Cómo se fabrica una campeona de halterofilia
Es un deporte minoritario, pero acumula medallas. Cada vez lo practican más mujeres y la federación ha lanzado una campaña de captación por colegios
Los niños no cambian cromos de las grandes figuras de la halterofilia. Sus competiciones no se retransmiten por televisión; es un deporte minoritario. Según la última estadística del Ministerio, tiene menos licencias que la colombofilia (el adiestramiento de palomas mensajeras). Sin embargo, su selección acaba de volver de los europeos de Bucarest con 13 medallas, todo un record, y hay cantera. España se ha convertido en una potencia en halterofilia con menos de 2.600 federados.
“Estamos muy orgullosos de haber conseguido tanto siendo tan poquitos”, afirma Constantino Iglesias, presidente de la federación. “Los países que dopaban a sus deportistas nos obligaban a entrenar muy fuerte si queríamos sacar la cabeza en alguna competición. Cuando esos países han sido sancionados, España ha ocupado el lugar que le correspondía, porque esos castigos a los tramposos han coincidido con una generación de halterófilos españoles muy talentosa”.
Las victorias atraen. El pódium da minutos de telediario y han emergido figuras con carisma televisivo como Lydia Valentín, la campeona mundial que levanta 150 kilos con diademas rosas y un muñeco de hello kitty en el cinturón lumbar; la que celebra las victorias haciendo el signo del corazón con las manos. Además, la federación ha puesto en marcha unos programas de captación por colegios e institutos para acercar la halterofilia a niños y adolescentes. Todos estos factores están cambiando poco a poco la visión de este deporte antes “asociado a gimnasios oscuros”, como admite el propio presidente de la federación.
La halterofilia, en cifras
Licencias. En 2017, según la federación, había en España 2.571 licencias. Por territorios, la Comunidad Valenciana con 399, es el que acumula más federados. Le siguen Canarias (315), Galicia (300), Madrid (250) y Andalucía (219).
Presencia de mujeres. En 2012 eran 375 federadas y el año pasado, 703. Su participación en campeonatos crece: en los nternacionales de 2017 hubo 7 mujeres más que hombres. En los campeonatos de España sub-15, la presencia femenina aumentó un 146,6% en 2017. En los escolares de técnica, la participación aumentó un 97,22% de 2015 a 2017 y hubo más chicas que chicos.
Categorías. Los halterófilos compiten según su propio peso: la categoría mínima en hombres es de hasta 56 kilos y en mujeres, de hasta 48. La máxima es a partir de 105 y 90 kilos, respectivamente.
Medallas. España acaba de lograr en los europeos cinco oros, dos platas y seis bronces.
Una visita a la sala de halterofilia del centro de alto rendimiento de Madrid tumba algunos prejuicios. Por ejemplo, a las diez de la mañana, hay más mujeres que hombres entrenando: siete a dos. Constantino Iglesias pone nombre y apellidos al fenómeno: “Hemos notado un aumento de chicas que practican la halterofilia y es por el ejemplo de Lydia, que ha roto todos los esquemas y ha demostrado que esto no es una cosa de hombres”. Valentín lo ratifica. En el club del que salió, en Camponaraya (León), ahora hay nueve niñas y un niño.
Irene Blanco, de 16 años, se ponía en casa vídeos de Valentín, de 33. Ahora entrenan codo con codo en el Centro de Alto rendimiento y tiene una beca para vivir en la residencia Blume para deportistas de élite.
A Irene la descubrió un entrenador cuando tenía 12 años. “Vino a mi instituto, en A Coruña, hizo unas pruebas de captación y cuando cumplí los 13 empecé a entrenar”, recuerda. Las pruebas eran para todo el curso de primero de la ESO. “Había niños que tenían muchas cualidades pero sus padres no les dejaron seguir por prejuicios. En mi caso, mi madre decidió informarse y a día de hoy la halterofilia le gusta casi tanto como a mí”.
