_
_
_
_
_

El ‘prime time’ es para Federer

Al igual que en Wimbledon, el suizo acapara la pista principal y las sesiones estelares de Melbourne, por encima de Nadal y Djokovic. Ha jugado sus tres partidos en la Laver y ha evitado el calor con la noche

Alejandro Ciriza
Federer firma pelotas a los aficionados tras su triunfo ante Gasquet.
Federer firma pelotas a los aficionados tras su triunfo ante Gasquet.EDGAR SU (REUTERS)

Los meandros del río Yarra describían ayer una corriente de alegría. Allí, en el amanecer veraniego de Melbourne, el sonido de un banyo y los vuelos rasantes de las aves envolvían el bienestar de los habitantes que se concentraban en los jardines de Alexandra, un verdadero marco bucólico. En los rostros de todos ellos se veía una sonrisa de oreja a oreja, la misma que se dibujó en el de Roger Federer nada más aterrizar en una ciudad (3,8 millones de habitantes) y un país (24) que particularmente le entusiasman. “El tiempo es muy bueno y la gente aquí entiende mucho de tenis, y además tienen leyendas a las que siempre he admirado”, explicaba en la previa del torneo.

Más información
Maria Sharapova entra en el limbo
Schwartzman: “Riquelme es el Federer del fútbol”

Recordaba entonces Federer a excompañeros como Patrick Rafter, Lleyton Hewitt e instituciones como Ken Rosewall, Roy Emerson, y sobre todo a su ídolo, el legendario Rod Laver, ganador de 11 grandes. “Fue una increíble pandilla que inspiró a muchos jugadores actuales y uno de ellos soy yo”, reconocía el de Basilea, que ayer (6-2, 7-5 y 6-4 a Richard Gasquet) selló su pase a los octavos con otra victoria irreprochable, la número 90 en el grande australiano.

“Me quedo con la del 2000 ante Chang, la de 2004 contra Ferrero, porque así conseguí por primera vez el número uno; también el partido ante Saffin de 2005, fue épico, y las dos finales contra Rafa: las de 2009 y la del año pasado”, enunciaba el genio suizo, al que Australia recibe y trata como a toda una eminencia. De hecho, tanto es así que estos días se ha generado una comidilla entre aficionados, periodistas y algunos jugadores (de puertas adentro) a raíz de los programas diseñados por la organización del evento, para el que Federer es sin ninguna duda el máximo reclamo.

Ayer, el suizo firmó su tercera victoria en la pista Rod Laver Arena, la misma en la que batió en las rondas previas a Aljaz Bedene y Jan-Lennard Struff. No se cuestiona, de ningún modo, que el campeón de 19 majors no deba actuar en la central, pero si se debate la proporción. Hasta ahora Federer ha jugado todos sus partidos allí, en la franja nocturna de prime time, de modo que no ha tenido que soportar en la pista las fases de máximo calor y la grada estaba a rebosar.

El criterio: espectáculo y hacer caja

Federer sirve ayer en la central de Melbourne Park.
Federer sirve ayer en la central de Melbourne Park.Vincent Thian (AP)

El criterio es sencillo, porque se sigue en todos los torneos del circuito: prima el espectáculo y el hacer caja. Sin embargo, habitualmente los organizadores suelen programar meticulosamente la asignación del marco y las sesiones (mañana, tarde y noche) para que todo esté compensado y haya más o menos equilibrio entre las estrellas. Hasta ahora el gran beneficiado ha sido Federer y las otras dos grandes figuras, Rafael Nadal y Novak Djokovic, no han disfrutado del mismo cartel.

Nole, plusmarquista del torneo con seis trofeos, ha perdido estatus este año. "Todavía amo la Laver...", ironizó

El español, número uno actual, ha disputado tres partidos en la central y uno en la segunda pista, la Margaret Court, aunque solo uno en la hora de gala. Mientras, el serbio parece haber perdido estatus en Melbourne, donde con seis títulos luce junto a Roy Emerson la plusmarca. De sus tres partidos –ayer 6-2, 6-3 y 6-3 al español Albert Ramos–, dos los ha jugado en la pista dos. “Esta vez tengo que ser más humilde, porque no he jugado en los seis últimos meses…”, ironizó en el parlamento que hace el ganador tras el partido, antes de insistir con la pulla: “He jugado hasta ahora dos o tres partidos en esta pista. Me encanta esta pista… Quizá pueda seguir jugando en ella, ¿no? Todavía amo a la Rod Laver…”.

Preguntado por este asunto, Nadal recordó al periodista lo siguiente, sin querer entrar en polémicas pero algo molesto por la dudosa intencionalidad del interlocutor italiano: “Tú, igual que yo, sabemos que hay jugadores que juegan de día y otros de noche. Está la televisión, hay que vender entradas, hay jugadores que han tenido más éxitos que otros; esa es la razón por la que hay jugadores que juegan en prime-time y otros que no. Es fácil de entender. No se trata de que sea justo o injusto…”.

Rafa y la queja contra Wimbledon

Cabe recordar que el pasado mes de julio Nadal vertió una dura crítica contra la organización de Wimbledon. En la última edición del grande británico jugó dos partidos en la central y otros dos en la 1, mientras que Federer intervino siempre en La Catedral. “Sé que alguien tiene que jugar en la central, pero casi siempre son los mismos”, censuró; “un torneo que quiere ser tan tradicional y tan especial debería repartir ese número de partidos en la central, no que jueguen siempre los mismos. Los partidos deberían repartirse mejor”.

El caso es que Federer, por derecho propio y con cinco títulos de Australia en el bolsillo, se ha ganado el ser la excepción aquí o allá, en Wimbledon o en Melbourne. Nadie lo cuestiona, porque Federer bien vale la salvedad, pero está muy claro quién es el amo de la pista estos días en Melbourne Park.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_