A pocos positivos, más controles
Crutchlow denunció que había dopaje en MotoGP, ahora algunos pilotos quieren luchar por combatirlo
Hace unos años, en 2012, el australiano Anthony West, piloto de Moto2 del Mundial de motociclismo, dio positivo por consumo de methylhexaneamina, una sustancia estimulante que infringe el código de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) le impuso 18 meses de inhabilitación al estimar un recurso presentado por la AMA después de que la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) solo le hubiera sancionado con un mes de suspensión y la descalificación de la carrera en Le Mans (Francia) en la que dio positivo. Es el último caso conocido de un positivo en el mundial de velocidad. Aunque el último informe de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), el de 2015, cifra en nueve (de 435 muestras) los positivos en distintas categorías del motociclismo.
Si aquella sanción de 2012 tuvo que ser enmendada por considerarla la AMA insultantemente indulgente, los controles lo son todavía más. En palabras de Cal Crutchlow, piloto de Honda en el equipo LCR: “El sistema de controles es una mierda”. Lo dijo en una larga entrevista concedida a Crash.net hace unas semanas y después de que en Qatar, el fin de semana en que arrancaba el campeonato del mundo, se celebrara una charla sobre dopaje. Los pilotos abordaron el asunto. “Fue una reunión que me sirvió para confirmar lo que ya sabía”, diría Crutchlow, siempre perspicaz. Lo que dice saber es, primero, que no todos pasarían un control antidopaje; y, también, que algunos quieren cambiar las cosas y otros no.
Sus palabras no han hecho más que avivar un debate necesario en un mundo tan profesionalizado como MotoGP: “El que piense que no hay gente que intenta tomar atajos en la mayor competición de motos del mundo es que es estúpido, porque está pasando. Hablamos de agujas y de rehidratación. Las agujas no están permitidas aquí, pero sé que las hay. Puede que haya quien esté tomando diuréticos para perder peso, porque es un vago y no quiere dedicarle las mismas horas que otros”, denunció. Y no ha habido todavía nadie que le haya llevado la contraria. Es más, al llegar ayer al circuito de Termas de Río Hondo, en Argentina, donde se celebra la segunda carrera del curso, su petición para que los controles en la parrilla —y también fuera de los circuitos— aumenten recibió apoyos.
Hasta ahora, y pese a que la FIM tiene un acuerdo con la WADA, los tests a los pilotos del Mundial son escasos. Lejos de asemejarse a otros deportes de elite, en MotoGP utilizan un método de muestra, de modo que escogen a tres pilotos dentro de un grupo de control, pero no obligan a todos los pilotos de la competición a estar disponibles en todo momento.
Lo reconoció el propio presidente de la Federación, Vito Ippolito, en otra entrevista, en gpone.com. “Son poco estrictos, pero lo hacemos de esta manera porque nos cuesta mucho dinero. Es algo que paga la FIM. Y una cosa es hacer controles aleatorios y otra desarrollar un sistema mucho más complejo”, se excusa.
Pero hay más razones. Aunque algunos pilotos se muestran favorables a mejorar el sistema —“Pedimos simplemente que haya más controles, somos un deporte profesional y tiene que ser así”, decía Marc Márquez, ganador de cuatro mundiales desde 2013—, Ippolito señalaba al entorno de los deportistas, a sus representantes. “Hay cierta resistencia. No quieren que se les moleste”.
Crutchlow lo tiene clarísimo: “Todos deberían introducir sus datos de localización en el sistema ADAMS. El problema es que son unos perezosos y no quieren tener la molestia de registrarse cada día. Si están limpios, por qué no dicen: ‘hazme un control cuando quieras?”. Y va más allá: “Nuestro campeonato es como la Premier League, se debería invertir más dinero en esto. Todos los ciclistas están dentro del programa ADAMS, les hacen controles todo el tiempo, todos los atletas olímpicos están controlados, ¿por qué a nosotros solo nos hacen controles aleatorios en dos carreras al año?”. Ippolito indicaba motivos económicos. Pero podría tomar ejemplo de la Unión Ciclista Internacional (UCI), que hace más de un millar de análisis de sangre al año a los ciclistas e invierte unos cinco millones de euros en su programa antidopaje. Para ello hace a los equipos pagar una parte del programa.
“Lo lógico es que la FIM diera un paso al frente en ese sentido y que los pilotos también lo hicieran y alegaran que es necesario para mejorar su salud”, opina Juan Manuel Alonso, que fue durante 12 años presidente de la Comisión Antidopaje de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Al final, sea simplemente o no, como decía Márquez, por “fumarse un peta en casa”, que también daría positivo, todo “puede traer consecuencias en carrera”. Se trata, añadía, de mejorar la seguridad del campeonato.
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