Griezmann, uno de los suyos
El delantero del Atlético regresa a Lyon, donde quiso triunfar como futbolista, a 70 kilómetros de Mâcon, su ciudad de nacimiento y lugar en el que es un icono para sus vecinos
En Detrás de la sonrisa (Ediciones Martínez Roca, 2017), Antoine Griezmann (Mâcon, 27 años) dedica un capítulo entero a hablar de sus raíces. Este pequeño municipio situado a 400 kilómetros de París y solo 70 de Lyon, donde esta noche se celebra la final, celebra hoy la llegada del hijo pródigo con entusiasmo. Si parte de Francia va con el Atlético esta noche es por su delantero, un referente para una comunidad -antes de Griezmann, Mâcon era conocido por ser el lugar de nacimiento de Alphonse de Lamartine, poeta, novelista, historiador, diplomático y ministro de Asuntos Exteriores de Francia en el siglo XVIII-, en la que se instaló su abuelo Amaro Lopes, futbolista portugués que jugó en el Paços Ferreira, en 1957, tras recibir una oferta de trabajo de un empresario de la construcción. Su padre, Alain Griezmann, nació en Mâcon, igual que sus tres hijos, Maud, Antoine y Théo, por ese orden, hasta que el mediano de la familia abandonó el pueblo a los 13 años para instalarse en San Sebastián.
La Union du Football Mâconnais, el club en el que pegó sus primeras patadas a un balón, cuenta hoy con una sala conocida como “Espacio Antoine Griezmann”, donde se recogen imágenes de la trayectoria del jugador desde sus inicios. “Mâcon es mi casa. En cuanto tengo un par de días de descanso, allí me (re)poso. Es visceral. No necesito salir. Me quedo en casa, la burbuja familiar. Es el lugar ideal para desconectar”, asegura en su autobiografía.
Cada dos años, desde 2013, se celebra en Mâcon el Challenge Antoine Griezmann que organiza la asociación Team Grizi, donde compiten niños de entre 8 y 13 años. “Estoy muy orgulloso. Es un homenaje a todos los torneos en los que he participado”, señala. Seguidor del Olympique de Lyon durante su infancia, equipo que le rechazó por sus condiciones físicas -“Su hijo es bueno, pero vamos a esperar un poco más”-, reconoce que la primera vez que fue a ver un partido del Olympique de Marsella quedó impresionado con los aficionados. “No miré realmente el partido, el espectáculo estaba en otra parte: entre el público”.
El de hoy puede ser el último partido de Griezmann con el Atlético. Sus compañeros reconocen en público y en privado que lo ven más concentrado que nunca. “Si quiere irse tendrá que hacer historia primero”, expresó, eso sí, Diego Costa la semana pasada. Su hermana Maud, quien le representa, no ha deslizado nada acerca de una operación que sin, embargo, desde el Barcelona, se ha dado tan por hecho que ha generado problemas alrededor del jugador. Hasta el punto de que de no producirse su salida, sería esa precisamente la noticia y no lo contrario. “Llevamos todo el año hablando de Antoine”, se lamentó Gabi. “Yo lo veo bien, físicamente muy bien, muy metido en este partido. Con el nivel que tiene solo le importa ganar títulos. Ojalá no sea la última final que juega con el Atlético, todos le necesitamos y él sabe lo importante que es aquí”, añadió el capitán rojiblanco.
Su decisión, al final
En el club aseguran que de haber tomado la decisión de irse no la comunicará hasta después de jugar su último partido como rojiblanco, el próximo domingo ante el Eibar. No quiere el francés deslucir el adiós de Fernando Torres, este sí confirmado, y que se materializará una vez concluida la Liga. Si por el contrario decidira continuar como rojiblanco se conocería después de la final ante el Marsella. Hasta Deschamps, el seleccionador de Francia, pretende que Griezmann resuelva su situación en las próximas semanas, y que nada perturbe la concentración de les bleus previa al Mundial.
Durante el entrenamiento de ayer, Simeone entregó al francés un peto de distinto color al del resto de jugadores que le permitía formar parte de los dos equipos que formó sobre el césped del Stade de Lyon. Su presencia ante el Marsella está garantizada y de su buen hacer sobre el campó que visitó de niño como aficionado del equipo local dependerá gran parte del resultado de la final. “De este estadio tengo buenos recuerdos. Marqué dos goles con Francia en la Eurocopa de Francia en 2016. íbamos perdiendo al descanso y pudimos darle la vuelta. En Lyon también metí un gol de chilena en la Champions (con la Real Sociedad en la ronda previa de la temporada 2012-2013). La verdad es que es una ciudad que me va bien y espero que pueda seguir así”, señaló el jugador en una entrevista para la UEFA.
“Tiene la capacidad de marcar la diferencia y es el tipo de jugador que puede romper el partido en cualquier momento”, le piropeó Payet. “Es uno de los mejores delanteros del mundo, es muy completo, lo puede hacer todo y es muy peligroso”, se sumó Mandanda. Consciente de que familia y amigos de Mâcon le estarán observando desde el estadio, Griezmann vivirá hoy un partido como local, jugando de visitante, pero jaleado por los aficionados autóctonos. Toda una paradoja que solo se explica por la radiografía del personaje, un icono que juega en casa.
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