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EL QUE APAGA LA LUZ
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Cuánto le costaría hoy Bale al Madrid?

Sus últimas actuaciones no van a evitar que leamos y escuchemos una y otra vez, como una insoportable letanía, que el galés está fuera del Madrid

Bale marca su primer gol ante el Celta.
Bale marca su primer gol ante el Celta.J.P.GANDUL (EFE)

Habrá leído y escuchado el siempre vigilante lector que Gareth Bale está a punto de dejar de ser jugador del Real Madrid. Se lo habrá leído y escuchado al presidente del club, Florentino Pérez, tantas como son las entrevistas que concede. En su defecto, se lo habrá leído y escuchado al técnico, Zinedine Zidane, hombre muy dado a cortar cabezas, sonriendo eso sí. Incluso puede habérselo leído y escuchado al propio Bale en ese castellano fluido en el que acostumbra a manejarse. Son todas ellas opiniones de peso, irrefutables, de las que van a misa. ¿Que no se lo han leído ni escuchado a ninguno de los tres? Háganselo mirar porque es imposible. Día a día, hora a hora, minuto a minuto se nos cuenta y se nos escribe que el señor Gareth Bale tiene los días contados como futbolista del Real Madrid porque así lo quiere, sí hombre, porque así lo quiere, este… ¿Quién lo quiere así?

Sondea el Madrid el mercado, se nos dice, en busca de un futbolista que sustituya el galés, cuyo fracaso en sus cinco años en el club es incuestionable. Véanse los datos: con él en la plantilla el equipo ha ganado tres Copas de Europa (que pueden ser cuatro), una Liga, una Copa, tres Supercopas de Europa, una de España y tres Mundialitos. No será aquí donde se diga que esos 12 títulos llegaron gracias a él, lo cual no sería sino una falacia. Lo curioso es que haya quien sostenga que llegaron pese a él, lo cual no es sino una falacia.

En su última aparición en el Bernabéu, Bale dejó para su particular museo de golazos uno estratosférico, el segundo ante el Celta, una acción al alcance de muy pocos. Concretamente de nadie. Podrá decirse, y bien dicho estaría, que el Celta tenía un aspecto irrisorio. Unos días antes Bale había firmado otro gol majestuoso ante el Barça. Podrá decirse, y bien dicho estaría, que en aquel clásico no había nada en disputa, solo ganar, que por lo visto no importa. Así las cosas, puede uno caer en la tentación de afirmar que se trata de goles, los de Bale, inservibles, en partidos de poca monta, goles de relleno. Conviene entonces recordar que aquí el amigo del moño ha marcado en semifinales y finales de Champions, de Copa, de Mundialitos… Vamos, que el paciente no sufre de vértigo en las grandes ocasiones. Porque otra cosa no, pero a Bale los goles como que se le caen. Y por frías que sean las estadísticas, a veces es necesario echar mano de ellas. La que sigue es, cuanto menos, llamativa. Bale, en la Liga, ha marcado un gol cada 114,2 minutos. Dejando al margen a Messi y Cristiano, que son de otro mundo, el promedio del galés es casi el mismo que el de un cañonero de la categoría de Luis Suárez, que marca cada 112,4 minutos, y superior al de Griezmann, que lo hace cada 131. Pero minucias de ese pelo no van a evitar que antes incluso de que llegue el verano, si llega algún día, leamos y escuchemos una y otra vez, como una insoportable letanía, que Bale está fuera del Madrid.

Y mucho más si es suplente en la venidera final de la Champions. Ese día, Zidane tiene garantizado un buen dolor de cabeza, pues no le queda otra que elegir entre cinco jugadores para dos puestos, elección imposible que ningún otro entrenador del planeta se ve obligado a hacer. A saber: Asensio, Bale, Benzema, Isco y Lucas Vázquez. Tres se quedarán fuera y, si uno de ellos es Bale, las voces que predicen su inminente adiós se multiplicarán por mil, si multiplicarse pueden. Lo mismo dará que él no se quiera ir, que su cláusula de rescisión sea de 1.000 millones de euros, que su sueldo alcance los 15 millones limpios al año. Las voces no se equivocan. Nunca. Son muchas y hacen ruido. A gritos o con corbata. Nos dirán, pues, que el Madrid va a fichar a Salah, a Lewandowski, a Kane, a Hazard, a Dybala, o a todos a la vez. Llegue el que llegue, si llega, todos con un currículum envidiable, repleto de... bueno, repleto, su precio superará los 101 millones que costó Gareth Bale, un futbolista al que si jugara, pongamos, en el Liverpool, los mejores equipos del planeta se matarían por fichar. El Madrid entre ellos.

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