El llanto de Heung-Min Son: triunfar con Corea o dejar el fútbol
El medio coreano se ve obligado por su Gobierno a dos años de mili si no llega a octavos del Mundial o gana los Juegos Asiáticos
Cuando el colegiado señaló el final del partido frente a México, a Heung-Min Son se le cayó el mundo encima, expresado en una mar de lágrimas, un drama que le superó. Lo había intentado de todas las maneras y colores, siempre protagonista del fútbol de Corea del Sur porque de medio campo en adelante lo hace todo, constructor de los ataques y también punto final ocasional. Chutó con la derecha, con la zurda, desde fuera del área y desde dentro, alguna que otra falta y hasta un remate de cabeza. Pero no le salió nada hasta los últimos compases, cuando una arrancada en diagonal desde el costado la completó con un disparo con rosca que hizo estéril la estirada de Ochoa. Un golazo sensacional que no se animó a festejar porque al duelo le quedaba un suspiro. Para desgracia de Son, probablemente también a su carrera deportiva con las botas puestas.
21 meses como mínimo
Resulta que Son será llamado a filas por su país porque debe cumplir con su obligación del servicio militar. Una faena superlativa para el centrocampista del Tottenham que tiene contrato hasta 2020 y que deberá estar 21 meses de servicio como mínimo (dependiendo de la rama que le asignen puede estar hasta 36 meses), cuando apenas le queda tiempo para comenzarlo, pues se debe cerrar el servicio antes de cumplir los 28 cuando él ya cuenta con 26. Y no hay excepciones que valgan, a menos que haya mérito de por medio que ensalce a Corea de Sur. Algo que tras la derrota frente a México parece poco probable porque el Gobierno había fijado los octavos de final para que pudiera salvarse. Exigencia que solo lograría con un milagro, con un triunfo por dos goles sobre Alemania, además de la carambola de que México gane por uno a Suecia.
Aunque, para su consuelo, a Son todavía le quedaría una opción de librarse de la mili. Exacción gubernamental a la que no se puede negar porque de lo contrario podría dar con sus huesos en la cárcel.
La ley surcoreana indica que los deportistas que se cuelguen una medalla en los Juegos Olímpicos o conquisten el oro en los Juegos Asiáticos pueden quedar exentos de la obligación. Incluso si se quedan en el podio del torneo, el gobierno puede tomar parte y aligerar la prestación a Son, que podría cumplir el trámite con las cuatro o cinco semanas de entrenamiento protocolario. Esos Juegos se celebran en Indonesia del 18 de agosto al 2 de septiembre y es la gran opción para Son, una vez que en Rusia no parece que vayan a pisar los octavos.
Será la última ocasión para Son, para la estrella del país, para un futbolista capital en el Tottenham —Pochettino le ha utilizado en todos los partidos de la pasada Premier menos en uno—, para la estrella del balón, también para un coreano como otro cualquiera. Todo un mazazo para el jugador, que a buen seguro debería dejar la Premier y quién sabe si el fútbol de primer nivel tras dos años de servicio. Reñido con el Mundial, el balón de los Juegos Asiáticos decidirá si se queda en estrella o en un coreano más.
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