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Alemania-Suecia: el día que París fue Casablanca

La rocosa selección escandinava amenaza a los campeones, que no se quedan fuera de un Mundial en la primera ronda desde 1938

Ladislao J. Moñino
El seleccionador alemán Jöachim Löw, posa para algunos aficionados en el paseo marítimo de Sochi.
El seleccionador alemán Jöachim Löw, posa para algunos aficionados en el paseo marítimo de Sochi.RONALD WITTEK (EFE)

El 9 de junio de 1938 el Parque de los Príncipes de París fue el escenario de una histórica doble derrota de Alemania. Con Adolf Hitler ya en el poder y amenazando con desatar la II Guerra Mundial, el obligado saludo nazi de los internacionales alemanes al escuchar su himno generó una encorajinada reacción entre los aficionados franceses. La revuelta en la grada del coliseo parisino se anticipó cuatro años a la mítica escena de Casablanca en la que Viktor Lazslo, el líder de la resistencia en el exilio, invita a la clientela del Rick's Café a silenciar con La Marsellesala música alemana ordenada por los oficiales de las SS. En el Parque de los Príncipes, en lo que era un partido de desempate, fueron veintidós mil gargantas las que entonaron orgullosas el carismático himno francés antes de que Suiza sacara a la selección germana (4-2) de aquel Mundial de Francia. Esta fue la primera y la última vez que Alemania ha sido eliminada en una primera ronda de campeonato del mundo.

La rocosa Suecia, el verdugo que condenó a Italia a quedarse en casa, es hoy (20.00, Telecinco) quien amenaza a la vigente campeona, a la que una derrota dejaría prácticamente fuera de esta Copa del Mundo. Ese crudo estigma que se cierne sobre el grupo revuelve a los internacionales alemanes más veteranos. Algunos no paran repetir a los más jóvenes que no quieren escribir la que sería la página más negra en la historia de la selección desde aquella de 1938.

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Desde el miércoles, la brisa del Mar Negro y el sol acompañan el trote meditabundo de Joachim Löw por el apacible paseo marítimo de Sochi. El seleccionador alemán, como sus futbolistas, deseaba alejarse de Vatutinski, la monótona y gris sede a las afueras de Moscú donde Alemania se ahoga. Allí, horas antes de volar hacia la costa, los muros del funcional hotel de concentración fueron testigos de una reunión donde entrenador y jugadores construyeron un afilado ejercicio de autocrítica. A la salida, el capitán Neuer admitió que desde que es internacional no había asistido a un cruce de impresiones tan duro. La tertulia giró en torno a la falta de solidaridad defensiva de los centrocampistas. “Contra México jugamos como colegiales, sin orden, ni plan, ni ley”, sentencia Sami Khedira, uno de los futbolistas más criticados junto a Mesut Özil.

Lenguaje corporal

 Löw se niega a relegar a sus pretorianos más significados. “No deberíamos hablar de casos individuales. Tengo mi opinión sobre Özil y todos saben que lo tengo en alta estima. Necesitamos jugadores profundos y verticales que ocupen las alas. No podemos ceñirnos solo a los centros al área porque Suecia estaría muy feliz”, defendió el técnico en su comparecencia de prensa. “Sufrimos esta[/TEX] derrota contra México pero no deberíamos tirar todo por la ventana, hemos tenido muchos éxitos en los últimos tres o cuatro años. No tenemos que a dudar de nuestro estilo de juego”, advirtió. “Si el equipo muestra en el campo su talento y sus cualidades, vamos a ganar”, prosiguió.

Con todo, Löw hará algunos cambios respecto al desastroso partido con el que Alemania se presentó en Rusia. Héctor en el lateral izquierdo, Rüdiger por el lesionado Hummels, con Julian Brandt por Draxler y el tanque Mario Gómez por Timo Werner son las novedades con las que ayer trabajó el seleccionador alemán. Su diagnóstico de lo que sucedió en el partido con México le empuja a anunciar una receta que tiene más que ver con la actitud que con lo futbolístico: “Le dije a mi equipo que nuestro mejor instrumento para resurgir es nuestra energía y nuestro lenguaje corporal”.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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