La alegre Colombia deja en fuera de juego a la inanimada Polonia
La efectividad fue la mejor recompensa para una selección valiente y alegre, capaz de firmar tres goles preciosos
Ya llegó por fin Colombia al Mundial. Pékerman juntó a los buenos y su equipo goleó a Polonia. James, Quintero y Cuadrado completaron un partido de fábula, resumido en tres remates y tres goles preciosos, muy aplaudidos en Kazán. Acartonada, Polonia fue espectadora del encuentro, sin nada que decir, fuera de juego y del torneo; una de las mayores decepciones de Rusia. No dejó más huella que la presencia de Lewandowski, un ariete inconfundible por sus goles en el Bayern Múnich.
Lewandowski pisó la mano de Yerry Mina después de que el portero Ospina quedara lastimado en el área de Colombia. Fueron los momentos en que Polonia estuvo en el partido, justo al inicio, cuando no se sabía todavía a quién le pesaría más la presión por la derrota compartida en la primera jornada de la Copa del Mundo. Pékerman y Nawalka cambiaron hasta a cuatro jugadores en sus alineaciones respecto a los partidos con Japón y Senegal.
Más frontal y directo, el equipo de Nawalka buscaba el cuerpo a cuerpo, convencido de que el punto débil del contrario estaba en los centrales: Yerry Mina y Davinson Sánchez. La aparente inestabilidad defensiva del plantel de Pékerman, cuando en el escenario dominaba todavía la tensión, contrastaba con el juego de piernas de sus centrocampistas, los tres de la segunda línea muy interesantes: Cuadrado, James y Quintero.
Tenía más fútbol Colombia y quería ser más agresiva Polonia, tensa y competitiva, encomendada al gatillo de Lewandowski. La lesión de Abel Aguilar, un volante que equilibraba al equipo con Wilmar Barrios, provocó la entrada en escena de Uribe y aumentó el potencial ofensivo del colectivo de Pékerman. El mensaje del seleccionador fue inequívoco para suerte de Colombia.
Las continuas entradas de Cuadrado por el costado derecho desestabilizaron a Polonia. No paraba de poner centros el jugador de la Juve. A la que se asoció con James y Quintero, en cambio, llegó el gol de Yerry Mina. El toque de Quintero para la zurda de James fue tan dulce y elegante como el cabezazo del poderoso central del Barça.
El gol encendió a la hinchada colombiana en Kazan mientras se apagaba como una vela Polonia. La pelota iba de pie a pie de los jugadores de Pékerman. No había ni una sola noticia del equipo de Nawalka después de que se asentaran los zagueros de Colombia, superior por dentro y por fuera, tan animada que incluso empezó a arrimarse Mojica.
Lewandowski no puede ganar ningún partido si no recibe el balón como pasó ante Colombia. Las opciones son todavía menores si el juego es aéreo por la altura y envergadura de Yerry Mina y Davinson Sánchez. Únicamente en una ocasión logró el ariete del Bayern pinchar el cuero después de un servicio en largo y su remate con la zurda exigió una intervención de mérito de Ospina, excelente en el momento de achicar el espacio después de que el delantero le ganara la espalda a Mina.
A pesar de su interés por darle la vuelta al marcador, a Polonia le faltaba cintura para sorprender a Colombia. A falta de juego, imponía su fuerza para chocar, para dominar las jugadas divididas, para arramblar al rival, que se tapaba bien, sin demasiados apuros, bajo el techo de Ospina. Polonia le dio campo para correr a Colombia y Falcao puso el 0-2.
El ariete definió de forma excelente un pase filtrado matemático de Quintero. Y poco después sentenció la contienda Cuadrado, poderoso en su carrera después de una asistencia de James, excelente en el manejo del cuero a la salida de un fuera de banda en campo de Colombia.
Los tres remates a portería de Colombia acabaron en gol, síntoma de que el equipo estaba concentrado, empezando por el entrenador, que siempre cambió para bien, al inicio y durante el encuentro ante la parálisis de Polonia. La efectividad fue la mejor recompensa para una selección valiente y alegre, muy superior a la inanimada Polonia.
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