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La Copa es para Champagne

El portero argentino del Leganés se ha ganado el puesto con sus paradas en el torneo

Alejandro Prado
Champagne en el Bernabéu.
Champagne en el Bernabéu.Rodrigo Jimenez (EFE)

Cuando Jon Ander Serantes se lesionó de gravedad en noviembre de 2016, el Leganés fichó un portero desconocido pero de nombre inolvidable. “Es algo único en el fútbol, ayuda a que le recuerden a uno”, cuenta Nereo Champagne sobre su apellido y las bromas que lleva toda su vida oyendo. Los que seguro no se olvidarán de este argentino (Salto, Buenos Aires) de 33 años serán los aficionados y jugadores del Real Madrid. Champagne sacó dos grandes manos ante Benzema y Sergio Ramos que certificaron la eliminación del equipo blanco ante un Leganés que hacía historia metiéndose en las semifinales de Copa. Hoy ante el Sevilla (21.30, GOL y T5), el municipio del sur de Madrid pretende no despertar de este sueño que le puede llevar a su primera final.

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Champagne habla con cerrado acento bonaerense, nada que ver con la fonética de su apellido. “Mi bisabuelo era francés y llegó a Argentina”, explica el meta, cuyo pasaporte es italiano por parte de su familia materna, Negri. Es el portero de la Copa, con lo que ante el Sevilla volverá a defender el marco del Leganés. Cuéllar es el que está jugando en la Liga, pero el argentino es uno de los culpables de que el equipo pepinero se mantenga en el torneo del KO. “Es normal que la gente se quede con lo del Bernabéu por la trascendencia del Madrid, pero el futbolero sabe que lo de Villarreal fue más importante”. Champagne se refiere al asedio que soportó en el partido de vuelta de los octavos, cuando tuvo que realizar nueve paradas ante los disparos del equipo castellonense.

Al margen de su rimbombante apellido, el portero del Lega también es una rareza en su mundillo simplemente porque disfruta del fútbol como si fuese un aficionado de a pie. “Me gusta ir a las canchas, a las de cualquier equipo. En este tiempo he ido al Bernabéu, Calderón, Wanda, Vallecas, Alcorcón... Disfruto, me llevo a mi hijo”, comenta Champagne, que es de los pocos futbolistas que reconoce que lee la prensa y ve y escucha programas deportivos. “No me afecta lo que se diga sobre mí. Uno sabe cuándo juega mal o bien. Pero me gusta y me entretienen los programas de táctica, los resúmenes...”. Su afinidad con los medios va más allá de la de simple consumidor. Cuando estaba en Salto, su lugar de origen, hacía un pequeño espacio de radio con unos compañeros de la plantilla. “Era un hobby. Hablábamos de las cosas del equipo, del campeonato. Me entretenía y no descarto ese camino para el futuro”, dice.

Champagne hizo toda su carrera en su país. Militando en la cantera de San Lorenzo fue llamado para disputar y ganar el Mundial sub-20 de 2005. Ustari era el titular en la portería pero el meta del Leganés pudo contemplar la primera exhibición de Leo Messi. “Tenía dos años menos que el resto, pero ya se veía que era algo distinto. Aunque nadie pensaba que llegaría a dominar el fútbol durante tanto tiempo”, dice sobre el 10 del Barça.

A Europa con 30 años

Los mejores años de Champagne en Argentina acontecieron en el Olimpo de Bahía Blanca, una ciudad baloncestística por antonomasia, cuna de Ginóbili y otros jugadores de la época dorada de la canasta albiceleste. “Pero la gente también es muy fanática del Olimpo, que es un club muy parecido al Leganés. En el sur de la provincia de Buenos Aires, muy familiar, donde los empleados son hinchas de toda la vida”, cuenta.

El portero dejó Argentina cuando ya pasaba de los 30, una anomalía en un país donde los chavales dan el salto en torno a la veintena. “A mí me tocó venir más tarde y tiene su parte buena porque uno valora más dónde está. Desde allá veía la Liga española y a estos jugadores y ahora aprecio más lo que es competir con ellos. Quizá de joven no hubiese tomado las cosas con esta dimensión”.

Esa veteranía es la que posiblemente hace que Champagne asuma jugar solo de vez en cuando, en la Copa en este caso. “Hay que estar preparado siempre y tener buena actitud, en nada ayuda estar con mala cara”, dice este atípico portero, que seguramente antes de ponerse los guantes esta noche escuchará a su grupo heavy de referencia, Almafuerte, para motivarse ante un reto histórico.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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