Jon Rahm hace las paces con Augusta y Patrick Reed lidera el Masters
El vasco firma su mejor vuelta en un grande y Sergio García no pasa el corte
El jueves, cuando hizo 75 golpes en la primera jornada del Masters, Jon Rahm dijo que había jugado tan bien que lo normal era que hubiera hecho 65. Aquello, claro, sonó a exageración del hombretón de Barrika, tan echao palante está siempre el jugador que habla de ser como Seve, que dice que en el campo tiene su mismo carácter, esa misma sangre caliente. Este viernes, en el día en que se jugaba el corte, a Rahm no le pasaba por la cabeza otra cosa que no fuera jugar igual de valiente. Mismo planteamiento, pero distinto resultado. Del +3 del día anterior al -4 de este, su mejor vuelta en un grande para situarse -1 en el torneo. “Pues he jugado igual que ayer, muy confiado, casi a la perfección, pero ha salido mejor”, analizó el vasco.
Rahm metió así su corpachón en los números rojos de un Masters que comanda un fulgurante Patrick Reed con 9 bajo par, con Marc Leishman en -7 y con mucho peso pesado bien situado en las primeras posiciones: Stenson (-5), McIlroy y Spieth (-4 ambos), Dustin Johnson y Justin Thomas con -3, Rickie Fowler y Justin Rose con -2... Pura dinamita. La batalla se avecina apasionante este fin de semana, de poder a poder, y además con viento y lluvia en las previsiones de este sábado. Hay muchos y muy buenos pretendientes para una chaqueta verde que Sergio García no ha tenido ninguna opción de defender después de su descalabro del jueves, con esos históricos 13 golpes en el hoyo 15 —cinco bolas al agua— que le mandaron al sótano. No salió este viernes de ahí, sino que se hundió todavía más con +6 en el día para un total de +15, seguramente el peor registro de toda su carrera. De pesadilla. Al castellonense parece que apenas le quedó ánimo de maquillar la tarjeta, y ahora debe quedarse en la sala de espera para vestir de verde al nuevo campeón el domingo. Augusta, señorial, le regaló una ovación en la entrada del 18. Siempre será uno de sus campeones.
García revivió la maldición de Seve dos veces y Olazabal una, que no pasaron el corte tras sus triunfos. El vasco (+6) hizo las maletas. Al doble campeón, sin embargo, nadie puede reprocharle que se dejara llevar. Remó y remó hasta morir en la orilla. "He peleado todas", dijo, "he hecho lo que he podido y las he luchado. Sé que todavía me hacen falta unas semanas para adaptarme a los cambios que he hecho [en el swing]. Cuando no queda más remedio, o cambias o mueres en el intento". A los 52 años, Olazabal todavía quiere guerra, y la próxima semana volverá con su amigo Jiménez al Champions Tour.
El año pasado, a Rahm, dice, le traicionó ese jugar a todo o nada que ha aprendido viendo en vídeo la osadía de Seve y el dominio abrumador de Tiger. El vasco, de 23 años, quiere ser como los mayores. “Mi juego no va a cambiar”, avisa. Pero sí ha llegado este año a Augusta más descansado de cuerpo y mente, con menos kilómetros en las piernas en las últimas semanas, y más experimentado sobre lo que supone graduarse en esta tierra sureña. “Soy mucho más maduro como jugador”, asegura. Para leer el momento y también para escuchar a su caddie, Adam Hayes, que ayer le aconsejó que en los segundos nueve hoyos se concentrara en no perder las calles. La primera vuelta la había cerrado con 36 golpes. La segunda bajó a 32 con cuatro birdies (hoyos 11, 13, 15, 16), otro a punto en el 17 y una recuperación desde fuera de green en el 18 que hizo más que bueno el par.
Subió durante la jornada Rahm y bajó Rafael Cabrera Bello, que por momentos vio su nombre escrito en lo alto de la clasificación pero que acabó con dos bogeys y uno arriba en el total (+4 en la vuelta). A los 33 años, este canario ha trabajado como una hormiga para ganarse el reconocimiento a la sombra de otras figuras como Sergio García y Rahm. Mérito tiene más que merecido. Augusta, en cambio, puede volver loco a cualquiera, y Cabrera acabó mareado sin encontrarle el punto y la serenidad al juego: solo seis hoyos en el par del campo. "Ha sido un comienzo de montaña rusa. Ha habido golpes muy buenos y también errores... He dado un paso atrás importante", lamentó.
Tan desquiciado como el español se supone que acabaría Tiger Woods, que se las prometía muy felices en su jardín de Augusta pero terminó angustiado por la amenaza del corte: cerró el día cuatro sobre el par, a solo dos de la guillotina. Por mucho corazón que le pusiera, el juego no estaba al nivel de lo que demanda el Masters. Falló la mitad de las calles (siete de 14), y en el green nunca dio del todo con la tecla. "Le di fatal con los hierros, no controlé la distancia y me dejé la bola en malos lugares", admitió. Solo ese inagotable afán competitivo le hizo seguir a flote. Otro hubiera tirado la toalla, no Tiger. En sus planes no estaba figurar a estas alturas a 13 golpes del líder, pero al menos jugará su primer fin de semana en un grande desde el Masters de 2015 (no había pasado el corte ese año en los tres siguientes de la temporada). "Hace seis meses no sabía si podría volver a jugar al golf, así que es increíble tener otra vez esta oportunidad. Y aunque estoy lejos, si hago dos rondas en los sesenta... quién sabe".
Fue un día de caídas y resurrecciones, y al revés, con apenas 16 jugadores que bajaron del par en una dura jornada. Jordan Spieth parecía que jugara en moto y de repente arrancó gripado, con un doble bogey y un bogey en los dos primeros hoyos. “Siempre tengo demonios ahí fuera, pero también confianza”, había comentado el día anterior. Este viernes se encontró con los dos. El hombre que ha sido segundo, primero, segundo y 11º en sus cuatro Masters jugados hasta ahora bajó el pistón. Su lugar lo ocupó Patrick Reed, un golfista volcánico como ha demostrado con su actitud en la Ryder Cup. Reed nació en San Antonio pero en Augusta se encuentra como en casa. Con su universidad fue campeón de la NCAA. Y conoce bien el campo. De hecho es el único golfista que ha hecho birdie en los ocho pares cinco jugados hasta ahora, un aspecto clave para luchar por la chaqueta verde (nadie más ha superado los cinco birdies en estos hoyos). A las 27 años, y tras cinco victorias en el circuito estadounidense, Reed busca su primer grande -un segundo puesto en el pasado PGA es su mejor puesto y su único top ten los majors-. Enemigos no le faltan. Augusta busca nuevo campeón.
Así está la clasificación en el Masters de Augusta.
Horarios de este sábado (hora peninsular española): a las 16.40 sale a jugar Tiger Woods con Ian Poulter; a las 18.30, Rafael Cabrera Bello con Vijay Singh; a las 19.20, Jon Rahm con Matt Kuchar; a las 20.10, Jordan Spieth con Dustin Johnson; a las 20.20, Henrik Stenson con Rory McIlroy; y a las 20.30, el último partido, Patrick Reed con Marc Leishman. Tv: Movistar Golf a partir de las 21.00.
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