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El Alavés agranda la crisis del Sevilla

Inteligente partido del cuadro vasco, que sale del descenso al imponerse a un rival irreconocible y en caída libre

Rafael Pineda
Laguardia consuela a Nolito.
Laguardia consuela a Nolito. CESAR MANSO (AFP)

El Sevilla más caro de la historia se encuentra en caída libre. Con su derrota ante un fogoso Alavés, que realizó un partido muy inteligente, el conjunto andaluz acumula su quinto partido sin conocer el triunfo en la Liga, una mala racha que se llevó por delante a Eduardo Berizzo y que ahora penaliza la figura de Vincenzo Montella, un entrenador que no da con la tecla para levantar el espíritu de un equipo decaído. El Alavés, con mucha pasión y una mejor ocupación de los espacios, se llevó con todo merecimiento un triunfo que le da mucho aire y le saca del descenso. Abelardo le ha dado la vida a un equipo que parecía muerto y que en Mendizorroza es muy competitivo. Acumula ya cinco victorias consecutivas en su estadio.

El Sevilla debe medir bien su crisis, ya que ahora mismo no tiene posibilidad de pelear por la cuarta plaza. Más bien necesita con urgencia un triunfo que le levante la confianza para impedir males mayores, como sería, sin duda, quedarse fuera de Europa con cerca de 200 millones de presupuesto. Especialmente negativo fue el segundo tiempo realizado por el Sevilla, incapaz de tirar a la puerta del Alavés, blando en defensa y con una lentitud impresionante en su juego. Solo se puede apuntar en lo positivo del Sevilla dos ocasiones en el tramo final del encuentro, donde Nolito y Ben Yedder, en un lanzamiento de falta, rozaron el empate. Montella tiene una difícil papeleta por delante, con una eliminatoria de Copa frente al Atlético donde el Sevilla, si sigue así, tienes pocas opciones de pasar. Por el diván de Montella deben pasar futbolistas como Kjaer, Pizarro, Muriel, Navas o Nolito, cuyo rendimiento es desesperante, hasta el punto de que penaliza a un equipo sumido en una profunda despersonalización. El Sevilla ni toca ni muerde ni pelea.

Bien que se aprovechó este estupendo Alavés, que manejó a la perfección sus armas para imponerse con todo merecimiento. Consciente de la debilidad del Sevilla, el conjunto vasco se defendió en la primera mitad y apretó en el inicio de la segunda, acertando en la ocasión de Manu García. Metido atrás luego, el Alavés solventó con eficacia los tímidos y desesperados ataques del Sevilla.

Realmente, no hubo una gran diferencia entre el Alavés y el Sevilla. Que el conjunto vasco esté en puestos de descenso y el andaluz en la zona europea es un hecho que marca la clasificación, algo, no obstante, que apenas se reflejó en la fría tarde vitoriana. Esencialmente porque el Sevilla, destinado a tener la iniciativa por el presunto potencial de su plantilla, apenas dio muestras de fortaleza. Tantos cambios hace Montella que esta vez decidió dejar en el banquillo a uno de sus mejores hombres, N'Zonzi, para formar un equipo algo más defensivo con el doble pivote formado por Geis y Pizarro. Banega, en la mediapunta, apenas recibía el balón, por lo que el Sevilla intentaba competir, pero apenas podía.

El Alavés, intenso pero poco ambicioso, se dejó dominar por el conjunto andaluz en espera de un contragolpe liberador. Abelardo colocó a Guidetti de inicio y a pesar de jugar con dos delanteros su equipo apenas lo intentó en ataque. Resulta complicado analizar la falta de fútbol del Sevilla, perdido en un toque insulso que apenas fructifica en llegada y peligro. Dos disparos lejanos de Banega y Geis fueron todo el bagaje ofensivo del equipo andaluz en la primera mitad. Con Nolito y Banega desconectados y Pizarro perdido, el Sevilla se mostraba incapaz de cambiar de ritmo y forzar a un Alavés cómodo en la parcela defensiva, consciente de que su ocasión le podía llegar ante la inconsistencia de los andaluces. El primer aviso lo dio Guidetti, que aprovechó el nerviosismo de un Kjaer a años luz del futbolista que brilla con la selección de Dinamarca. Al menos mantuvo el tipo para no recibir un gol, algo que ocurrió cuando el Alavés dio un paso adelante en el inicio de la segunda mitad.

El capitán Manu García aprovechó el enésimo regalo de Kjaer, un defensa en horas bajas, y el partido se le puso al Alavés como deseaba. La falta de fútbol y de carácter del Sevilla se hizo patente con el marcador en contra. Lento hasta la extenuación, con los jugadores perdidos en un laberinto mental y físico, el Sevilla dio muestras de una desesperante impotencia. En un arranque de rabia, Nolito y Ben Yedder rozaron el empate. Muy poco para poner en peligro el gran triunfo del Alavés, que sale del descenso, donde entra el Deportivo.

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