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El ciclista belga Michael Goolaerts muere tras sufrir un paro cardiaco en la Paris Roubaix

El corredor, de 23 años, fue reanimado en primera instancia pero falleció horas después en el hospital de Lille

Los equipos médicos atienden a Goolaerts tras sufrir una caída en la París-Roubaix.
Los equipos médicos atienden a Goolaerts tras sufrir una caída en la París-Roubaix.ETIENNE LAURENT (EFE)

Michael Goolaerts, un joven ciclista belga de 23 años, falleció en la noche del domingo tras sufrir un paro cardíaco mientras disputaba la Paris Roubaix. La terrible noticia la dio su equipo, el Veranda Willems, por medio de un comunicado tintado de negro. “Es con una inconmensurable tristeza que les tenemos que anunciar que nuestro corredor y nuestro amigo Michaël Goolaerts ha fallecido. Perdió la vida a las 22:40 horas en el hospital de Lille rodeado de su familia. Murió por un ataque cardiaco contra el cual toda la asistencia médica no sirvió para nada”, reza la nota.

El joven corredor belga se fue al suelo en el segundo tramo de adoquines de la carrera francesa y se quedó inanimado de manera espeluznante durante largos minutos. “Su pronóstico vital está en riesgo”, anunciaba la organización de la carrera sobre las siete de la tarde en un comunicado. Goolaerts permanecía inconsciente a primera hora de la noche tras haber sido trasladado al hospital universitario de Lille donde ingresó en la UCI, según el diario local La Voix du Nord. “Le ha atendido en un estado grave el departamento de cuidados intensivos y de cirugía cardiaca del hospital”, explicó a France Presse un portavoz del centro hospitalario.

Goolaerts disputaba la Paris Roubaix por primera vez en su vida. Llegaba en un rol de gregario para su líder, otro belga, Wout Van Aert, uno de los protagonistas de la carrera, que finalizó en la 13ª posición a 2 minutos y 31 segundos del ganador Peter Sagan. Los servicios médicos de la carrera fueron los primeros en socorrerle. Goolaerts perdió el control de su bicicleta en el sector de Briastre, un tramo ni muy peligroso ni muy fácil, al que la organización le atribuyó una nota de tres estrellas de cinco, según una clasificación establecida.

El joven ciclista belga había realizado unos 100 kilómetros encima de la bicicleta desde la salida en Compiègne. La imagen de su cuerpo inanimado en las cunetas conmocionó a los seguidores de la prueba. Rápidamente, los servicios de urgencia llegaron en el lugar del accidente y lograron reanimarlo con un desfibrilador. A las 14:50, una hora después de su aparatosa caída, fue trasladado en un helicóptero hacia el centro hospitalario de Lille, donde su estado de salud mantuvo durante varias horas en vilo a la afición del ciclismo.

Nadie se explicaba este domingo sobre el origen del accidente. La investigación buscará establecer las razones que le han llevado a perder la vida. Las primeras informaciones apuntaban a que una caída pudiese haber causado el paro cardiaco. Sin embargo, las explicaciones podrían no estar relacionadas con algún traumatismo, según publicaban a última hora de la noche varios medios de comunicación belgas. Goolaerts disputaba esta temporada su segunda campaña como ciclista profesional. Participó este año con su equipo, el Veranda Willems, a la Ruta del Sol y a la clásica de Almería, donde terminó respectivamente 14º de la tercera etapa y 33º en las calles de Roquetas del Mar.

La muerte de un ciclista por una parada cardiaca sufrida durante una carrera no es, desgraciadamente, una noticia insólita. Antes incluso del fallecimiento del inglés Tom Simpson en la ascensión al Ventoux del Tour de 1967, un suceso que ha marcado a todos los aficionados al ciclismo, aun a los que entonces no habían nacido aún, y que convirtió en imperativa la lucha contra el dopaje, el mundo ya se alarmó con la muerte de Knud Enemark Jensen durante los Juegos de Roma 1960. Los anales olímpicos señalan que el ciclista danés, que se desplomó durante la disputa de los 100 kilómetros contrarreloj, falleció de un golpe de calor. Las historias del dopaje no olvidan citar su muerte como una de las primeras causadas por abuso de sustancias estimulantes.

En el mismo cajón de muerte sospechosa recayó el fallecimiento de la ciclista holandesa Connie Meijer en un critérium en su país en agosto de 1988, el año en el que la EPO llegó al pelotón.

La lista de desfallecimientos, mareos y muerte en carrera la ampliaron el italiano Alessio Galletti, fallecido durante la Subida al Naranco, en junio de 2005 y el portugués Bruno Neves, en una clásica de su país en mayo de 2008. Otro joven ciclista belga como Goolaerts, Daan Myngheer, la cerraba hasta ahora con su muerte el 28 de marzo de 2016, dos días después de desplomarse durante la primera etapa del Critérium Internacional, en Córcega.

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