador, Southgate. En Rusia cambió el destino.

Colombia se había enganchado a la cabeza de Yerry Mina para empatar en el minuto 93 el tanto de penalti de Kane. El central fue goleador ante Polonia, Senegal e Inglaterra, todos de cabeza, una gesta que no se repetía desde Klose en 2002, e inédito en un Mundial para un defensa. Apareció Yerry Mina en el descuento para mandar el duelo a la prórroga. Y nadie lo discutió. Inglaterra no tuvo más armas que un penalti dudoso para ponerse en ventaja. Sin argumentos durante el partido, Southgate mató el mal de Inglaterra en los penaltis, y acabó con un pesar que le perseguía desde hacía años.

El trabajo mental que hizo el técnico inglés desde marzo para fortalecer la mente de sus jugadores en las penas máximas terminó por arruinar el festejo de Pékerman en el Estadio del Spartak. El técnico de Colombia igualó la marca de Carlos Bilardo y se convirtió en el entrenador argentino con más partidos dirigidos en los Mundiales (14). Aunque no le acompaña la suerte en estos torneos. Al menos, en cuanto a los lesionados. Si cuando entrenaba a Argentina, en Alemania 2006, perdió a su portero titular (Abbondanzieri) en medio del duelo ante la anfitriona, al mando de Colombia se quedó sin su goleador Falcao en Brasil y esta vez no pudo contar con el chico diferente, una de las revelaciones en la Copa de 2014, James Rodríguez.

Lidiar con Kane

Sin James, a Pékerman se le retorció el sistema. Era difícil encontrar un reemplazo para el 10. Vacío de creación, apostó por la contención. Un trivote con La Roca Sánchez, Barrios y Lerma, bien cerca del incansable Cuadrado y el habilidoso Quintero, para dejar solo en el ataque a Falcao, debilidad de la ruidosa y multitudinaria hinchada cafetera en Moscú. Pero a Inglaterra, de entrada, ni le mosqueó el duro mediocampo rival. Los británicos se plantaron en el campo de Colombia, bien abiertos los carrileros, Young y Trippier, con Dele Alli y Lingard por el callejón central, siempre con Kane como farol, acompañado por el inquieto Sterling. En una combinación entre lo nuevo y lo viejo del fútbol inglés, los de Southgate atoraron a Colombia a puro centro, todos bien defendidos por la pareja Davinson Sánchez-Yerry Mina.

Una tarea complicada para los centrales cafeteros, lidiar con el delantero del momento, Kane, autor de seis goles en Rusia, tres de penalti. El asedio británico no duró ni un cuarto de hora. Los chicos de Pékerman aguantaron la presión inicial para reacomodarse en el campo, más lejos de Ospina. Eso sí, no había manera de que apareciera Falcao. Ni Cuadrado ni Quintero le entregaban una pelota cómoda al 9, mucho menos el trivote, de los que el Tigre no esperaba nada. Todo observado con cara de pena por James desde la grada.

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Las imágenes del partido Colombia - Inglaterra

Entonces, el partido había perdido toda alegría, más fuerza que cabeza, más patadas que toque. Un duelo áspero, difícil de controlar para el árbitro. Costaba reconocer la mano de Pékerman en Colombia, también la diplomacia inglesa. Henderson exageró un cabezazo de Barrios, que se llevó la amarilla, y Stones pisó a Falcao. Trabado y peleón, solo un error podía romper el cero en el tablero. No se equivocó Colombia, tampoco Inglaterra. Fue el colegiado, de nuevo. El VAR ayuda, no hace milagros. La interpretación está en manos del juez, que entendió que Sánchez tiró en el área a Kane después de que el inglés pareciera sacarse de encima al colombiano.

El gol del delantero del Tottenham desde los 11 metros despertó a una Colombia más atrevida, envalentonada por Pékerman desde el banquillo: dentro los delanteros Muriel y Bacca, más el volante Uribe, por Lerma, Quintero y Sánchez. A golpe por golpe, el entusiasmo de Colombia le ganó a la tibia y joven Inglaterra, que no supo dormir el duelo, cuando ya Cuadrado les había dados señales de que los cafeteros estaban vivos. Y apareció Yerry Mina, de nuevo goleador, más salvador que nunca de Colombia, para saltar hasta las nubes para firmar el 1-1 en el 93.

En la prórroga, desapareció Inglaterra. Ni rastro del equipo que llegaba descansado y vigoroso a octavos. Los centros ya no los tiraban ni Young ni Trippier ni cabeceaba Kane. En el campo del Spartak mandaban Mojica y Cuadrado por las bandas, Falcao y Bacca en el área. Todo murió sin embargo en los penaltis. Y ahí Pickford ganó la batalla. Asustó a Uribe, que mandó el tiro al larguero y secó a Bacca. Lo celebró Inglaterra, que viajará a Samara para buscar ante Suecia su lugar entre los cuatro mejores. Después de romper la maldición.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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