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Doncic y Llull superan la fiebre amarilla y dejan al Real Madrid a un paso de la final

El conjunto de Laso derriba a un mayúsculo Herbalife Gran Canaria (92-83) gracias a la hiperactividad del esloveno y la casta del menorquín y coloca el 2-0 en la eliminatoria

Faustino Sáez
Anthony Randolph y Oriol Paulí pugnan por la pelota
Anthony Randolph y Oriol Paulí pugnan por la pelotaJuanJo Martin (EFE)

El Real Madrid superó a un mayúsculo Herbalife Gran Canaria en el segundo partido de la serie (92-83) y se quedó a un paso de su séptima final de Liga consecutiva. A fogonazos, con más casta que baloncesto, los de Laso salvaron un duelo enrevesado que puso en valor a un Granca fuerte hasta la meta. Doncic, Ayón y Llull atajaron a Balvin, Eriksson y Radicevic. La fiebre amarilla desató los sudores fríos en el Madrid, pero la carga final tras verse exigido hasta el extremo sirvió a los blancos para sortear un duelo clave.

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Corrigió el Madrid la galbana inicial del primer partido de la serie con un comienzo intenso y aplicado, forzando seis pérdidas del rival con una presión adelantada y entregando la responsabilidad de abrir camino a Felipe y al recuperado Ayón. Pero contuvo la embestida el Gran Canaria sin titubear, gracias al manejo de Oliver y a la firmeza de Báez. El capitán de los amarillos cargó con dos personales tempraneras a Felipe y se encargó con bravura de la intendencia de puntos que dio la iniciativa a los de Casimiro (19-21, m. 10).

No fluía el Madrid y recurrió Laso al doble motor Llull-Doncic para romper la espesura encarnada en un errático Randolph, que desató el runrún en el graderío. No cuajó el remedio porque, mientras tanto, Radicevic, Rabaseda y, sobre todo, Eriksson (10 puntos en el segundo cuarto) se dedicaron a lucir puntería para iluminar la hoja de ruta del Granca.

El factor Tavares enderezó ligeramente a los blancos, pero el Herbalife no se obsesionó con el gigante caboverdiano y siguió aplicando con éxito su plan de partido (33-41, m. 16). Cuando el Madrid atajaba a Eriksson surgía Pasecniks; cuando se cerraba por dentro llegaban los aciertos desde el perímetro de Aguilar o Mekel. Sin embargo, el talento se elevó sobre la niebla y surgió una de las afamadas tormentas madridistas: 19 puntos en poco más de tres minutos. De tres en tres, de nuevo a dentelladas, los blancos atajaron el optimismo amarillo con aciertos a pares de Llull, Doncic y Carroll (sumando un triple y un dos más uno).

Solucionó el Madrid sus guarismos y se fue hasta los 52 puntos en la primera mitad, pero la solución fue más cosmética que real. Al descanso, los de Laso perdían todos los porcentajes de tiro con respecto a su contrincante y apenas equilibraban la pelea bajo los aros ante la pareja Balvin-Aguilar. Superada la fatiga física y mental de presentarse en el primer partido de la eliminatoria con menos de 48 horas de descanso tras el pase y la fiesta ante el Valencia, el Granca se afianzó en el encuentro con un ataque pragmático y una defensa consistente. Varias posesiones madridistas se agotaron sin encontrar rendija alguna en el muro amarillo y a los de Laso se les puso el parqué cuesta arriba (63-70, m. 28).

Laso pulsaba teclas, pero no se encendía ningún automatismo más que el de la intrepidez. Bastó eso sí con la casta de Llull para que los blancos construyeran otro parcial balsámico que dejó el pulso empatado antes de la recta final (70-70, m. 30). Inopinadamente, después de la superioridad mostrada en el tramo final del duelo del domingo, el Madrid se vio obligado a sacar lo mejor de su repertorio para escapar del laberinto. Un parcial de 11-2 en dos minutos y medio, con triples de Thompkins, Doncic y Causeur, acabó con los miedos madridistas, encarriló un partido tenso hasta la meta y dejó a los de Laso a un triunfo de su séptima final de Liga consecutiva. El primer match ball, el jueves en Las Palmas.

Felipe Reyes iguala a Rafa Jofresa como el jugador con más partidos en la ACB (756)

El segundo partido de la eliminatoria de semifinales entre el Real Madrid y el Herbalife Gran Canaria registró la enésima plusmarca de Felipe Reyes. El capitán madridista, de 38 años, igualó a Rafa Jofresa como el jugador con más partidos de la era ACB (756), a solo 22 del récord absoluto de Joan Creus que sumó 778 entre la Liga Nacional y la ACB. Felipe, que debutó con el Estudiantes el 4 de octubre de 1998 ante el Baskonia, es noveno en el ranking de minutos, sexto en el de puntos y líder en el de rebotes.

“Es una cifra que me motiva muchísimo. Ser el jugador con más partidos en una Liga tan fuerte y tan competitiva como esta y habiendo jugado sólo en dos equipos, Estudiantes y Real Madrid, para mí es muy importante y me hace muy feliz”, decía Felipe en la víspera sobre su récord. “Mi intención es seguir jugando mientras el cuerpo y sobre todo la mente aguanten. Físicamente me encuentro muy bien, y mentalmente también porque tengo gente que me aconseja, que me ayuda, tengo una familia increíble que me ayuda para que en los momentos malos no me venga abajo. Puedo seguir unos años más”, remató.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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