“Tenemos que ser el Real Madrid”
Laso apela a la identidad competitiva de su equipo para restaurar la afrenta del Panathinaikos
Construir una catarsis entre el aprendizaje y el olvido. El Real Madrid busca restituir esta tarde en el OAKA la afrenta del Panathinaikos en el primer encuentro de la eliminatoria de cuartos de la Euroliga (95-67) —la tercera peor derrota europea de los blancos— para evitar un 2-0 irremontable y para restaurar su ideario competitivo. “Cada partido es diferente. Nos quedamos muy jodidos, pero tenemos que recuperarnos físicamente y estar preparados para una nueva guerra frente a un equipo muy duro y atlético”, proclamó ayer Pablo Laso, apelando a la identidad para que su equipo vuelva a ser reconocible. “Tenemos que ser el Real Madrid”, sentenció. “Da igual perder por 30 que por uno, es un 1-0. Ahora hay que estar unidos y mostrar más esfuerzo, energía y agresividad”, sumó Luka Doncic.
El Madrid de Laso, campeón de todo con 13 títulos en siete temporadas y 19 finales sobre 27 posibles, tiene aún una conquista pendiente: ganar un partido clave de Euroliga en territorio comanche. Desde 2013, el balance de los blancos es de 12 victorias y 8 derrotas en los cruces cuartos. Ocho de esos triunfos fueron en casa, dos en cancha del Darussafaka, una en la del Efes, y otra ante el Maccabi (la única en la pista de un campeón de Europa, para completar el holgado 3-0 rumbo a la Final Four de Londres). En 2014 tuvieron que recurrir al desempate para rendir al Olympiacos (3-2) y en 2016 fueron arrollados por el Fenerbahçe (3-0). “Somos conscientes de lo que hemos hecho y de lo que nos llevado a esta situación. Sabemos jugar en grupo y no hay que buscar excusas. Somos los jugadores que somos y hay calidad para poder ganar esta eliminatoria. Sigo creyendo en el equipo”, analizó Rudy Fernández ante la reválida en el OAKA.
Desde el curso 2008-2009, cuando el playoff de la Euroliga comenzó a disputarse en el actual formato al mejor de cinco partidos, apuntarse el primer asalto ha tenido un valor crucial. En 31 de las 36 eliminatorias registradas el equipo con factor cancha ganó el choque inicial, y en 27 de esas ocasiones acabó clasificándose para la Final Four (87%). Tres de los cuatro precedentes a los que se aferra ahora el Madrid se produjeron en los cruces de la temporada 2010-2011. En aquella ocasión, el Panathinaikos remontó al Barcelona (que defendía título y buscaba la Final a Cuatro en el Sant Jordi), el Maccabi volteó su duelo con el Baskonia, y el Montepaschi Siena protagonizó una de las hazañas de la competición tras enlazar tres triunfos ante el Olympiacos después de sufrir un zarandeo histórico en el primer encuentro de la serie (89-41, con un parcial de 47-9 al descanso).
A la espera de conocer la capacidad de reacción del Madrid en esta tesitura, lo que sí conocen los blancos es la situación contraria. En la final de la Liga de 2012, la que comenzó con el triple de Marcelinho, el conjunto de Laso colocó el 1-2 en la eliminatoria ante el Barça de Xavi Pascual tras una tunda histórica (85-59), la segunda mayor diferencia de la historia en una final liguera. Pero luego no acertaron los madridistas con el descabello y perdieron 75-81 en el Palacio y 73-69 en el Palau.
En lo que va de temporada, el Madrid ha disputado ya 63 partidos (46 victorias y 17 derrotas) y 10 de sus 16 jugadores han pasado en algún momento por el quirófano o por la enfermería —solo se han librado Felipe, Carroll, Causeur, Randle, Yusta y Radoncic—. El último en caer, Campazzo —que jugó sin descanso 56 encuentros hasta lesionarse a finales de marzo— fue sometido ayer a una artroscopia en la rodilla izquierda. El pronóstico de baja marca tres o cuatro semanas. De lo que hagan sus compañeros en Atenas dependerá que su pelea sea por llegar a tiempo a la Final Four.
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