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El Barcelona no pasa al ataque

El equipo de Valverde, que se agarra a Messi y Suárez en el área rival, lleva cuatro triunfos y cuatro empates en el último mes

Jordi Quixano
Dembélé, con Artiles, en el partido contra Las Palmas.
Dembélé, con Artiles, en el partido contra Las Palmas. DESIREE MARTIN (AFP)

Acabado el encuentro de Las Palmas, solo dos jugadores del Barça encontraron tiempo para atender a las múltiples peticiones que les llovían antes de subirse al autobús camino del aeropuerto. Lo hizo Iniesta, como capitán, porque el equipo no está para tirar cohetes si se compara con la trayectoria del curso; y lo hizo Messi, que no se detuvo ante los micros —ya ni se recuerda la última vez que habló de azulgrana—, pero sí que se paró para que los aficionados tiraran unos cuantos selfies, por más que tuviera cara agria porque un empate ante Las Palmas no estaba en la hoja de ruta y el equipo ha pasado en un santiamén de 11 puntos de ventaja sobre el Atlético a cinco. El resto de la expedición desfiló con la cabeza gacha, los oídos tapados y la boca cerrada.

No resulta raro si se atiende al último mes del equipo, tan sobrecargado como irregular. Desde el 1 de febrero al 1 de marzo disputaron ocho duelos resueltos con cuatro triunfos y otros tantos empates. Y aunque en defensa el Barcelona no muestra debilidad, pese a las muchas tiritas que ha tenido que ponerse por las lesiones, sí que chirría un poco en ataque donde o aparecen Messi y Luis Suárez, o no aparece nadie.

En estos ocho encuentros se entiende la incidencia ofensiva de la dupla. Los 12 goles que ha logrado el equipo tienen su nombre o apellido. Así, Luis Suárez ha marcado cinco tantos y Messi otros tres; además, el uruguayo ha regalado cuatro goles y el argentino cinco. “Difícilmente se puede encontrar en el mundo a jugadores con tanta facilidad para ver puerta”, señalan con orgullo desde el club. Pero el resto no acompaña. Solo así se entiende que entre los dos sumen el 60% de los goles (contabilizan 54 por los 93 que ha firmado el equipo en todas las competiciones).

La mitad de goles y de triunfos que el Atlético

Febrero irregular. El Barça alternó victorias y empates. Arrancó ante el Valencia (1-0) y Espanyol (1-1), donde empezó la sucesión de empates, cuatro en ocho partidos: ante el Getafe, Chelsea y Las Palmas. Marcó 12 goles y encajó cuatro.

Un Atlético lanzado. En el mismo mes, los rojiblancos han ganado todo. Empezó ganando al Valencia y luego llegaron goleadas al Copenhague (1-4), Sevilla (2-5) y Leganés (4-0). Ha marcado 21 goles y encajado solo tres.

Con Suárez comedido ante Las Palmas porque no mordió ni buscó el contacto como su juego le exige ante la amenaza de suspensión (acumula cuatro amarillas) frente el Atlético, el Barça quedó cojo en ataque. Aunque con la zurda de Messi valió para marcar una falta directa, para firmar el empate. El duelo, sin embargo, fue un reflejo de lo que es el equipo en este último mes, donde hay un diez fijo —Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Alba; Rakitic, Busquets, Iniesta; Messi y Suárez— y el jugador número 11 no acaba de cuajar. Bien Coutinho, que deja destellos de virguero y chutes teledirigidos, pero poco más; bien Dembélé, que siempre se la juega sin saber seleccionar; o Paulinho, que se ha desbravado con el paso del tiempo, quizá porque acumula ya un año entero compitiendo tras llegar de China. También están Alcácer o André Gomes, que participan muy de vez en cuando, pero no marcan las diferencias; y Denis Suárez, que apenas juega. “Con Coutinho y Dembélé hay que tener paciencia. El equipo está hecho y poco a poco irán entrando”, aclaran desde la ciudad deportiva; “son muy buenos y lo demostrarán”.

Las deficiencias ofensivas del Barça son una anécdota en comparación con el rendimiento defensivo del equipo, que apenas concede ocasiones y que se ha mostrado de lo más seguro desde las manos de Ter Stegen a la línea de cuatro zagueros, también por un excelente ejercicio de acoso avanzado por parte de todos en campo ajeno. “Eso evidencia el trabajo del entrenador”, exponen desde el club; “y los goles, como siempre, seguirán llegando”. Así lo entienden desde los despachos del Camp Nou. “Vamos bien, la gente está enchufada. Si viéramos lo contrario, nos preocuparíamos, pero la gente responde”. Y agregan: “El aficionado quiere que ganemos todos los partidos. Y nosotros también. Pero ganar siempre es difícil. Y, de momento, no perdemos, lo que ya tiene su lado positivo”.

Pero con este ritmo no se ganan Ligas ni torneos. “Si no marcas la diferencia, el resultado siempre está en el alambre”, expuso Iniesta. Ahora le tocan curvas al Barça, con el enfrentamiento mañana ante el Atlético, su inmediato perseguidor en la Liga, y la vuelta de Champions ante el Chelsea. “Los necesitamos a todos”, expuso Valverde. Pero, de momento, todos no están.

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