Bayern - Real Madrid, el reto interminable
Los alemanes y los españoles se miden por 25ª vez en un torneo en el que los blancos aspiran a un triplete inédito desde que lo lograran los bávaros hace 42 años
Más asiduo que nadie en los grandes hitos de la Copa de Europa, el Real Madrid está ante su enésima epopeya. No solo a tres partidos de poder cantar su 13º título, sino de sellar la tercera gran época de la competición. Fueron los madridistas quienes gobernaron con puño de hierro las cinco primeras ediciones (de 1956 a 1960), pero desde aquella madrugada solo el Ajax (entre 1971 y 1973) y, precisamente, el Bayern (1974-1976) han logrado encadenar tres Orejonas. Señal de lo sublime del desafío, máxime si se repara en que tras 62 Copas cursadas solo 22 de los 511 participantes han descorchado el éxito.
Antes de afrontar el órdago final, al Madrid le espera en semifinales su enemigo más irreconciliable. Nadie ha tenido más recorrido en el torneo (420 encuentros el club español y 331 el alemán). Tampoco nadie ha peleado más entre sí en Europa que madrileños y bávaros, a punto de su 25º pulso, el más repetido de la competición. Ambos han protagonizado algunas de las riñas más sonadas que se recuerdan.
En las últimas ocasiones los ánimos se han calmado, máxime con las cinco victorias seguidas de los blancos con Cristiano por bandera. El Madrid ha logrado domesticar los cocodrilos que solía encontrar en Múnich, donde ya no atisba los fantasmas de antaño. De hecho, en las horas previas abundaron los piropos entre Jupp Heynckes y Zinedine Zidane. “Es un señor admirable”, sostuvo el francés tras conocer que el germano le había definido previamente como una persona “modélica”. El idilio de ambos con la Copa de Europa es radiante. Osram, como se conoce al alemán por sus mejillas tan encendidas como esa marca de bombillas, llevaba 12 victorias seguidas hasta que el Sevilla arrancó un 0-0 en la vuelta de cuartos. ZZ ha superado las ocho eliminatorias en las que se ha sentado en el banquillo.
“No miro el pasado”
Pese al concilio aparente, el Bayern aún impone y puede desvelar a cualquiera. Ya lo recordó Heynckes, que no es cualquiera: “Jamás miro el pasado, nunca he rebobinado un partido, ni como jugador ni como entrenador”. Lo dijo quien cumplirá 73 años y quién sabe si para entonces no estará a un peldaño de su tercer título europeo como técnico, broche extraordinario a su carrera. Tan relevante que pese a su incondicional apego al Borussia Mönchengladbach, donde selló una grandiosa carrera como jugador, esta es la cuarta vez que el Bayern le recluta para el banquillo. Y entre la nomenclatura actual de los muniqueses, con Uli Höeness y Karl-Heinz Rummenigge a la cabeza, y Franz Beckenbauer siempre como guardián espiritual de las esencias, ninguno ha olvidado que en sus tiempos de atletas en el Bayern el Mönchengladbach era su principal oponente.
Con Heynckes, el campeón alemán ha recuperado la estabilidad que no tuvo con otro expreparador del Madrid, Ancelotti. El italiano no hizo pandilla con los pretorianos (Ribèry, Robben, Müller…) y salió por la gatera. El 7 de octubre reapareció por sorpresa el ya retirado Heynckes, que se define a sí mismo como “un líder de grupos”. El club precisaba un tutor más que una pizarra. Como muestra: “Cuando llegué, James estaba hundido y me encargué de él; ahora estudia alemán y se siente a gusto”, afirmó el entrenador germano antes de subrayar que lo que necesita todo equipo es “homogeneidad, unión y disciplina”.
Sobre el césped, el Bayern tiene un aire más alemán que en los tiempos recientes, un juego más directo. Su dictado consiste en circular por las orillas lo que resistan Ribèry (35 años) y Robben (34), para que del punto final se ocupen Lewandowski y Müller. Previsiblemente sin Thiago, James estará a los mandos con Javi Martínez como escolta. Vidal está descartado por lesión, lo mismo que Neuer desde hace meses, y hasta última hora se examinará a Alaba. Sin el austriaco, Rafinha sería el lateral izquierdo.
Desde el cuartel madridista todo apunta a que Zidane apueste por el equipo de Cardiff. Es decir, con Isco y Benzema y no Lucas y Asensio. Con los dos primeros el Madrid se aseguraría gravitar en ventaja sobre Javi Martínez, el único dique del Bayern en el eje. En cambio, con Lucas y Asensio bloquearía mejor a Ribèry y Robben, las mejores rutas muniquesas. Pero por encima de cualquiera estrategia, en el imponente Allianz Arena un capítulo más de una historia interminable: los eternos Bayern-Madrid.
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