Djokovic agudiza su crisis
Tras caer en la primera ronda de Indian Wells, el serbio tropieza con Paire en el estreno de Miami y aterrizará en la gira sobre tierra batida plagado de dudas: "Aún sigo enfrentándome a mí mismo"
Sin confianza ni soluciones, en medio de un tránsito hacia no se sabe muy bien dónde, Novak Djokovic continúa enfrascado en una búsqueda que va camino de perpetuarse. Cerca de cumplir los 31 años y después de medio curso parado como consecuencia de una vieja lesión en el codo, el serbio busca y busca pero no se encuentra. Y, lo que es más preocupante, no ofrece pistas de que el hallazgo pueda producirse pronto. Si hace dos semanas cayó en la primera ronda del Masters de Indian Wells, esta vez el topetazo tuvo lugar en Miami, donde Benoit Paire le apeó en 67 minutos por 6-3 y 6-4.
De nuevo, a Djokovic se le vio desdibujado: espeso a la hora de procesar el juego y devaluado físicamente, seguramente el mayor hándicap está en su interior, porque sigue sin haber indicios de ese tenista caníbal que no regalaba ni los buenos días. “Lo estoy intentando, pero esto no funciona”, admite el de ganador de 12 grandes, que esta temporada únicamente ha disputado seis partidos y aterrizará en la gira de tierra batida con un déficit anímico y competitivo de vastas dimensiones.
“Obviamente, no me gusta nada verme en esta situación. Yo quiero jugar lo antes posible a mi mejor nivel, pero debo asumir que en estos momentos eso es imposible”, aduce, incidiendo una y otra vez en que todavía es demasiado pronto para volver a verle a un nivel óptimo. Pide tiempo y paciencia Djokovic, que desembarcó en Miami con una sonrisa en la boca y las buenas sensaciones (contó en la antesala) que le producía el haber entrenado por primera vez en mucho tiempo sin dolor. Sin embargo, el presente es crudo y el horizonte nebuloso.
Después someterse a una “pequeña intervención” del codo en Suiza, recortó los plazos de su reaparición y anunció su presencia en los dos primeros Masters 1000. En la atmósfera ya había escepticismo y sus dos apariciones todavía han incrementado más las dudas. “Decidí jugar en Indian Wells y Miami porque quería comprobar si era capaz de competir con garantías”, expuso; “si hubiera estado seguro de no poder hacerlo no habría venido, pero lo estoy intentando. Desgraciadamente no tengo el nivel necesario para jugar este tipo de torneos todavía”, admite.
Seis partidos en 2018: tres triunfos, tres derrotas
A comienzos de año, en Australia, las victorias contra Donald Young (63), Gael Monfils (39) y Albert Ramos (22) se interpretaron como un esperanzador primer paso para ir recuperando el rumbo; luego chocó con Hyeon Chung (58), la revelación en Melbourne, de modo que aquella derrota se ligó al frenético ritmo del asiático y no tanto como una caída inapropiada. Después, sin embargo, Nole ha ido de un ko a otro: primero en Miami, contra Taro Daniel (109), y ahora frente a Paire (47), luego el panorama se tiñe de sombras.
No sé qué puedo esperar, realmente no espero nada. La vida sigue...
Djokovic llegará el 15 de abril a Montecarlo con un rodaje mínimo y la moral dañada. Preocupa su juego, su físico y su estado anímico, pero sobre todo el conformismo con el que asume los malos tiempos. En otra época, el discurso seguramente hubiera sido muy distinto y la reacción natural la rebelión. Ahora, no. “No sé qué puedo esperar, realmente no espero nada. La vida sigue...”, expresa; “sigo enfrentándome a mí mismo, marcándome retos respecto a mi salud y mi tenis; trato de resolver las cosas, pero esto no funciona”.
Aunque no haya bajado los brazos, el mensaje de Djokovic genera incertidumbre. Renovó por completo su equipo e incorporó a Andre Agassi como asesor técnico, pero su actitud frente a la derrota alimenta la idea de que se ha descomprimido. El león que se hubiera revuelto en el pasado se encoge hoy día de brazos y no encuentra remiendos. Roland Garros se asoma en un horizonte no muy lejano y Djokovic sigue lejos del gran Djokovic. Hace tres años tocó el cielo (11 títulos) y en 2016 se liberó con el trofeo de París, pero el ejercicio pasado inició la cuesta abajo y este 2018 se le atraganta.
La incógnita crece con el Nole más irreconocible.
MULTA A SERENA WILLIAMS POR NO HABLAR
La caída de Novak Djokovic y la derrota de Serena Williams, hace dos días contra la japonesa Naomi Osaka (6-3 y 6-2), han sido hasta ahora las dos grandes sorpresas del torneo. La estadounidense no atendió la rueda de prensa posterior a su partido y su silencio le ha costado una multa. Eso sí, mínima: 1.000 dólares (609 euros).
Por otra parte, en clave española las cosas no están yendo demasiado bien en Miami. El norteamericano Michael Mmoh, procedente de la fase previa, apeó a Roberto Bautista (7-6, 2-6 y 6-4) y Feliciano López también fue eliminado (6-4 y 6-2 contra el local Jared Donaldson).
En el cuadro femenino, mientras, Garbiñe Muguruza (juega esta madrugada contra Christina McHale) queda como la única representante nacional tras el adiós de Carla Suárez (7-5 y 6-3 con Yafan Wang) y Lara Arruabarrena (7-5 y 6-4 con Bernarda Pera).
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