Valentín empezó a los 11 años. “Fue de casualidad. Un día, el entrenador de halterofilia del polideportivo de mi localidad se fijó en mí. Yo no tenía ni idea de lo que era la halterofilia. Pero comencé a descubrirlo y me gustó. Al principio, mis padres pensaban que era un deporte más que hacía, pero cuando vieron que me gustaba tanto se preocuparon por conocerlo porque era un deporte asociado al género masculino”.
“Antes, la captación se hacía en las fiestas del pueblo, en exhibiciones... Si ibas a un colegio y decías halterofilia, se llevaban las manos a la cabeza”, explica David Soria, entrenador y responsable del programa de captación de la federación catalana. “Un profesor, Juan Antonio Ibáñez, nos ayudó a hacer unas unidades didácticas para los colegios dirigidas a niños de 8 a 12 años. Empezamos en 2016. Entones teníamos en el club (Molins de Rey (Barcelona) 6 niños; dos años después, son 46”.
“Nos ha perseguido el tópico, eso de ‘te vas a quedar enano’ porque la halterofilia era un deporte muy desconocido”, añade Soria. “En el club tengo niños de ocho años. Hacen un calentamiento con juegos y los últimos 15 minutos, los movimientos olímpicos. Cuando ya saben hacerlos, pueden empezar a levantar una barra de 5 kilos con discos de 2,5. El material y el entrenamiento se adapta”.
Para estar en la élite, en cualquier deporte, hay que empezar pronto. Pero la imagen de un menor levantando pesas resulta algo chocante. Valentín, Blanco y Soria explican que el proceso es progresivo y que antes de levantar peso, se trabaja mucho la técnica. Los campeonatos de los más pequeños, por ejemplo, no miden el peso levantado sino el gesto técnico.
José Antonio López Calbet, médico y fisiólogo, catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, asegura que es beneficioso que los niños hagan “ejercicios que requieren la aplicación de fuerza, como la halterofilia, porque son especialmente eficaces en producir adaptaciones beneficiosas en los huesos”. No obstante, advierte que con niños hay que tomar “más precauciones para que los volúmenes de ejercicio no sean muy altos” y antes de la pubertad recomienda practicar varios deportes, no solo la halterofilia. A partir de los 14 años, sí pueden hacer solo un deporte, pero adaptando el entrenamiento a la capacidad. “Ahí depende de la honestidad de los entrenadores, para que no fuercen”.
Juan José González Bellido, catedrático de teoría y práctica del entrenamiento deportivo, asegura que levantar peso no tiene ninguna influencia negativa sobre el crecimiento. “La halterofilia, además, es el entrenamiento que mejor se puede controlar porque sabes con precisión el grado de fuerza y el esfuerzo al que estás sometiendo al niño. No son altos por jugar al baloncesto; como son altos, se dedican al baloncesto. En la halterofilia pasa algo parecido, conviene ser bajito en relación con el peso corporal. No se queda uno pequeño por levantar peso”.
Valentín: “No gana el más fuerte. Puedes pesar 40 kilos o 100”
Los halterófilos compiten según su peso en ocho categorías. La menor en mujeres es hasta 48 kilos y en hombres, hasta 56. Las máximas, a partir de 90 y 105. “Aquí no gana el más fuerte. Gana el que tiene un estado físico, mental y técnico del 100%. Y no hay un prototipo. Puedes pesar 40 kilos o 100”, explica Lydia Valentín. “Hay quien se retira a los 28. Yo quiero estar hasta Tokio 2020, cuando tenga 35”, añade la halterófila, que recibió con 10 años de retraso la plata de Pekín 2008 tras ser sancionadas sus rivales por dopaje y fue bronce en Río 2016. Después de retirarse, hay que hacer planes. Valentín quiere explotar su marca de ropa y formar a otros. A Irene Blanco le gustaría estudiar Bellas Artes. “De esto no se puede vivir”.
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